Iron Man mi Guardaespaldas ❨sin editar❩

Capitulo cuarenta y uno

(...)

Me miré al espejo, pasé por última vez el lápiz labial, y mi mente viajó a unos años atrás.

(...)

Empecé a abrir los ojos. Y miré el reactor que llevaba en el pecho.

–Eso no me deja dormir... –dije mientras soltaba una pequeña risa.

–Lo siento, no puedo hacer nada. –responde, intentando sonar del mismo tono.

–¿Qué es? –le pregunto, esforzándome de hacer lo que fuera para no oírme mal.

–Es lo que me mantiene vivo. –respondió.

Me quedé sin palabras ante tal respuesta. No sabía cómo reaccionar a aquello. Así como tampoco sabía si hablaba enserio o no. Pero de una a otra forma me convencía... nunca había sido tan serio.

–¿Lo dices enserio? ¿Pero cómo?... ¿cómo eso puede estar conectado desde dentro? –ahora lo miré a él.

–No te gustaría saber cómo he llegado a esto...

–Puedes contarme lo que sea.. –le dije, mientras intentaba abrazarlo discretamente.

Tomó aire.. Y siguió.

–Fue hace unos años. Después de un bombardeo, unos terroristas me secuestraron. Y me hicieron cosas dentro de mí... que hasta yo desconozco. Lo hicieron para amenazarme de muerte. Pero conseguí una manera de salvarme. Convirtiendo aquella "amenaza de muerte" en un reactor. Una oportunidad de vida... –hace una pausa y continúa–. he lidiado con muchos problemas por tener esto. Pero de igual manera estoy con vida por ahora.

–¿Por ahora? –pregunté alarmante–. ¿que tratas de decirme con eso? ¿Te refieres a que...

–No estoy seguro de tener una larga vida. Después de todo este reactor también es un peligro para mí.

Permanecí callada. Le acaricié el torso. Dejé pasar un momento más. Miré el reactor. Y después lo miré a él a los ojos, pidiéndole el permiso de tocarlo. Después de que asintió con la cabeza una vez a lo que se refería, volví con el reactor y lo toqué, poco a poco.

(...) Toc Toc

–¿Georgie? Te estamos esperando... –dice Jack quién se asomaba por la puerta medio abierta. Fueron tres segundos los que pasaron antes de que le respondiera. Pero entonces volvió de nuevo a hablarme, pero esta vez fue por después verme–. Cielos santo niña! Mira lo preciosa que estás... has quedado reluciente. –exclama sin poder superar mi apariencia.