Capitulo treinta y siete

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Miré por todos lados, y no veía nada. No había nadie tampoco, pero además, la oscuridad de la noche no hacía mucha ayuda para ver mejor allá afuera.

Fruncí el ceño, y quería pensar en quién podría ser, pero entonces Stan volvió a acercarse conmigo para tomarme por la cintura y comenzar a besarme el cuello. Eso me había impedido proseguir con intentar descubrir lo que sucedía.

-Basta! -le pedí, mientras quitaba sus manos de mí y me giraba hacía él-. Ahora no...

Quería salir, de verdad que me veía con el impulso, pero no sabía con lo que me enfrentaría una vez que abriera la puerta corrediza que llevaba al jardín.

-Vamos nena, acabemos con esto... -me susurra.

En ese momento ya no estaba cómoda como para hacerlo. Ya no quería. Me negué y lo empujé nuevamente. Pero esta vez lo había hecho quedar más lejos.

-Ya déjame. -le dije-. Por favor vete.

-No me iré sin antes hacer lo que me pediste...

-Ya no quiero, Stan...

Me sentía como si lo fuera a hacer sin mi voluntad. Fue entonces cuando quería tener a alguien que me cuidara. En ese momento me arrepentí de no tomar en cuenta lo que Jack me había dicho antes de que se fuera. Y también de volver a llegar a pensar que necesitaba de Tony Stark. Por Dios, Georgie! ¡SUPÉRALO MALDITA SEA!

-¿Quieres jugar a la víctima? -su manera de hablar era provocativa, pícara, y también extraña. No sabía si lo decía por querer mejorar el ambiente o porque simplemente lo decía enserio. Volvió a intentar acercarse a mí, pero esta vez me ví obligada a darle una bofetada-. Eres una maldita zorra... -me grita furioso mientras se tomaba la mejilla donde parecía haber quedado la marca de mi mano-. Te arrepentirás de esto.. creeme que lo harás... -me advierte mientras tomaba su camiseta para después marcharse.

Cuando cerró la puerta, escuché como la azotó. Con eso me basto para considerar que la había cerrado bien.

Sus palabras eran lo que menos me hacian pensar o me preocupaban.

Me senté en el sofá mientras y prendía el televisor. Después de dejar el control a un lado mío, bajé la mirada... algo me había llamado la atención... un pequeño sobre con polvos blancos. Lo tomé y fruncí el ceño mientras inspeccionaba cada detalle de ese sobresito.

Fue cuando llegué en la razón de saber lo que era.... cocaína.

Seguro que a Stan se le ha caído cuando estábamos por...

Entonces mi celular sonó, lo tomé y después respondí. Era Ana, me había dicho que después de la fiesta en la embajada, nuestro grupo de amigos se reuniría en un bar a honor mío. Sin dudarlo acepté la invitación.

Después de colgar respiré profundamente mientras hechaba mi cabeza para atrás, dejándola caer en el respaldo del sofá. Miré atentamente el sobresito de aquellos polvitos. Me vi atentada. Lo pensé varias veces. Y apenas cuenta me di cuando lo empezaba a inhalar.

(...)

Subi a la azotea de mi habitación y recorde la noche en que Tony había venido conmigo y me llevó en su traje por todo Malibú. Sonreí levemente.

-¿Me extrañaste? -hablan detrás de mí. Una voz masculina, ronca y familiar.

Me percaté con tan solo saber quién era sin que aún me girará.

Bajó levemente sus lentes de sol que llevaba puestos una vez que yo también lo ví. Se me hacía curioso que los tuviera cuando era de noche. Tenía puesto su traje de Ironman, no era una novedad de él que quisiera sorprender.

-Tony! -corrí a los brazos de su metálico traje que me recibía tan sonriente como yo.

Iron Man mi Guardaespaldas ❨sin editar❩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora