Capitulo veintiocho

3.2K 231 12
                                    

Se cubrió la cara con ambas manos, y después éstas viajaron hasta su pelo para pasarlo entre sus dedos.

En lo que lo seguía con los ojos, intenté incorporarme sobre la cama. Utilicé todas las fuerzas que tenía para conseguirlo. Por lo que quede agotada. Pero de todas formas me forcé a continuar de esta manera.

Tony no me había dirigido ni una sola vez la mirada. Sólo quedó callado intentando calmar su respiración que estaba tan agitada como la mía.

Y en el momento que menos me lo esperaba me di cuenta que había desaparecido de ahí. No estaba. Había quedado sola.. de nuevo.

(Narra Tony)

Después de que habían pasado unas horas, me honré de valor para subir otra vez con ella. No quería pensar en nada de lo que había sucedido. Nada. Sólo por ahora que debía de organizar mi mente. De no sentirme un maldito asqueroso. Yo mismo me sentía de esa manera. Quizá podía exagerar un poco porque conociéndome jamás pensaría de esa manera. Pero... era una niña.. sólo una niña.. la hija de mi jefe.. esa misma niña que yo sólo tengo el derecho de cuidarla. Nada más.

Maldigo haber tomado un tanto de alcohol a como dé costumbre. Y lo peor es que se me haya ocurrido cuando la tengo conmigo. Cuando ella depende sólo de mí.

Pero... era imposible evitar esos retorcidos sentimientos de coraje, y tristeza por saber que mañana la entregaré, así como mi cargo. Y jamás volveré a verla. Jamás volveré a cuidar de ella... de saber dónde está en cada momento y evitar que cualquier cosa mala le pase.

Sabía que no sería fácil aceptarlo... no cuando ya me había acostumbrado a verla cada día.

(...)

Mientras subía por las escaleras me fuí quitando la playera, pasándola por mis brazos. Una vez de haber llegado a mi habitación. El lugar donde ella estaba. Dormida. No le tome toda la atención. Simplemente me encargué de hacer el más mínimo ruido. Dejé la playera que ahora se encontraba un tanto arrugada por encima del diván, con la idea de que quienes vengan a limpiar el lugar mañana puedan recogerla.

Después me senté en un pequeño sofá que tenía en la orilla y me quité los zapatos, junto con los calcetines. Vaya! Como detestaba la idea de dormir con estos puestos.

Me puse la ropa para ir a dormir. Con rapidez. Anhelado que acabara rápido para evitar que ella me viera.

Fuí al baño y lavé mi cara con agua tibia. Y para terminar quité cada rastro de humedad que se encontrará en mí con una toalla blanca. Cuando me miré al espejo note las varias venas que brotaban de mi pecho. Eso sucedía cuando andaba mal. Cuando me sentía cansado. Molesto. O contenía sólo puro estrés.

Una vez que salí cada paso que daba me hacía estremecerme un tanto por lo frío que el piso podía estar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una vez que salí cada paso que daba me hacía estremecerme un tanto por lo frío que el piso podía estar. Pero estaba acostumbrado a aquello como para decir que era algo soportable. Y delicioso.

Iron Man mi Guardaespaldas ❨sin editar❩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora