Capítulo 2: Problema de ojos azules

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Quedé sin palabras al ver quién es el que está en la puerta, no es nada más y nada menos que el soquete con el que choqué hace tan solo unos minutos. Y esto confirmaba una cosa, mi racha de buena suerte del día de hoy ha culminado, y lo ha hecho de la peor forma. Lo observé por unos instantes, es muy intimidante, sin mencionar que algo en él me es sospechoso, algo tiene que no encaja para mí, y me estoy sintiendo verdaderamente incómodo con su presencia. Siento que el estómago se me revuelve, me cuesta concentrarme en la realidad.

—¿Qué haces aquí?... Oh espera, no me digas... ¿Thiago Khazeda?... Vaya coincidencia.

¿Qué es esta extraña sensación que me invade?... Me siento muy extraño, necesito que se mantenga lejos de mí, no quiero que se me acerque. Nunca había sentido algo como lo que me está invadiendo el cuerpo, se siente como, como si él, como si el tuviese una extraña energía que emana por toda su anatomía. Una especie de corriente me invade las venas de todo mi cuerpo, no puedo detener este sentimiento.

—S-sí —le respondí. Intento actuar tan normal como me es posible. Me siento tan perturbado por su presencia, deseo salir corriendo de aquí, pero no quiero quedar como un anormal, así que aun cuando me fuese difícil, no abandonaré la habitación.

—Bueno, eso quiere decir que a partir de ahora eres mi compañero. Mi nombre es David Roller. Se suponía que tendría una habitación para mí solo, pero Kea —la orientadora— me dijo que la compartiría con un tal Thiago. Me dijo que fuiste uno de los niños becados, que eres un nerd y por eso lograste entrar —comentó recalcando la parte de niños becados.

¿Cuál es su problema con que sea becado?... Arrogante de mierda, no sólo me hace sentir incómodo con su presencia, sino que también lo hace con lo que dice. Esto será una basura de ahora en adelante. Mi vida se ha convertido en una pesadilla, y apenas es el primer día.

—¡Que te jodan!... al menos no soy un idiota descerebrado como tú —lo encaré, me miraba con burla, parece divertirle la situación.

No me siento bien, no quiero ser su compañero.

—Prefiero ser un idiota descerebrado a ser un nerd perdedor como tú.

Diablos, sino fuera tan grande el muy imbécil, lo golpearía... Vaya mierda de persona con la que tendré que compartir habitación, me pregunto si es posible hacer un cambio de dormitorio, espero que sí.

—¡Ahg!... No puedo creer que tendré que compartir habitación con un tipo como tú.

En cualquier momento me saldría humo de la cabeza, mientras que él sólo me seguía observando con la misma estúpida expresión que tenía desde que entró a la habitación.

—Esto no me alegra más que a ti, pero si vamos a ser compañeros de habitación, tendremos que llevarnos bien, o al menos no odiarnos a muerte. Cambiar de habitación es algo complicado, y estaremos juntos hasta que alguno de los dos se gradúe.

Suspiré resignado. No tengo opción, es verdad lo que él dijo. Solté un suspiro nuevamente, y es que, por lo visto, no hay nada que pueda hacer, deberé de llevarme bien con él sí o sí.

—Sí... creo que tienes toda la razón —solté con disgusto mientras observaba hacia el suelo, de esa forma evitaba el tener que verle a los ojos.

—Como te dije, amigo, esto tampoco me enloquece de felicidad, pero será lo mejor si no quieres empezar la tercera guerra mundial, sólo te lo digo porque tú serías el gran perdedor —el pelinegro colocó el equipaje en el suelo y se recostó en su cama.

Tener que llevarme bien con este sujeto, en definitiva, será un desafío, y espero poder lidiar con ello de la mejor forma.

—Cómo digas —finalicé.

¿No te doy Miedo? (M#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora