Capítulo 6.

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(...)

Caminaba por el último pasillo del colegio. Pensando en lo que estaba por pasar anoche en la embajada... de lo que pude arrepentirme... de no tomar en cuenta lo vendría después.

Sería algo incorrecto que una adolescente estudiante de último grado de preparatoria que apenas sabe como tender una cama —aunque realmente no lo haga— besara a un multimillonario, playboy, soltero con cerca de unos ¿30,40? años.

—Tardaste. —me dice mientras subo al auto.

—Lo siento. —murmuro. Esta vez me había sentado en la parte de atrás del auto. Quizá porque ya no veía de la misma manera a Tony y no pensaba estallar junto a él, o porque me sonrojaría demasiado.

—¿Por qué atrás?—me interroga con el ceño fruncido. Me miraba por el retrovisor.

—Así debe ser, ¿no? Tu sólo me cuidas y me llevas y me traes...—solté un bufido, forzándome a mirar por la ventana, tratando de evitar verlo por mucho tiempo. 

—¿Podrías decirme que estabas haciendo? —pregunta insistente.

—Nada importante... —le afirmé.

Ana me había pedido que fuera está noche a su casa, ella no quería ir sola a la fiesta de Ryan, un compañero de último grado también. Quizá me retrasé un par de minutos por eso, después de todo decirle a Tony no creo que resulte conveniente para ninguno de los dos.

Tony me mira sin expresión, me encojo de hombros con sólo presenciar su mirada tan intimidante. No tenía más que decir.

—¿Estás segur...

—Sí, demasiado segura.—levanté la voz. Haciendo que se callara antes de que terminara con su pregunta. Por un momento me arrepentí, pero entonces me dio igual y continué—. Sólo llévame a casa, por favor. —le pedi, volviendo a posar mi mirada allá afuera—. Le prometí a Jack que volvería temprano...

Él permaneció callado por un momento, entonces se puso nuevamente sus lentes del sol y encendió el motor. Después pone el auto en marcha.

Era intolerante seguir con esto y que fingieramos que nada había pasado anoche. Me daba jaqueca con tan sólo recordar cada momento de lo que estaba por pasar.

—¿Necesitarás que te lleve a algún otro lado? —me pregunta mientras estaciona el auto fuera de casa. Por fin habíamos llegado. Después de tanto tráfico.

—Es todo. Nos vemos.—y sin decir más ni esperar que Tony me hablara también, tomé mis cosas y entre a casa.

Deje todo lo que llevaba entre manos en el vestíbulo y a donde me dirigí primero fue directo a la sala, donde estaba Jack sentado, viendo televisión.

—Hola, Georgie, ¿Qué tal te fue en el colegio? ¿Muy bien? Oh! que gusto me da... —comento sarcásticamente fingiendo su voz y tomando su papel—. Oh! Cielos Como siempre es un gusto charlar contigo...

—Hola. —me saluda sin apartar la vista del televisor.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —le pregunto mientras cruzaba mis brazos y le fijaba una mirada muy detenida.

—No lo se, quizá toda la mañana.

Pongo un segundo los ojos en blanco mientras suelto un bufido. Dejo mis brazos caer a los lados en lo que me quitaba los zapatos.

—Cada vez te pareces a ellos...—le comento.

—¿A quienes? —y aún tenía los ojos clavados en el televisor.

—A mamá y a papá.

—Ellos no ven demasiada televisión... 

—No me refiero a eso. —le corrijo—. Quiero decir que ya ni siquiera te intereso. Como ellos. —parecía que lo último le llamó la atención, por lo que por fin apagó el televisor y me observó un poco abrumado.

—¿Crees que no me interesas? —me pregunta.

—No lo sé, pregúntatelo a ti. ¿Realmente te intereso? —y entonces me marché de ahí.

Jack soltó un exhalo de fatiga, se puso de pie y fue detrás mío. 

—Vamos, no te desquites por un mal día... —me comenta sin dejar de seguirme.

Cuando llegamos a la cocina nos detuvimos y lo miré.

—No es un mal día.—le discuto.

—¿Entonces? ¿Qué es?

—¿Qué es?—le repito su pregunta y después la respondo—. Es todo. Jack.... todo! 

Mis ojos se cristalizaban, solté un suspiro y eso fue suficiente para que comenzara a llorar sin motivo. Me cubrí la cara. Jack se acercó a mí y me abrazó.

(...)

Desenredaba mi cabello, esperaba el mensaje de Ana avisarme que ya estaba ella también lista. Cuando recibo un "Te espero.." de ella, tomé mi bolso y me despedí de Jack antes de salir. Habíamos quedado que me cubriría para asistir a la fiesta con la condición de volver antes de la media noche. Por suerte mis padres no estaban en casa, eso me daba ventaja de salir más temprano. Revise a toda costa, sin rastro de que Tony me vigilaba. Camine en paso rápido hasta llegar a una avenida con un poco más de movimiento. En un costado de la calle, pare un taxi y me subí.

—A la calle Old Rd.—le ordené al chófer.

El hombre no me dirige la palabra, sólo una mirada incómoda por el retrovisor que trato de evitar y preferí mirar por la ventana. Fue cuando en medio camino algo me resultaba extraño, no coincidía a donde yo debía ir.

—Ah... ¿Disculpe? ... este no es el camino. —le manifiesto.

—Lo sé... —murmura sin apartar la vista del camino.

—¿Qué dice?—fruncí el ceño, esperando escuchar mal. Después de estar en una calle oscura sin movimiento, detuvo el auto—. Espere... no... ¿por... qué detuvo el auto?—mi corazón comenzaba a palpitar muy deprisa. Me asustaba.

—Puede llegar un poco tarde. —se gira para voltear a verme.

Pero cuando ya había comprendido todo, aquel hombre se me había echado encima de mí.

—Suélteme! —le pido, luchando contra él.

Comienzo a llorar, gritando por pedir auxilios como pudiera.

—Por favor! No me haga daño. —lloriqueo, con la esperanza de salir bien la cual en unos segundos se había esfumado—. Por favor, por favor no!—no me detenía por suplicar. Pero su peso me aplastaba. Me debilitaba y me hacía sentir poco a poco débil.

Iron Man mi Guardaespaldas ❨sin editar❩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora