Capítulo 34. Decisiones

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Hola chicos \(^o^)/
A que me extrañaban 😄
Aquí les dejo dos capítulos, este me costó mucho trabajo escribir porque me acabo de dar cuenta de que doy vergüenza y pena ajena para escribir ese tipo de escenas en las que ya saben, cuando un chico y una chica 👉👈 y asi, ustedes me entienden.
Y como no pude 😂 pues no es la gran cosa 🙈🙈. Pero espero que aún así les guste 😗😁😄.

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Isabella se encontraba recostada en el pequeño sofá que había a un lado de la puerta. La habitación en la que se encontraban era pequeña, lo suficiente como para que dos personas descansaran por un rato. Sus pensamientos se encontraban en la nada y se sentía en un profundo vacio. El haber encontrado a Trent con Ann le había dejado anonada, jamás imagino encontrárselo por esos lugares y tampoco imaginó que él conocería a la pelirroja que le traía bastantes problemas. Aunque de algo si estaba completamente segura: no quería tener problemas con Todd y que tampoco Trent los tuviera con él. Le quería demasiado como para hacerle tal cosa, era vengativa por supuesto, pero al menos no con él, no con la única persona que había estado con ella por un buen rato.
Aunque sonase raro, Isabella sólo había estado con un hombre en la vida, y ese era Trent. No había tenido otra relación amorosa que no fuese con aquel hombre que siempre le ponía los pelos de punta. Ella nunca se había fijado en ese tipo de cosas estúpidas como el amor, pero desde que apareció Trent las cosas fueron diferentes, su lado vengativo y solitario aun seguía pero combinado con un lado que antes no había experimentado. Tenía la amarga sensación de que todo volvería a ser como antes, obedecer órdenes de Todd sin importar lo que fuera. Olvidarse de su lado romántico que alguna vez salió a la luz y conformarse con la soledad que le rodeaba desde siempre. 
Isabella no tenia familia, sólo había tenido a Todd desde que era una niña y quien a pesar de ser una mala persona, le había ayudado, la había aceptado en su familia junto con su padre, Matheo.
Matheo, el hombre que había levantado toda esa corporación por sí solo. El hombre que había aceptado a Isabella desde niña, el hombre que a pesar de haber tenido una muy mala reputación, se había hecho cargo de una pequeña. Y se preguntaran, ¿qué clase  de persona era Matheo para tener tal fama? Es simple.
Matheo era igual o peor que su propio hijo.
A Matheo no le importaba asesinar a sangre fría, no le importaba ensuciarse las manos y mucho menos cubrir las apariencias.
*Toc toc*
Isabella salió de sus ensoñaciones al escuchar el ruido de la puerta. Se levantó rápidamente y abrió.
– ¿Qué quieres? – preguntó tallándose los ojos.
– Es hora de irnos, la camioneta ya quedó arreglada – dijo Clain.
– Llévatela ahora mismo, antes de que alguien la llegue a ver – ella se hizo a un lado para dejar pasar a Clain. Él obedeció sus órdenes y fue por Ann a la cama donde se encontraba aun durmiendo por el sedante que le había administrado la rubia.
– ¿Es normal que siga durmiendo? – preguntó preocupado Clain.
– Si, con el tranquilizante que le di, no me extrañaría que se quedara así por varios días. Estaba muy alterada y era necesario, de lo contrario se hubiese puesto peor. De todas formas ya no hizo falta usar el cloroformo – rió ella.
– ¿Qué pasará con su familia? – volvió a preguntar el hombre.
– ¿Qué va a pasar de qué? No tiene que pasar nada. Nadie se tiene porque enterar. Todo seguirá como lo planeamos y ella se irá con nosotros. Volverá a ser como antes, y su familia…  – se quedo callada por unos segundos. –  Su familia me importan un comino. Tal vez antes pudieron quitárnosla, pero ahora no lo harán, ni siquiera Trent – dijo con una mirada sombría.
