Capitulo veintinueve

3K 237 26
                                    

La miraba con tanta atención. Que apenas conocía rasgos que nunca le había visto. Nunca.

Le acariciaba el pelo. La tenía abrazada. Era un momento tan tierno. Que ahora lo que menos me preocupaba era saber que tan mal estaría pareciendo lo que hacíamos en ese instante.

–Quiero intentar algo.... –confiesa, en un susurro, como si no quisiera que nadie más escuchara. Yo permanecí callado, esperando con calma su respuesta, ella suspiró y después habló–. quiero dormir entre tus brazos... –continuó. Lo había dicho tan inocente. Que sólo me hundí en la ternura que me provocaba.

Quedé asombrado por cómo lo había dicho. Cielos! era hermoso lo que pedía. Sólo quería dormir acurrucada. Era todo.

–De acuerdo. –dije, entonces ella con cierta dificultad, pero mucho cuidado, se acomodó, de tal manera que mi pecho estaba contra su espalda, le rodeé con mi brazo, aún sin soltarle la mano–. ¿así? –pregunté.

En ese momento fue cuando me di cuenta que estaba siendo tan abierto con ella, tan cálido... justo todo lo contrario que era unas horas. Me sentí tan mal, tan culpable por mis estúpidas acciones. Por lo que intenté recompensarlé cada momento en que la hice sentir mal.... por dormir con ella. De la manera en que deseaba.

Tomó más fuerte de mi mano y la acomodó mejor por su cintura, pero yo lo hice con cuidado. No esperaba lastimarle dónde...

–Tranquilo, ya no duele... sólo arde si hago fuerza. –dijo, intentando relajarme, pasando mi mano en un roce por donde estaba el vendaje.

Mi respiración chocaba con su nuca. Ella cerró los ojos y después humedeció un poco sus labios.

–Tu respiración va muy deprisa. –dijo, y era cierto. Eso me ocasionaban esta clase de situaciones. De situaciones que jamás había experimentado.. era algo nuevo para mí–. ¿no te incomoda esto? –pregunta.

–Para nada. –le respondí–. esto es perfecto.

–¿Ésto ayudará para que puedas dormir? –me vuelve a preguntar.

–Vaya que sí. –susurré después de darle un beso en el pelo.

No sé que era lo que tenía la noche, de hacernos tan pensativos, tan cariñosos, tan.... nosotros.. y despertar a quién tenemos dentro. Ese que está dentro de un frío corazón.

Y entonces quedé rendido. Por fin. Después de tanto.. una noche en la que pude dormir.

(Narra Georgie)

(...)

Tenía miedo, por no haber despertado con él. Ahí.. a mi lado. Conmigo. Pero no sucedió. Simplemente volví a abrir los ojos y encontrarme con un espacio tan grande a mi lado donde se suponía que debía de habérmelo encontrado antes que a nadie.

Ese lugar estaba frío. Veo que ya tenía tiempo de haberse levantado. Mientras yo... seguía dormida.

Formé una mueca de desagrado después de haber recordado que hoy Tony me entregaría. Para siempre....
Sigo pensando si lo hará de verdad. Yo no quería llegar a éste punto. Pero... fue culpa mía. No hubiera sido por habérselo dicho.

Hice el esfuerzo para incorporarme sobre la cama poco a poco. Era complicado. Pues como le había dicho a Tony anoche... no dolía, sólo ardía si hacia fuerza.. en eso fue subiendo con algunas bolsas dónde venían compras. Al verme que batallaba para sentarme, dejó las cosas sobre el diván que estaba a un lado de la puerta, y rápidamente fue hacia mí para ayudarme.

–Buenos días. –dice él. Yo forcé mis labios en una sonrisa, debía primero regularizar mis fuerzas para después abrir la boca. Por lo que lo dejé a él seguir hablando–. te he traído un poco de ropa. No tienes nada de que preocuparte, mi chofer acaba de ir a comprarla.

Me sentí un poco mal, ¿pues como rayos pensaba estar si por un simple chocolate que me regalen me siento... rara?

–Gra..cias... –dije, en un balbuceo. Estaba un tanto apenada por tal situación.

–Escucha, puedes tomarte una ducha... –dice mientras apuntaba con el dedo a la puerta del baño que había en la habitación–. no tengo el problema de que lo hagas. –ahora lo decía en un tono casi insistente–. así como tienes la libertad de ocupar lo que necesites para arreglarte.

Vaya, cada vez que terminaba una oración quedaba asombrada de que tan bien me está tratando. No dejaba de decirle gracias a cada cosa que me decía.

–Bien...

–Y... –agrega–. no hay nada de que apresurarse. Aún nos quedan tres horas para salir de aquí. –dice por último. Después de mirar su reloj de su muñeca.

Estaba por irse. Cuando entonces me puse a pensar en cómo ir a la ducha sin lastimarme.

–¿Una ducha? –me pregunté a mi misma. Pensando en alguna manera de conseguir bañarme.

–¿Perdón? –frunce el ceño.

–No, no... nada.. es que... ¿no crees que la herida se abra más? Si... me muevo mucho...

–Es cuestión de que lo hagas con cuidado. –encoge los hombros–. si quieres puedo ayudar con bañarte, pero... Tu puedes sola, ¿no?

 Tu puedes sola, ¿no?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Iron Man mi Guardaespaldas ❨sin editar❩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora