Capitulo treinta y nueve

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Me miré al espejo y levanté levemente mi blusa para verme la cicatriz que me ha quedado después de pasar el incidente con Stark y aquellos tipos que parecían ser enemigos suyos.

Jack caminó hacia mí en pasos lentos, cuando estaba junto a mí tomó de mi hombro, y comprendió todo. Todo lo que yo pensaba en aquel entonces.

Él era el único que sabía la verdad de Stark, yo se lo había dicho hace dos años, en el balcón, mientras me consolaba después de haber acabado todo con Stark, o al menos eso creía yo.

–¿Georgie? –pregunta él.

Y eso fue suficiente para que me girara a él, y lo abrazara con fuerzas... y me hechara a llorar como una niña pequeña.

De pronto mi celular comenzó a sonar... venía del suelo ¿por que ahí? Era imposible recordar porqué...

Me agaché para tomarlo y ví que era Ana, entonces no dude en responder, pero antes de hacerlo, llamaron a la puerta, era la ama de llaves, parecía tener una expresión de susto.

–¿Señorita Stone? –me pregunta aquella mujer con manos un poco dañadas por demasiado lavar–. Sus padres insisten en verla abajo. ¡ahora mismo! –lo decía como si fuera realmente necesario.

Lo que de inmediato pudo venirme a la mente fueron las primeras dos palabras mencionadas.. "sus padres". Podía oírse demasiado plurar.... ¿Mi padre en casa? Por favor! Hablamos de mi padre!

–¿Quiere decir que mi padre también está aquí? –pregunta Jack antes de que yo pudiera decir algo.

–Así mismo, joven.

–Pero antes de venir con Georgie sólo estaba mi madre. –habla enseguida.

–No sé qué decir... aquello no me incumbe, yo sólo hago mi trabajo. –decía mientras ahora pasaba sus manos por detrás-. Señorita Georgie, se solicita urgente su asistencia en el salón principal... –vuelve a decir-. son órdenes de sus padres.

–Sí, ya voy. –le dije, por fin con la oportunidad de hablar.

–Por favor no tarde. –sin más que mencionar sólo se retiró, dejando la puerta abierta.

Enseguida Jack y yo salimos de ahí.

–No sabía que papá estaba aquí... –dice él mientras bajaba las escaleras junto a mí–. De haberme enterado te lo hubiera dicho.. ni siquiera hoy lo ví antes de que se fuera al trabajo.

–Está bien.. –murmuré comprensiva sin detenerme.

Mientras más nos acercamos percibía mejor las voces de mis padres. Provenían del salón principal. Ambos sentados en el sofá.

Una vez que mi padre me vio, no pude ver algún entusiasmo suyo en aquel entonces. ¿Habrá de haber tenido una mala mañana? ¿Por qué actuaría de esa manera conmigo? Siempre que yo lo veía me recibía sonriente con los brazos abiertos.

–Buenos días, madre, padre... Buenos.... días... –le saludé con la voz un poco entrecortada. Verdaderamente me percataba su manera de trato aquella mañana.

–Toma asiento, Georgie. –me pide mi madre. Por cosa que obedecí.

–Hija, veo que puedes tener mucho de que explicar.

Fruncí el ceño, y entonces me puse a pensar en todas las cosas mal que he hecho estos últimos días, o semanas, o meses... Y no encontré algo de lo que podría tratarse. Me sentí un poco aliviada con eso, aunque no recordara de mucho.

–Padre, sin demasiadas vueltas por favor, no entiendo al punto que quieres llegar.

–Seguro lo entenderás cuando te muestre esto.... –y entonces, levantó su mano deteniendo de una orilla una bolsa pequeña de plástico transparente con cierre, la cual llevaba dentro un paquetito plateado... Así es, el sobre de un condón....

Quedé pasmada. ¿Qué podía decir ante eso frente a mí? Fue cuando me preocupé por no recordar mucho. Aunque estaba convencida de que Stan se había marchado sin haber tenido algo más... A menos que.... No es algo que ahora me haga sentir tan segura.

–¿Y..... qué marca es? –pregunte, siendo lo único que se me podía ocurrir en ese momento. Sentía la risa de Jack detrás mío, pero se obligó a mantenerse serio.

–Esto no es para que comiences con tus sarcasmos.... –dice en modo de regaño, para ambos–. Fue hayado debajo del sofá esta mañana. Tu madre me ha llamado para venir inmediatamente y arreglar esta situación. –dice mientras dejaba aquella bolsita de cierre en la mesa, permitiéndome verlo más de cerca. Podía asegurar que se me hacía familiar–. Según las cámaras de la entrada, Jack salió de la casa justo cuando tu llegaste.... con un amigo....

