Capítulo 54.

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Su fuerza de voluntad seguía actuando. Por un momento creí terminar con todo, pero no fue así. Me di prisa y actué antes de que él siguiera con lo suyo.

Con mi rodilla di un duro golpe en su entrepierna. Demonios! Hasta a mi me ha dolido... escucharlo quejarse mientras se apartaba para sobarse me provocaba un escalofrío. Inmediatamente me incorporé para quitarme lo que me tenía atada de los tobillos. Y aunque costara mucho trabajo me puse de pie y miré a Bucky como se retorcía por el suelo. Sus movimientos eran muy similares a los de un gusano.

Las patadas que recibí por su parte aún me dejaban tremendos dolores en el abdomen, por lo cual no pude evitar caminar con paso tenso.

El lugar parecía un laberinto, así que me dirigí rápidamente a donde fuera que pareciera ser un lugar lejos de donde él estuviera.

Seguí y seguí. El dolor en mi abdomen aumentaba, y sabía que si continuara andando esto sería peor. Pero por suerte había conseguido una habitación en mi camino... abrí y antes de entrar me asegure de que yo estuviera a salvo... por ahora.

Me acerqué a la pared y me tiré al suelo, quedando sentada detrás de un gran mueble con cajones.

Apenas en ese momento fue cuando pude reconocer el aroma de la habitación. Olía a humedad y papeles viejos.

Pasé saliva e intentaba conseguir más fuerzas para soportar las oleadas de dolores que venían cada diez segundos.

Mi vista fue robada por algo que brillaba en el suelo, forcé un poco la mirada y pude alcanzar a apreciar una navaja. Rápidamente la tomé y entre mis dos manos la sostuve.

Escuché ruido... así es, fue entonces cuando mis oídos lograron distinguir un ruido que parecía aproximarse hacía mí.

Por ese momento el dolor ya no era problema para levantarme y esconderme.

Tuve que mantenerme totalmente concentrada para apreciar que tan cerca se encontraba de mi el origen del sonido.

Apreté con fuerza la navaja, suspiré profundamente en silencio. Las náuseas y la adrenalina se apoderaban de mí, debía de controlarlas o podría perder la cabeza en ese instante.

Las gotas de sudor en mi cara se mezclaban con las lágrimas que humedecían mis mejillas. Los ojos me comenzaban a arder. Necesitaba descansarlos por un momento, pero estaba consciente de que este no sería el adecuado.

Entonces la puerta se abrió, y por instinto salí disparada hacia quién fuera que estaba allí, pero antes de llegar a clavarle la navaja en el pecho me detuve, pues el traje que llevaba puesto me llamó la atención.

Vestía con colores rojo y azul. Me parecía que se trataba más de un traje completo que le cubría absolutamente todo el cuerpo, incluyendo cabeza.

Noté que justo donde pensaba encajarle la navaja tenía algo que podría tener la misma figura de una araña.

Ladeó la cabeza levemente, después de un momento de apreciarnos mutuamente con la mirada, él habló:

—Espera! Espera, soy yo... —con sus palabras intentaba calmar la situación. La voz me parecía familiar, y cuando se quitó la máscara pude reconocerlo con facilidad—. Soy Peter.

Un alivio pude sentir con ver una cara familiar. Respiré agradecida, sonreí levemente y me acerqué hacia él. Él me abrazó mientras yo me recargaba en su pecho. Me acarició del pelo y después lo besó. Luego me tomó de las mejillas y las limpió mientras no podía evitar apreciarme.

No podía hablar, pues el hecho de sentirme a salvo me había relajado tanto que era imposible decir algo...

—¿Qué sucede? —habló él. De nuevo recibí una oleada de dolor y no pude evitar quejarme—. ¿Qué te pasa? ¿Georgie?

El hecho de verlo me ponía de un modo muy feliz, pero necesitaba reposar en el suelo por un momento y conseguir fuerzas.

—Mmh... —de nuevo solté un gemido ahogado.

—¿Georgie? ¡Por favor, habla! ¿Qué... qué son esos rasguños en tu... —no podía evitar mirar mi pecho y mis brazos, realmente eran un desastre.

Le regale la mirada más agotada que jamás había hecho y luego le respondí de una breve pausa.

—Me... duele... el abdomen... me duele... mucho... —el simple hecho de decirlo me hizo comenzar a llorar—. escucha, Bucky está aquí...

—¿Quién es él? —frunce el ceño.

—Eso no importa.

—¿Él tiene que ver con esto? —había entendido la referencia, así que antes de que se pusiera totalmente de pie lo detuve.

—Peter, no. —solté un suspiro agobiante mientras pestañeaba con pesadez—. Por favor, sácame de aquí, no puedo soportar más esto... —volví a llorar—. Por favor, prométeme que sólo saldremos, no busques venganza... por favor.

Él me miró por un momento, me acarició el mentón, besó delicadamente mi frente y me ayudó a ponerme de pie. Con un tiro fuerte rompió lo que me amarraba las manos. Así que me ayudó a caminar hasta donde al parecer él creía que era la salida.

Había por fin frente a nosotros una puerta que podría llevarnos directo fuera del sitio. Casi por cumplir nuestra meta, pero entonces Peter y yo pudimos distinguir el sonido de una arma recargarse.

Mierda! Ese sonido! Ese maldito sonido me provocaba unos tremendos escalofríos por todo el cuerpo. Incluso me hacían dar un pequeño salto del susto.

—¿A dónde van? —nos pregunta Bucky que se ubicaba a unos cuantos metros detrás de nosotros—. Aún no es momento de que se retiren. —informó.

Al instante de que Peter lo escuchó se giró y con movimientos asombrosamente rápidos me puso detrás de él. Con una de sus manos me obligó a quedar donde estaba mientras que su mirada se mantenía en la de Bucky.

En cuanto a él, nos mantenía muy bien fijados con su rifle apuntando hacia nosotros.

—En especial tu, cariño. —su referencia era hacía mí—. quedamos que aguardarías conmigo.

Apenas podía mantenerme de pie, poco a poco fue necesario que me apoyara con la espalda de Peter para seguir en mi posición.

—Ella se irá conmigo. —informa Peter.

—Guao, muchacho, tienes agallas para dirigirte hacía mí de esa manera. En especial podría decir que eres muy pequeño para hablarle de ese modo a un adulto. ¿Qué edad tienes, muchacho?

—¿Puede bajar ese rifle? Es complicado dirgirime a usted si nos apunta con un arma...

Dicho y hecho, Bucky bajó el arma y se dispuso a seguir con la conversación.

—Veo que eres muy reservado, ¿o me equivoco, Peter?

—¿Quién le ha dicho mi nombre?

—Yo también soy reservado, Peter. Pero debo decir que me parece que hay algo que estás rompiendo... un acuerdo...

—¿Qué? —fruncí el ceño mientras miraba a Peter, no entendía la referencia de Bucky. Pero al momento de que él me escuchó, una mirada de asombro me regaló.

—Cielos! Esto se vuelve más interesante. Vamos, muchacho, no puedes esconderle por mucho tiempo este secreto a la señorita.

—Peter, ¿qué sucede?

Peter bajó la guardia, y aún dándome la espalda me habló:

—Tengo prohibido hablarte. —confiesa sin mirarme a los ojos—. o estar cerca de tí...

—¿Cómo? —percatada por su respuesta, necesitaba conocer una explicación de lo que se refería. No podía llegar a comprenderle cada palabra que me decía.

—Hice un acuerdo. —se encoge de hombros.

—¿Con quién lo hiciste?

—Tony Stark...

Iron Man mi Guardaespaldas ❨sin editar❩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora