Narra Aries:
-1...2...3...4...- sigo contando mientras que continúo con mis ejercicios diarios. Tengo que mantener este hermoso cuerpo, si no, nadie lo hará por mi.-...5...6...7...
Oigo como la melodía de la guitarra me envuelve los oídos hasta el punto en el que ni escucho mis propios pensamientos. Debo decir que desde muy joven tengo la peculiaridad de tener la música al máximo volumen, lo que provoca a veces que mis oídos piten o que no consiga escuchar del todo bien.
Y no le doy mucha importancia, aun que sepa que puedo quedarme sordo.
-...13...14...15...- noto como gotas de sudor empiezan a recorrer mi espalda, como si se tratase de un tipo de caricia, ya que me provoca cosquillas.-...16...17...18...
Esto me recuerda a mi infancia. Puede que suene estúpido, pero muchas veces siento como acciones, sensaciones, olores o incluso sabores me recuerdan a algún pedacito de mi vida pasada.
Flasback
- Aries, come con la boca cerrada.- inquiere mi madre mientras que cierro la boca y doy pequeños mordiscos a mi comida.
- ¿Mamá?- pregunto, ella me mira sonriente.- ¿Por qué otros niños pueden comer con la boca abierta y yo no?- digo parando de masticar.
Ella me mira comprensiva antes de dejar los platos que estaba limpiando para acercarse y sentarse a mi lado.
- No es que puedas o no, Aries.- empieza a decir. Frunzo el ceño, sin entenderla.- ¿Te gustaría ver lo que está comiendo tu padre cuando mastica?- dice ella. Niego rápidamente con una mueca de asco en la cara, lo que hace que ella ría fuertemente.- Por eso mismo es mejor comer con la boca cerrada. Si no verías todo lo que mastican los demás.- me aclara. Asiento para luego seguir comiendo, de esta vez con mi duda resuelta.- Mi niño mayor.- dice antes de besarme una mejilla y retirarse a seguir con su labor.
Fin de Flasback
Me quedo pensativo, descifrando en mi cabeza como es que esta situación puede provocarme un recuerdo así. Supongo que es de los pocos recuerdos que me quedan con ella. Un beso, una sonrisa y una mirada azulada propia de ella. Ojala pudiese volver a ver esos ojos que he heredado.
- ¡Aries!- grita alguien desde el otro lado de la puerta, lo que provoca que me sorprenda y pierda del equilibro, dándome de bruces contra el suelo.
- Au...-digo mientras que me levanto para apagar la música y acercarme a la puerta.
Al abrirla me encuentro con Escorpio, quién me mira con seriedad. Sus ojos están clavados en los míos provocando que un escalofrío pase por mi espalda. Una antigua sensación, que creía olvidada, vuelve a mí ser.
- Baja, estamos esperándote.- dice para luego empezar a caminar.
- Oye...- intento protestar, pero ya se ha ido.
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El hotel de los Signos
De TodoEl hotel Altaria fue, en su momento, un gran icono para esta amplia y famosa ciudad. Sin embargo, ahora, luego de 34 años, se ha ido deteriorando hasta convertirse en una antigualla y con ella, perder toda su fama. Es así, como un joven Aries al ver...