──Kea ──decía el ojiazul sin poder creerse lo que había escuchado hace tan solo unos instantes.
──Créeme que no es por ti, David, es por la necesidad, la necesidad de acabar con todo esto de una buena vez ──dos lágrimas volvieron a caer de cada uno de sus ojos──. No pienses que disfrutamos de hacer esto, matar a tantos infelices es algo que ya nos tiene cansados. Esta barrera hacía gran parte del trabajo, pero aun así no era suficiente, necesitábamos poner de nuestra parte si es que queríamos que esto funcionase... y ya estamos cansados, deteriorados de hacer esto, ya no podemos, y tú y Thiago son la solución, la clave para que nuestra inmortalidad se lleve a cabo, la clave de la vida eterna ──se quedó mirando al vacío como si estuviese analizando algo en su cabeza.
──Pero, Kea... No me tienes que dañar a mí ni a Thiago, puedes parar esta locura, no tienes que dañar a más personas ──le decía el ojiazul──. ¿De qué te va a servir tener la clave de la inmortalidad si tendrás que cargar para siempre con ese peso en tus hombros?... Piénsalo, todas esas vidas y además la mía y la de... ──las lágrimas cayeron de los ojos del pelinegro con solo el hecho de pensar en lo que completaba su frase... la posibilidad de perder su vida, pero también la de la persona que desde un principio estaba destinada a acompañarle, la persona con la que debía estar para siempre, esa persona que era la que más amaba.
──Ya no hay vuelta atrás, David ──le miró con una expresión totalmente seria──. Lo lamento
La chica levanto su mano a la vez que con ella parecía inmovilizar al ojiazul, le inmovilizaba con una fuerza que no se podía ver, pero que en definitiva le estaba haciendo efecto a su cuerpo. Los ojos de la chica se estaban transformando; la pupila ahora se encontraba de un color ojo carmín intenso, mientras que la parte blanca de éstos adoptaba un penetrante color negro.
──Kea ──la voz de David sonaba aterrada.
──Lo lamento, pero... debes morir ──dijo como si nada.
──¡N-no, no me mates! ¡Por favor! ──le suplicó tanto como pudo debido a que en sus ojos estaba impregnado el miedo.
──No, yo no lo haré... Thiago será quien te mate, solo de esa forma el ciclo de unión entre ustedes dos estará finalmente roto y su energía podrá ser liberada.
──¡No lo permitiré! ──resonó la voz de Eitel.
De inmediato los otros Shatistas que se habían aparecido anteriormente, impidieron su paso al igual que impedían el paso del chico rubio y la chica de los mechones rosados. Los ojos de los Shatistas ahora se hallaban iguales a los de Kea, y con solo su mirada habían hecho algo que parecía de locos.
──¡N-no puedo moverme! ──dijo Sebastián.
──Yo tampoco ──corroboró Miku.
──¡Maldición! ¡Deja a mi hijo en paz! ¡Maldita zorra! ──le gritó Eitel a la vez que forcejaba con el fin de liberarse, pero lo único que podían mover era su cabeza, después de eso, todo su cuerpo se había quedado como el de una estatua.
Por otro lado de la situación, Xion aun se hallaba al borde del acantilado sin poder moverse de igual forma que los demás, tampoco de su boca salía ni una sola palabra, y era comprensible teniendo en cuenta que esa gran caída se hallaba a sus espaldas. Thiago seguía con su mano en dirección de su padre sin moverse ni un poco, su expresión era seria y parecía estar cargada de puro odio, un odio aparente que no sentía, pero que algo por supuesto le estaba incitando a sentir.
──Thiago, ahora ──le dijo Kea, a lo que por supuesto asintió pero no con su verdadera naturaleza, sino más bien con la de Set.
Thiago al escuchar esas palabras reaccionó y con un leve movimiento de su mano, hizo que su padre se impulsase hacia atrás por el acantilado, haciendo que éste cayese en picada a la vez que se oía un enorme grito por su parte.
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¿No te doy Miedo? (M#1)
Mystery / Thriller(BORRADOR) Al recibir la noticia de haber sido admitido en la universidad de sus sueños, Thiago, un chico solitario, de penetrantes ojos rojo carmín, muy aplicado y además misterioso, deberá irse hasta la ciudad de Londres para poder empezar una vid...