– ¿Y si el llega a decir algo? – coloco a Ann sobre su hombro como si fuese un saco de papas.
– No va a decir nada. No le conviene y si no, ya me encargare yo de mantenerle la boca cerrada.
***
Al llegar a las instalaciones, bajaron a Ann rápidamente. Clain la llevó a un cuarto que ya estaba preparado especialmente para ella mientras que Isabella le seguía para asegurarse que no hubiese inconvenientes. Aun se encontraba oscuro por lo que Todd debía de seguir en la cama y había dos guardias en la entrada.
– ¿Donde está Víctor?—preguntó Isabella. Era el guardia principal que se encargaba de cuidar la entrada.
– Fue a hacer unas cosas, no tarda señorita – dijo un poco nervioso el joven que se encontraba cuidando la entrada.
– No me interesa si fue a hacer cosas, ¿por qué no está aquí ese idiota? – dijo de una manera muy brusca. – Se supone que es su trabajo, no el tuyo. ¡Ahora ve a buscarlo porque lo necesito ya! – le gritó y el joven fue rápido en su búsqueda. – ¡Y tú! – Se dirigió al otro guardia – Deja de estar holgazaneando y ponte a trabajar que para eso se te paga – le ordenó con desprecio y entró a la casa.
Clain salió de un pasillo y fue hacia Isabella—Ya quedo.
— ¿La amarraste?
—Sí, le puse las esposas.
—Bien, tu trabajo aquí ha terminado. Puedes irte—Isabella se dirigió a el cuarto donde Ann se encontraba. Quería estar presente para cuando ella despertara. Quería ver la cara de sorpresa que pondría al descubrir el lugar donde ahora volvería a ser su nuevo hogar.
Se acercó a la orilla y comenzó a jugar con su cabello suavemente como si se tratase de una niña pequeña.
<<Tarde o temprano tenías que regresar aquí y ahora nadie te alejara de nosotros>>.
Le dio un beso en la frente y se alejo de allí.  Fue a su cuarto para poder quitarse la ropa que traía y ponerse algo mas cómodo, pero cuando entró se llevo una, no muy grata, sorpresa.
— ¿Qué haces tú aquí? Te dije que no quería verte y que te mantuvieras alejado. Ahora atente a las consecuencias—gruñó Isabella. Trent se encontraba en medio de la habitación mirándola fijamente.
—Por favor tienes que escucharme—le suplicó.
—No lo pienso hacer mentiroso, vete ahora mismo si no quieres que te eche de cabeza—abrió la puerta para que Trent se marchara, pero él no lo hizo y siguió allí parado.
—Como quieras, tendré que hacerlo de mala manera—justo cuando Isabella iba a salir de la habitación, Trent la tomó de la muñeca y sin pensarlo dos veces la besó. Ella se resistió en un principio pero Trent la había agarrado con más fuerza haciendo que perdiera el control sobre sí misma. Aunque no solo ella lo perdió, él ahora estaba hecho una fiera, una mano le apretaba su cadera mientras que con la otra le quitaba su blusa y la hacía a un lado. Isabella no podía soltarlo, estaba tan unida a él que ya no podía. Y Trent sólo pensaba en poder tenerla dentro de él.
En ese momento, todo lo que había pasado anteriormente no existía, solo un fuego abrazador entre ellos y un deseo que los unía en aquel momento.
El gruñía por tenerla y ella solo jadeaba con cada movimiento y caricia que ese hombre le hacía. Trent la quería y ella a él. Ninguno sabía si era amor lo que sentían. Trent en el fondo no podía compararla con Yanis. Una era maldad y la otra dulzura. Una sin remordimientos y la otra se carcomía por dentro de solo pensar que estaba arruinando una familia que ya estaba destruida desde hace ya tiempo. Tan diferentes las dos y él solo podía escoger a una y por supuesto que lo haría, pues su elección ya estaba hecha y esa noche sería la última que pasaría con Isabella.

Secretos dentro de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora