~ Capítulo 4 ~

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Narra Tauro:

El silencio se proponga en el ambiente. Entre nosotros dos solo hay una sensación de tranquilidad necesaria. Por un momento, y solo por un momento de debilidad, quiero que me abrace otra vez. Esquivo ese pensamiento rápidamente.

Llegamos a la séptima planta. Observo el pasillo en busca de una tercer puerta escondida, pero no encuentro nada, solo la puerta de mi habitación y la de Sagitario, a quien ya no se le escucha hablar con Acuario. Supuestamente, cuando bajé a la primera planta, ambos habían entrado en la habitación discutiendo.

"Me apuesto lo que quieras a que pasa algo entre ellos dos." pienso rápidamente.

"Tú y tu manía de crear parejas." me regaña mi inconsciente.

Vuelvo a la realidad cuando observo con sorpresa a Escorpio tirar de una pequeña cuerda escondida en una lámpara del techo. Automáticamente baja una escalera de madera hacia nosotros. Me quedo sin palabras.

"Esto es propio de una película de espías." pienso.

Alejándose de mi, Escorpio empieza a subir. Mi curiosidad me pide a gritos que suba por esas escaleras y averigüe que se esconde, pero un miedo atroz a las escaleras de madera, me paraliza. No es mi culpa que siendo pequeña me haya quedado colgando de un pie en una de las baldas de madera.

Escorpio: Vamos.- me dice desde la mitad de las escaleras. Lo miro unos segundos intentando convencerme de que no volverá a pasar lo mismo.

Sin pararme mucho a pensarlo, empiezo a subir por las escaleras haciendo que Escorpio suba delante de mí. Al llegar, Escorpio recoge la escalera hacia arriba, dejando todo a oscuras. Me quedo quieta, esperando a que haga algo para iluminar la habitación, pero en vez de eso siento como me coge la muñeca izquierda y tira de mi con suavidad provocando que me desoriente, pero que inconscientemente confié en él.

Siento como mis ojos se van acostumbrando a la oscuridad de la habitación, mientras que sigo siendo arrastrada por Escorpio hacia alguna zona de aquella habitación.

Con algo de dificultad e intuición detecto varias cajas amontonadas en varias partes de la habitación, ya que el olor a humedad y a polvo se capta fácilmente. Frunzo el ceño, sintiendo como esa mezcla de olores hace que me pique la nariz y rasque la garganta.

Es un olor asqueroso.

Parpadeo unas cuantas veces, mientras que intento acomodar mi muñeca en la mano de Escorpio, pero me es imposible. En su agarre clava los dedos, provocándome que me duela un poco la muñeca. Tiene fuerza.

"¿Cuando piensa soltarte?" recrimina mi inconsciente. Niego con la cabeza, recordando la idea de "dejarme llevar por la situación."

Tras unos segundos, se me ocurre decir una tontería para romper el hielo.

El hotel de los SignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora