Capítulo 25: ¡Gracias por amarme!

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PETTER

Esto ya me comenzaba a desesperar, definitivamente voy a matar a Sebastián en cuanto lo vea. Se suponía que sólo iba a ir por algunas botellas de té, pero hace más de media hora que se fue por ellas y aún no ha regresado.

Me encontraba en su habitación intentando ver qué encontraba para poder distraerme un poco. Era una ventaja que su habitación fuese individual y por ende no la tiene que compartir con nadie, pero no había nada que me llamara la atención como para poder matar el tiempo en lo que ese imbécil vuelve.

¡Maldito Sebastián!

──¡Petter! ──la puerta se abrió de pronto──. ¡Perdona! ¡Estaba un poco llena la cafetería!

Lo miré mal, algo en su respuesta me indicaba que me estaba mintiendo, pero no tenía ánimos de ponerme a discutir. Estuve aguantando más de treinta minutos por una jodida botella de té y ya me encontraba demasiado sediento.

──¡Dámela! ──en el momento en que se acercó un poco hacia mí, le quité una de las botellas que traía en la mano──. ¡Quiero ver la película! ¡Ponla! ──le exigí.

Abrí la botella de té para darle un sorbo. Sebastián dejó la otra botella en la cama, para luego colocarse justo a mi lado y de esa forma poder pasar uno de sus brazos por mis hombros.

──¿Por qué estás tan molesto? Dime ──colocó un beso en mi mejilla

Sentía tanta vergüenza que quería morirme. Podemos tener más confianza que antes, pero aún me sorprende lo fácil que se le hace avergonzarme hasta el punto de hacerme enrojecer como un jodido tomate.

──¡Tuve que esperar mucho a que llegaras! ──dije con un tono muy bajito.

──Perdóname ──recostó su cabeza en mi hombro──, tenía que hacer algo antes de traerte tu botella, me disculpo ──empezó a sobarse contra mi hombro como si fuese un gato.

¡Joder! Esto... esto es demasiado para mí, se ve tan tierno haciendo ese puchero.

──Ya, está bien, veamos la película ──traté de ignorar la situación, pero Sebastián estaba siendo tan adorable que en verdad se me estaba dificultando el hecho de controlar los impulsos y evitar comérmelo a besos──. Sebas, veamos la película ──susurré ya con algo de dificultad ya que en verdad era demasiado lindo para la vida.

──¡Gracias por amarme, Petter! ──susurró──. ¡Eres lo mejor que le haya podido pasar a mi vida!

Fue en ese instante cuando ya no pude más. Arrojé al rubio a la cama para seguido de eso colocarme encima suyo y darle el beso que tanto quise reprimir, pero no se puede así, cuando alguien actúa de una forma tan linda como él lo ha hecho, es imposible controlar los impulsos.

Besé sus labios con fiereza, no estaba yendo nada suave, pero de verdad eso era lo que quería, que mi beso fuese agresivo. Sentí las manos del rubio colocarse por encima de mi cadera, a la vez que subían por mi espalda y luego volvían a mi cadera, como si estuviese dándome un suave masaje.

──Petter ──llamó de pronto en un instante en que nuestros labios se despegaron──, me preguntaba si tú y yo... bueno

Comprendí a la perfección lo que me quería decir, pero tenía tanto miedo y a la vez tantas ganas que no sabía qué hacer.

──¡M-me da un poco de nervios, Sebas! ──admití, sintiendo la cara tan caliente por lo vergonzoso que era para mí admitir algo así.

──Petter ──tomó con una de sus manos mi mejilla a la vez que la acariciaba un poco──, soy yo, te quiero, no te haré daño. Lo prometo ──estampó un corto beso en mis labios.

¿No te doy Miedo? (M#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora