Capítulo 26: Un comienzo y un clásico

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-Creo que tendremos que dejar el sexo para otra noche.

-Tranquila, lo entiendo. Ellas te necesitan.

-Ya, pero también me necesitas tu...

-Ey...- Félix cogió el rostro de Daniela y lo alzó para que sus miradas se cruzaran.- No eres ningún tipo de heroína, Dani. No puedes dividirte como en tres Danielas por dos motivos: Uno porqué sería el apocalipsis.- La muchacha no pudo evitar soltar una carcajada y pegarle un puñetazo en el brazo.- Y la otra porqué tu fuerza dividida entre tres no es la misma que una sola Daniela con toda su vivacidad ¿lo entiendes, no?

-Pues, quédate.

-¿Quedarme...?- Félix frunció el ceño.- No creo que sea buena idea. Diana y Desiré querrán hablar de sus problemas tranquilamente contigo, y no creo que quieran que yo lo escuche.

-¿Quieres que nos juguemos algo a que sí que te dejan quedarte?

-A ver, Diana y Desiré no son como tú. Ella no me echarían de su cuarto porqué les han enseñado una educación, no como a ti.- Daniela volvió a pegarle otro puñetazo, en el mismo brazo y en la misma zona.- ¿Intentas hacerme un morado?

-Te lo están ganando tú a pulso.- Daniela cogió la muñeca de Félix y abrió la puerta.- Haces la cama durante dos semanas tu solito sí te quedas ¿Hecho?

-Y sí no la harás tu durante un mes.

-Eso no vale.

-Ya has puesto tus condiciones o lo aceptas, o lo dejas.- Daniela se lo quedó mirando durante un instante y después rodó sus ojos. Empujando a Félix al interior de la habitación y cerrando la puerta tras su espalda.

-Vale chicas.- Daniela se acercó a la cama de Desiré, las cuales sus dos amigas estaban sentadas en ellas rodeadas de paquetes de pañuelos.- He traído rollos de papel higiénico y también he robado chocolate de la cocina del Internado para que esto se nos haga menos amargo.- La chica de cabellos dorados dejó todo eso entre las piernas de sus amigas, encima de la cama y después alcanzó dos sillas que las colocó enfrente de ellas.- Ven, Félix. Siéntate a mi lado.- El chico vaciló, pero cualquiera discutía con Daniela.- A ver chicas, esta vez va a ser un poco diferente nuestras sesiones de terapia. Comeremos chocolate hasta empacharnos, llorareis todo lo que tengáis que llorar, pero está vez, tendremos una opinión objetiva que será Félix ¿Vale?

-Diana... Yo...- La muchacha de cabellos rojizos había cogido una barrita de chocolate con leche.- Quiero hablar sobre Adam y Berto... Y no sé sí es buena idea que Félix este delante. No te lo tomas a mal, Félix. Por favor. No es nada personal. Te lo prometo.

-Tranquila, lo sé. Pero en mi defensa puedo decir que si me permitís que me quede en una de vuestras... ¿Terapias, así lo decís, no?- Félix miró a Daniela, y ella asintió. Después volvió a mirar a Desiré, pero sobre a Diana.- Prometo que no intervendré a no ser que me pidáis opinión objetiva y que digáis lo que digáis, nada saldrá de mi boca. Por muy unido que este a Adam, esto quedará entre nosotros. Soy un hombre de palabra.

Delante de las palabras de Félix, Diana se mostró confusa, vacilante. Quería confiar en ese chico, pero era difícil. Adam era su primo y eso lo complicaba todo.

-Por mi puedes quedarte, Félix.- Dijo Desiré mientras cogía otro pañuelo para sonarse la nariz. El chico asintió con su cabeza y le mostró una cordial sonrisa, haciendo también mostrar un levantamiento de labios precioso también a Daniela.

-Escucha Diana.- Daniela cogió la mano de Félix y la entrelazó con la suya.- Vuestros problemas son mis problemas. Los problemas de Félix son mis problemas, al igual que mis problemas son vuestros problemas y los de Félix también. Vosotras me conocéis. Sabéis que he estado con... varios chicos, y que nunca he confiado en ellos. Solo los utilizaba para lo que me interesaba y después cuando me cansaba de ellos los tiraba como muñecos viejos.- Daniela notó como la mano de Félix se había tensado bajo la suya, percibiendo los celos que lo estaban consumiendo.- Pero Félix es distinto en todos los sentidos. Estoy... estoy completamente enamorada de él.- Daniela percibió la mirada de Félix sobre su cuerpo, pero ella seguía mirando a sus amigas. Y también observó unas ligeras sonrisas por parte de ellas.- Con los demás chicos no tenía motivos para no confiar en ellos, y no confiaba. Y con Félix, tengo muchos motivos para no confiar en él, pero.- Daniela alzó su mirada y se cruzó con un chocolate intenso.- Pero confió plenamente en él. - Después volvió a mirar a Diana.- No dejaría que él se quedará aquí sí supiera que pudiese perjudicarte, Diana. Solo quiero lo mejor para vosotras.

Perdona pero, te vas a enamorar de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora