THIAGO
──Debo decir que el parecido es impresionante ──mencionaba Sebastián a la vez que quitaba su vista de mi rostro y la posaba de vuelta a la de... él.
Luego de que se nos pasara el shock que tuvimos por ver quién era el psicópata ──y ahora mi padre──, teníamos que hacer algo para cerciorarnos de que su salud se encontrara bien, por lo que tomamos la decisión de ir hasta enfermería para poder estabilizarlo. Debido a la hora y a la circunstancia en la que nos encontrábamos, la mejor de las opciones era ir con Sebastián para que nos ayudara.
Las preguntas se formulaban en mi cabeza de una manera impresionante. Él desde un principio quiso protegerme, pero ahora la pregunta es... ¿De qué? ¿De los Shatistas? ¿O de otra cosa? ¿De ese algo que mi abuela veía venir?... ¿Por qué me abandonó cuando era un niño? ¿Por qué hasta ahora se vuelve a aparecer?
──¿Sabes qué le inyectaron? ──preguntaba David, el cual se había mantenido a mi lado en todo momento.
Sebastián se quedó analizando el cuello de mi padre, y aunque era raro decirlo, eso es lo que es. Con sus dedos terminó de tocar la zona en donde esa pequeña flecha había impactado.
──Es una especie de paralizante muscular, nada serio, pero le tomará un rato el poder despertar. Ya le he puesto un neutralizante para que los efectos de esa sustancia dejen de afectarlo.
──¡N-no lo entiendo! ¡¿Por qué ahora se aparece?! ──murmuré para mí mismo, aunque el tono de voz que usé fue lo suficientemente alto como para que David y Sebastián me escucharan.
──Miku y yo les advertimos. Ellos los quieren y en esta ocasión, ustedes mismos han confirmado lo que ya sabíamos. No sé para qué exactamente les sean útiles, pero todo está más que planeado ──finalizó el rubio.
──Sigo sin ver el sentido de todo lo que dices. ¿Por qué somos tan importantes? ¿Qué hay en nosotros que ellos necesitan? ──interrogaba David.
──Como he dicho, no tengo una respuesta clara para todas esas incógnitas, pero ya lo vieron. Deben ser más cuidadosos ya que no sabemos qué se traen en manos y, mucho menos, cuándo es que sucederá... Deben tener los ojos bien abiertos ante cualquier cosa fuera de lo normal que percaten. ¡No deben permitir que los tomen por sorpresa!
Seguido de su advertencia, Sebas se retiró de la habitación, muy posiblemente para tomar rumbo hacia la zona de la recepción. Quedamos solo David, yo y... él.
──¿Qué quieres hacer? ──me preguntó el ojiazul en lo que se terminaba de acercar del todo a la silla en la que ahora me encontraba.
──Quiero esperar a que despierte... Tengo muchas preguntas que hacerle. Él puede ser clave en ayudarnos con respecto a toda esta situación ──me le quedé viendo a mi padre por unos instantes.
──Está bien, si quieres puedo estar contigo en el momento en que hables con él ──colocó su mano por sobre mi cabello──. Debo irme un momento donde Mario para recoger mi laptop. Después iré a la habitación y te traeré una de tus chaquetas, ya que sin importar lo adorable que te ves con la mía, en verdad te queda muy grande en ese cuerpo tan delgado ──se burló.
Iba a darle un buen guantazo por estar de imbécil, pero cuando iba a tomar cartas en el asunto, se inclinó un poco con el fin de colocar un beso en mi frente.
──¡Tonto! ──dije rojo hasta las orejas.
──¡Volveré pronto! ──me indicó en lo que se dirigía hacia la puerta de salida.
Tomó de la manecilla para salir, pero antes de abrir, lanzó un beso al aire con una expresión algo coqueta. Luego abrió y por consiguiente salió.
ESTÁS LEYENDO
¿No te doy Miedo? (M#1)
Mystery / Thriller(BORRADOR) Al recibir la noticia de haber sido admitido en la universidad de sus sueños, Thiago, un chico solitario, de penetrantes ojos rojo carmín, muy aplicado y además misterioso, deberá irse hasta la ciudad de Londres para poder empezar una vid...