Capítulo 2.

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Mi pulso aumenta y mi respiración se agitó enseguida. ¿Cómo diablos me dejara en manos de este hombre? Era el hombre más rico de Malibú, reconocido por sus grandiosos inventos y venta de explosivos... quiero decir que esto no parece nada seguro.

—No! No creo que este bien. Padre, yo! me se cuidar sola. —discuto con el.

—Claro! Las fotografías me lo dicen. —su tono es sarcástico.

Estaba por preguntarle sobre las fotos ¿de que hablaba? ¿Fotos?... Ana nunca había mencionado nada de fotografías. Pero entonces mi angustia fue interrumpida por oír la puerta sonar de dos toques.

—¿Señor Stone? Su siguiente cita esta aquí... —le llama la recepcionista desde la puerta. Sin dar ni un solo paso dentro.

—Si, gracias. —dice mientras se ponía de pie.

La puerta se cierra y él en cambio no nos dirige una palabra. Antes de que mi padre se marchase traté de detenerlo.

-Espera...

Mi padre se gira y me mira ceñudo. Después le alza la mirada a Tony.

—Suerte, Tony. —le habla.

—No la necesito. —agrega, muy seguro de sí mismo.

Al parecer a mi padre le agrada este hombre. Y era demasiado obvio poder notar que seguro lo conocía ya hace un buen tiempo. Pero en fin, cosas de hombres. 

Mi padre sale de su oficina y para la mala suerte me terminé sola con Tony. Me giré a donde él estaba y lo miro sin regalarle ninguna expresión, manteniendo mis brazos cruzados y tratando de verme dominante. Esperaba que al menos lo consiguiera.

—¿Qué? —le pregunto.

—Jamás me llegó a la mente la idea de que la hija de mi jefe fuera más hermosa de lo que ya me había dicho. —me dice éste.

Vamos! Se que lo dice y no es para tratar de formar conversación. No soy tonta como para no saber que me ve con cara de una neurona. Algo trama.

—¿Qué quieres? —le vuelvo a preguntar—. ¿Ganarte mi confianza? ¿O que me agrades? Lo siento pero eso no lo obtendrías de mí... mucho menos en esta situación.

—¿Qué te parece ésto? —me pregunta algo alterado. Logrando interrumpirme—. Dejo de intentar agradarte y sólo hago mi trabajo. 

—Perfecto. Haz sólo por lo que te paguen...

Imbécil...

—Ya hablaste. —y entonces todo su semblante cambió tan radicalmente—. Vamos, debo llevarte de vuelta a casa. —fue cuando de verdad se lo había tomado muy enserio.

—¿Y por qué se supone que tú deberías de hacerlo? Jack me llevará a casa. Tu preocúpate por cubrirme la espalda. —hablo—. Esa es tu especialidad ¿o me equivoco?

—Para nada. Ah! y tu hermano no puede llevarte. —me dice sin querer verme.

—Está abajo esperándome...

—¿Cómo estás tan segura? Cuando llegue parecía que recibió la noticia sobre mí.

—Yo tengo el cargo, tú no. —se volteo a mí y me observó atento. 

—Mejor deja de molestarme de una vez.

—Tu padre me advirtió esto. —empieza a caminar hacía mí con pasos lentos, mientras mantiene las manos dentro de los bolsillos de sus pantalones de vestir.

Este hombre era muy alto a comparación de mí. Por un momento bajé la mirada, pero me obligué a no darle a conseguir el poder sobre mí.  

—¿Qué?

—Que te pondrías como la hija de papi cada vez que te ordene algo.

—¡Eres un idiota! —le grité.

—¡Eres un idiota! —le grité

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Me sonríe malicioso.

—Así que ¿así quieres jugar eh? —cuando alza la mirada no fue ni una cuestión de segundos que en un momento a otro me carga a su hombro. Chillo desprevenida y empiezo a patalear.

Cuando llegamos hasta el auto me mete rápidamente y lo pone enseguida en marcha

—Maldición ¿Por qué haces ésto? —le pregunto furiosa.

—Mi trabajo. —dice sin apartar la vista del camino.

—Ha! Además de dejarme en ridículo por todo el edificio. 

Tony simplemente no me contestó. En cambio me gire para mirar por la ventana y esperar hasta que por fin Tony me entregó en casa.

(...)

La mañana en el colegio me resultaba aburrida, después de tres horas de clases, comencé a cerrar los ojos, estaba empezando a cabecear hasta recostarme en la paleta de mi lugar. Cuando mi amiga Ana intenta hablarme.

—Georgie.. —me susurra mientras no aparta la mirada de la entrada.

Trato de ignorarla y sigo intentando hacer el esfuerzo de quedar dormida.

—¿Se puede? —habla una voz masculina, es prepotente y ronca a la vez.

Esta me aleja de mi sueño, trato de recuperar la consciencia, rápidamente me levanto y alzo la mirada a la puerta. Mierda! Es Tony!

—¿Sí? —habla el profesor mientras detiene la clase.

—He venido por la señorita Georgie Stone! —le habla Tony.

Joder! ¿Ahora que quiere?

— Oh! Cielos señor Stark. — exclama mi profesor al darse cuenta que era el mismísimo genio y millonario de Malibú. Entonces todos los de la clase empezaron a murmurar. Y algunos incluso mirarme. Las chicas de mi clase babeaban e intentaban coquetearle a la distancia que estuvieran con risitas falsas o llamando la atención, pero Stark no podía quitarme la vista de encima. Eso me incomodaba—. No sabe como lo siento, pero para que un alumno se retire de la clase debe estar presente un familiar o adulto autorizado... 

—Con todo respeto, no puede interponerse  ni usted ni sus normas del colegio. Soy su guardaespaldas.

Lo miro mal desde mi sitio al sentir la mirada de todos rodearme por completo de forma burlona. Tomo mi mochila algo molesta.

—Imbéciles... —murmuré. Maldiciendo a cada idiota del colegio que intentaba hacerme sentir peor.

Mientras caminábamos por los pasillos del colegio, mantuve los brazos cruzados hasta llegar al auto.

—¿Te ayudo con eso? — preguntó refiriéndose a mi bolso. 

—Yo puedo sola. ¿Por qué viniste aquí? —ahora le cuestioné yo—. ¿Intentabas humillarme? Pues te diré que lo conseguiste.

—Tu padre quiere verte.

¿Qué le habrá dicho? ¡Esto es tan fastidioso!

Iron Man mi Guardaespaldas ❨sin editar❩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora