CAPÍTULO 3

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-Por favor, no me hagas daño.-El miedo era notable en mi voz.

-Y si lo hago, ¿Qué? Solo eres una pequeñaja.-Una carcajada brotó de su garganta.- Además, lo que te haré te gustará...-Se acercó peligrosamente.

-¡No! Por favor. ¡No!-Las lágrimas brotaron solas de mis ojos.- ¿Quién eres? ¿Por qué me quieres destrozar la vida para siempre?

Desperté sudorosa y sobresaltada, mi corazón latía demasiado rápido y las lágrimas deslizaban por mis mejillas sin parar.

Otra vez ese sueño, que me conducía a tener miedo de cualquiera que se acercara a mi más de lo suficiente.

Mi padre se encontraba fuera de la casa, así que supuse que aún no era hora de visitar a Bárbara. Esperaba que fuera amable como Megan y no seria y regañona. Odiaba tener que contarle las cosas a una persona que solo sabía regañar.

Revise los varios mensajes que me habían dejado mis amigas mientras trataba de relajarme y volver a la realidad, pero, vi un mensaje que hizo que mi corazón se hiciera añicos por segundos.

-Danielle, lo siento, las relaciones a distancia no funcionan, son complicadas y... no sé, creo que esto acaba aquí. Debo decirte que ahora estoy con Ainara, sé que te duele, porque es tu mejor amiga, pero lo siento. Sam se enfadó conmigo, pero no hay vuelta atrás, la decisión está tomada, te dejo.

Todas y cada una de las palabras que había dicho se repetían una y otra vez en mi mente. ¿Cómo pudo hacerme eso? ¿Cómo pudieron hacerme eso?

Me había quedado sin novio, mi mejor amiga me había traicionado, al igual que él y no había razones para hacerlo, no las tenían.

Empecé a llorar sin consuelo, las lágrimas salían solas y no había nada que las pudiera parar.

Entonces fue cuando pensé, todo tendría una explicación ¿O no? Alex nunca fue así, siempre fue una persona que conservaba su dignidad por encima de cualquier tontería, no creía que hubiera hecho eso a propósito, ¿O sí?

Una voz en mi ventana detuvo mi llanto descontrolado.

-¿Por qué lloras tanto?-El chico rubio de enfrente parecía preocupado por mí.

-Nada tranquilo, no es nada...-Respondí secándome las lágrimas y haciendo una mueca algo rara.

-Por nada no se llora.

-Verás, es algo complicado...-Suspiré.- Me acabo de mudar, esto es una ciudad grande comparada con el pueblucho en el que yo vivía anteriormente. No tengo amigos, los amigos que tenía los perdí y todo por culpa de tener novio, al que también perdí...

-Pues si que tienes motivos para llorar... Pero hay que ser fuerte y enfrentar los problemas como Dios manda.-Sonreí.- Por cierto, mi nombre es Cameron Adamson y a mí no me importaría ser tu amigo.

-Soy Danielle Beckett encantada, y tampoco me importaría ser tu amiga...-Sonreí.

Una pequeña vocecita proveniente de la casa de Cameron empezó a gritar su nombre. Justo entonces, una niña de unos seis años apareció en la ventana de mi nuevo amigo.

-¿Qué quieres ahora Noa?-En su voz estaba claro el cansancio.

La pequeña Noa Adamson era una niña que parecía ser de porcelana, era preciosa. Sus ojos azules, al igual que los de su hermano Cameron, y unos cabellos dorados que le llegan por la cintura.

-Mamá nos ha traído la película del poni, vamos a verla los dos, ¡Venga!-Dijo la pequeña tirándole del brazo.

-Ya voy Noa, espera un momento, adiós Danielle.-Dijo como pudo cuando su hermana le arrastraba al exterior de la habitación.

Me volví a sentar en la cama, en la cual minutos antes había estado llorando por un imbécil que no vale la pena... Pero para mí había sido y será siempre mucho más que eso.

-Cariño.-La voz de mi padre interrumpió mis pensamientos.- Prepárate, que ya vamos a salir a la consulta de Bárbara.-Asentí.

Observé mi armario y de él saqué unos pantalones largos vaqueros ajustados, una sudadera blanca con letras negras y mis vans blancas. Por último me vestí y me peiné.

-Ya estoy lista.-Anuncié bajando las escaleras.- ¿Nos vamos?

Mi padre asintió sonriente y puso rumbo a la consulta de mi nueva psicóloga.

Ni una lágrima más. {Dreams1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora