El hotel Altaria fue, en su momento, un gran icono para esta amplia y famosa ciudad. Sin embargo, ahora, luego de 34 años, se ha ido deteriorando hasta convertirse en una antigualla y con ella, perder toda su fama.
Es así, como un joven Aries al ver...
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Narra Géminis
Parpadeo rápidamente antes de frotarme los ojos, ya que me escuecen levemente. Estiro mi cuerpo provocando que cruja sonoramente mientras que bostezo repetidas veces. Puede que haya llegado hace muy poco, pero no me acostumbro a mi antigua cama, ni a este horario. Tardaré unos días en volver a acostumbrarme.
Antes de venir de vuelta al hotel, he estado en Alemania unos meses, en donde aprendí el idioma con más facilidad que yendo a la academia, y también me permitió comer salchichas y cerveza alemana casi todos los días. Pura delicia.
Aun que, las alemanas tampoco pasaron desapercibidas.
Y ahora que estoy de nuevo aquí me es difícil acostumbrarme al horario y más, cuando estamos terminando el verano que aun hay sol hasta tarde. No es que lo odie, pero sí es verdad que en Alemania el sol no me pegaba en la cara cada mañana para que me despertase.
Me levanto para ir al baño y salir en menos de 5 minutos. Preparado para un día más. Me visto como un rayo, provocando que me ponga sin querer, la camiseta al revés. La coloco y emprendo mi camino hacia la cafetería.
Al llegar me encuentro con Escorpio, quien está en una mesa con un libro en la mano derecha, mientras que con la otra juega con un pastelito de vainilla.
Sonrío al verle, en el fondo le he echado de menos. Como a todos, claramente. Pero Escorpio siempre es de esas personas que se levanta muy temprano para venir a desayunar a la cafetería en total silencio, y así poder leer un rato. Es por eso que es un gusto volver a verle, siempre que él está aquí, hay silencio.
Tras coger algo para desayunar, me siento a su lado en la misma mesa. Percibo su mirada en mi ser, pero no es de extrañar tampoco. Él siempre es así de observador con todos.
Geminis: Hey, Escorpio.- lo saludo sonriente.
Escorpio: Géminis.- dice para luego morder el pastelito, que hace unos segundos era mareado por sus hábiles dedos blancuzcos.
Empiezo a comer todo lo que he traído; dos magdalenas, un café, dos tostadas con mantequilla y una naranja. Al menos tendré que comer algo sano. Devoro todo a conciencia mientras que observo por el gran ventanal, que se extiende por toda la cafetería, encontrándome con el sol posándose en el basto cielo.
Hoy va a ser un gran día, lo presiento.
Escorpio: ¿Por qué volviste, Géminis?- me pregunta bajando el libro para luego mostrarme su semblante serio.
Lo normal.
Géminis: Bueno, os echaba de menos.- aclaro volviendo a morder la tostada.
Escorpio: Si fuera por eso, entonces te quedarías unos días para luego volver de nuevo a Alemania.- dice él cruzándose de brazos.
