-¿Estás segura que no te quieres venir?- Inquirió Daniela mirando a Desiré, la cuál estaba terminando de colocarse sus botas barrones con un tacón de diez centímetros.
-Por favor, Desiré. Vente conmigo. No me dejes con el marrón de Adam y Berto.
-Lo siento chicas, prometí a Ángel que estaría en el hospital para darle apoyo por lo de su familiar.- No era del todo cierto, pero la parte más importante sí que lo era. Había prometido a Ángel que iría a visitarlo todas las tardes, y así lo haría.- Además, estarán Daniela y Félix también.
-Pues por eso mismo. Daniela y Félix estarán juntos y yo pasó de estar de portavelas con de ellos dos mientras tengo que sentirme violenta ante la situación de estar con los dos chicos que quiero...
-Joder Diana... Ahora me siento mal...- Desiré se mantuvo en silencio, pensativa.- Sí quieres... puedo llamar a Ángel y decirle que me retrasaré una horita.
-No, no... No importa, me quedó en el internado y ya está.
-Tía no seas idiota. Adam y Berto nos están esperando. Además, también estará un tal Rubén ¿no? Así que la situación no será tan incómoda como te lo pintas.
-Rubén tiene cinco años, Daniela. No jodas.
-Bueno pues... Haces de canguro de Rubén y Valeria mientras yo me lo montó con Félix. Listo todo solucionado, nos vemos luego Desiré.- Daniela agarró a Diana de la muñeca y la estiró con energía en contra de su voluntad hacía fuera del vestuario dónde Félix las estaba esperando para ir al coche dónde Berto ya estaba montado para ir a patinar sobre hielo.
Desiré escuchaba como Daniela le gritaba a Félix que la ayudase a llevarla hasta el coche, y después un conjunto de risas Hasta que finalmente un silencio que hacía pitar los oídos de la chica.
La joven de ojos esmeraldas se colocó en frente del espejo y terminó de retocarse con un poco de sombra de ojos negra, lineador de ojos, rímel y un poco de pintalabios rojo en los labios. Había pasado un día bastante completo. Sol solamente le había estado molestando con pequeños detalles constantemente durante toda la mañana, había tenido que estar animando a su amiga Diana y aguantando las quejas de Daniela sobre Félix y lo terco que es por algo que no había concretado.
Y también estaba el tema de su ropa. ¿Cómo era posible que no le cabía? La semana pasada el uniforme le iba fenomenal y este conjunto se lo puso el mes pasado y le encajaba a la perfección. Quizá era la falta de sueño y de lo poco que había comido durante el día. No es que no tuviera hambre, notaba su estómago vacío, pero algo le decía que no debía de comer, una vocecilla interna que se parecía mucho a la de Sol.
<<Mírate, nena. Has engordado este último mes, reconócelo. Volver a recaer en la depresión por culpa de Kevin solamente ha hecho que te quedarás durante días en la cama, zampando comida basura y lamentándote por no ser la más bonitas de todas. Y tu querido Ángel... tu ángel protector. Este último mes habéis tenido demasiados enfrentamientos por lo de tu violación y la recaída de Ángel con su alcoholismo. Pero en cuanto él vaya recuperándose y te vuelva a mirar, se dará cuenta que te has abandonado.>>
<<Yo no me he abandonado. No he comido nada que no debía.>> Reprochó Desiré a su maldita voz lava-cerebros.
<<Ya ¿Es que acaso has olvidado el paquete de galletas Príncipe que te comiste ayer por la noche cuando llegaste del hospital? ¿O el helado de chocolate que comiste cuando te enteraste que Sol era hija de de Ángel? ¿O cuando volviste del hospital público después del día que a Ángel se sacudiera en el suelo y te cenaste medio pastel Royal recubierto de virutas de chocolate? Quizá ya no te derrumbarás en tu cama y te pases días llorando, pero al menos cuando hacías eso no te zampabas media cocina del Internado.>>