–Esas cámaras son muy traviesas... –musité, pero al parecer mi voz no había sido demasiado baja como para que todos me escucharan.

–Calla, Georgie... –me regaña mi madre, permitiéndole a mi padre continuar.

–Y Jack no regresó hasta haber amanecido, osea que tú madre ya había llegado. –me explica–. La casa se limpia dos veces al dia. Sería ilógico que fuera propiedad de Jack. –dijo refiriéndose a lo que había encima de la mesa–. Así que dime, Georgie.. ¿qué hay en tu defensa?

Pasé saliva, ¿como podía estar segura de lo que diría si no sabía realmente? Aunque había algo que me hacía recordar lo suficiente como para saber que nunca lo hice.

–¿Qué es lo que tratas de insinuarme? –pregunté inocentemente–. Seguro algo que nunca fue.... –exclamé.

–¿Cómo puedes asegurarlo? –levanta una ceja y me mira impaciente con su pregunta–. ¿ves?, ¡No hay respuesta que pueda decir lo contrario! Así como el sobre del anticonceptivo vacío...

–¿Cómo de que no hay nada? Juraría nunca haber abierto eso......

Cada vez esto comenzaba a preocuparme.

–No mientas, Georgie... sabemos perfectamente cuando tratas de engañarnos o no.

–Pero que cosas dicen ¿Acaso se escuchan? Por Dios! ¡SOY MAYOR DE EDAD! –exclamé.

–¿Y acaso eso te da permiso de hacer lo que te plazca? –habla ahora mi madre–. Sabes perfecto que cualquier error manchará la imagen de esta familia.... Y de tu padre..... El hombre que te consiguió tener una vida con todo lo que alguien puede soñar. Sólo cualquier cosa hecha y puedes despedirte de la fortuna que puede ser heredada para tu hermano y para ti.

–Recuerda que al haber cumplido tus dieciséis años de edad hicimos un pacto para siempre mantener perfecta la imagen de esta familia...

–Sólo tendrás relaciones sexuales con la persona con quién compartas para siempre tu vida, y eso sería después de los veintidós años de edad.

–Oh, cierto, como haber olvidado una estúpida regla articulada en el maldito registro. –alcé la voz furiosa. Vaya como me hacían perder la paciencia.

–SUFICIENTE! –de pronto la voz de mi padre nos sobresaltó a todos presentes. Nunca había visto a mi padre de esa manera–. TE ORDENO QUE DEJES ESE MALDITO ESTILO DE HABLAR, YA ERES UNA ADULTA, GEORGIE! NO PUEDES COMPORTARTE COMO TAL.

–No dejaré de ser como soy... –le corregí-. Y hagan lo que sea, estoy segura de no haber hecho nada malo. –dijo, tratando de sentirme convencida por lo que acababa de mencionar.

–OLVÍDATE DE CUALQUIER PLAN QUE TENÍAS ORGANIZADO DESPUÉS DE TU FIESTA DE CUMPLEAÑOS EN LA EMBAJADA... –gruñó mientras de un salto se puso de pie–. SERÁ CANCELADO... DESPUÉS DE QUE TERMINE EL EVENTO, REGRESAREMOS A CASA, LAS SALIDAS PARA TI SERÁN RESTRINGIDAS, TE MANTENDREMOS VIGILADA....

–¿Qué? ¡DIABLOS, NO PUEDES HACERLO, ES MI CUMPLEAÑOS! –me excusé, mientras que mi voz resultó ser más fuerte que la suya.

Aquel tono fue suficiente para que él se enfadara aún más, por lo que dió un golpe con el puño cerrado a la mesa que nos separaba.

–ESO ES LO QUE QUERÍAS ¿NO? MÁS DE CINCO HOMBRES CUIDÁNDOTE LA ESPALDA PARA QUE DE ÉSTA NO TE ESCAPES.... Y NI PIENSES QUE ALGUIEN DE ELLOS PUEDE SER TU ALIADO COMO STARK. –intentó tomar aire, una vez que se calmó miró a Jack para hablarle–. Jack, te dejo como encargado y acompañante de Georgie en el evento. –dicho esto, se marchó, dejándome aún perpleja, después de tal escena dramática.

Iron Man mi Guardaespaldas ❨sin editar❩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora