~ Capítulo 38 ~

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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente

Sabemos que todos los signos son universitarios y por tanto, no pueden estar ni dos segundos sin romper o provocar alguna catástrofe monumental. Digamos que las cabezas universitarias, llenas de pajaritos en algunos casos, de aventuras en muchas otras o incluso de seres que no existen, como en alguna que otra cabeza, provocan que tengan una imaginación infinita para crear.

No era de esperar que, en cuanto Géminis encontró el lugar decidido, una sensación de miedo le invadiese, ya que a él nunca se le dio muy bien aparcar un coche, y esto le provoca nerviosismo bastante importante y notorio. El miedo a volver a empotrar el coche contra algo y que Aries tenga que pagar los daños, ya que todos los vehículos que utilizan no son suyos propios, por lo que Aries al ser el encargado de ello si ocurre algo, siempre acaba con menos dinero de lo que él pensaba.

Entonces, si Géminis no es muy bueno conduciendo, ¿por qué le dejan conducir? No es porque les divierta que Aries tenga que arreglar todos sus estropicios, ni que les encante recibir una bronca por parte del chico de fuego, sino que, Géminis tiene que superar ese condenado miedo y alguien tiene que brindarle esa oportunidad de una maldita vez. Y aun que duela ver como atropella árboles y se cae en las cunetas, él necesita aprender.

Tauro: ¿Estás bien, Géminis?- pregunta ella atrayendo la atención del chico, quien está mirando la carretera con miedo.

Géminis: Em...si, si.- dice no muy convencido.

Tauro: Nadie te está presionando, tomatelo con calma.- le dice la chica intentando calmarlo.

Virgo, que estaba detrás escuchando, percibió la intención de la taurina y por un momento observó como Géminis relajaba su cuerpo, soltando todo el aire acumulado en sus pulmones.

"Le ha calmado." piensa relajando el rostro al ver la reacción.

Aunque no son gemelos, ni mellizos, ambos tienen una comunicación muy fuerte, lo que puede llevarles a sentirse de la misma forma o al menos, notarlo. Es lo que denominaríamos como "dos almas entrelazadas".

Géminis observa la carretera con determinación, agarrando con firmeza el volante y poniendo toda su atención en ello. Una gota de sudor recorre su cuello hasta perderse, y un parpadeo de sus ojos le hace sentirse más seguro.

Gira el volante con cuidado, frena, otro giro de volante y frena. El freno de mano se queda bajado y el vehículo quieto.

Un silencio se propaga por todo el interior, donde cada uno de los participantes piensa en lo acaba de pasar y por momento, sus corazones se tranquilizan, ya que pensaban que Géminis acabaría tirando algún que otro árbol por el camino o algo así. Pero no, lo ha logrado.

Tauro: Joder.- suelta ella provocando una sonrisa en los chicos, incluso Virgo sonríe.

Géminis: Esas palabras, señorita.- imita con un tono de regaño.

El hotel de los SignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora