¿No te doy Miedo? (M#1)

Epílogo: Sin miedo a nada

A veces en la vida no sabes con qué te vas a topar, ni mucho menos cómo tú lo vas a sobrellevar. Nunca sabes de quién te enamorarás, es difícil explicar todo. La perdida no se supera del todo, siempre queda una huella que nunca se borrará, una huella que te recordará ese dolor durante todos los días de tu vida. Eso me ha sucedido, la perdida la he superado, pero siempre está ese doloroso recuerdo de desolación; porque perderlo fue lo más difícil que experimenté. Ya ahora que he seguido adelante, he intentado olvidarlo, superarlo, conseguir dejar atrás esa marca tan dolorosa que me ha dejado, pero aunque cada día lo intento, no es fácil, y no será fácil.

──¡Más te vale mover esa caja que se nos hace tarde, idiota!

Me volteè un poco de donde me encontraba.

──¡Eres tan malo conmigo! ──le reproché.

──No lo soy, pero te dije que me ayudases con las cajas y tú sigues ahí sin hacer nada. Muévete que mi madre nos espera para la cena y nos matará si llegamos tarde.

Justo cuando se daba la vuelta para llevar otra de las cajas, me dirigí rápidamente a abrazarle por la espalda, causando que dejase caer la caja que llevaba en sus manos; por lo menos lo único que llevaba allí eran prendas de ropa así que nada se podía romper.

──Te amo, Thiago ──le mordí su lóbulo a la vez que notaba un forcejeo por parte suya debido a mi agarre.

──¡Deja de molestar, tonto! ──dejó de forcejear, y eso solo significaba una cosa, había logrado sonrojarlo y ya su cuerpo le impedía responder correctamente debido a mi contacto.

──¡No puedo creer que ya te hayas graduado de la universidad! ¡Mi pequeño mocoso ha crecido tan rápido! ──me burlé, acción por la cual volvió a forcejear.

──¡Te odio!

──No sabes lo mucho que agradezco de tenerte a mi lado. Lo apreciaba antes de... eso, y bueno, ahora lo aprecio mucho más.

──Te he dicho que no te culpes por lo que pasó, no fue tu responsabilidad. Estoy bien, tonto...

Ese hecho es algo que no me creo hasta el día de hoy, cuatro años después de haber salido de aquella montaña luego de que la liberación de auras ocurriese. Recuerdo haber llevado a Thiago en mi espalda, iba algo desconcertado pero al menos sabía qué es lo que pasaba, o al menos tenía una idea muy leve de ello, pero lo que me importa es que regresó. Nunca pensé sentirme tan mal en mi vida, verlo fallecer antes mis ojos fue la peor sensación que jamás había sentido.

Luego de haber regresado a la zona de la universidad, todos parecían extraviados de la realidad, y tal vez ese fue otro de las cosas que nos dio Set. Nadie aparte de Miku, Sebastián, Thiago, Xion, mi padre y yo, recordaba lo que había pasado. Yuya, Eduardo, Mario, Zafira y Petter tenían solo el recuerdo de lo que había pasado antes de que empezase todo ese desastre; nadie recordaba la barrera, las bombas, las auras, los Shatistas, nada. Creo que eso era lo mejor, después de todo, algo así sería un escándalo mediático. Mejor que solo nosotros tuviésemos un recuerdo, un recuerdo que creo que hablaría por todos cuando digo que lo mejor sería solo dejarlo atrás.

Intentar dejar todo eso de lado no fue sencillo, pero no había otra opción. Ver a Thiago me hacía revivir lo que sucedió en Delivist, pero a la vez me daba más ansias de estar a su lado y apoyarlo en todo lo que fuese necesario. Poco a poco se recuperó de todo, ahora con sus ojos verdes se veía más hermoso que antes. Cada día le quería más. Algún día volveríamos a separarnos, y esta vez de manera permanente por la naturaleza humana, pero hasta entonces haría lo que fuese necesario para verlo feliz.

Los meses pasaron y todo volvía a la normalidad, ya todo por fin había terminado; ya no más terror, ni muertes, ni desapariciones. Delivist ya no tenía esa aura pesada que le perteneció por tanto tiempo, ya no más Shatistas, ni suicidios; ahora ese lugar emanaba una paz enorme para todo aquel que lo pisase.