Capítulo 5

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Devlin la observaba, después de haberse puesto histérica al recibir el mensaje de Alexey, la había calmado y se había quedado dormida en el sofá blanco del salón de la casa

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Devlin la observaba, después de haberse puesto histérica al recibir el mensaje de Alexey, la había calmado y se había quedado dormida en el sofá blanco del salón de la casa. Su rostro se veía en paz mientras dormía.

Acababa de salir del instituto, estaba a la puerta despidiéndose de sus amigas, era bastante popular. Con una sonrisa en su cara, se dirigió a su casa, esperando ver allí a su abuela, que siempre la esperaba en la puerta y le diese un abrazo como los que siempre le daba.

Al llegar a la puerta de su casa, su abuela no estaba allí, se asustó, había perdido a sus padres hacía demasiado poco y cada vez que algo se salía de lo normal se asustaba, no quería volver a pasar por lo mismo.

Corriendo, entró por la puerta de la casa. Dentro estaba todo oscuro, ya se hacía de noche en San Petersburgo, se hacía de noche bastante pronto. A tientas, caminó llamando a su abuela, ¿dónde estaba? ¿Por qué no contestaba? Al entrar por la puerta de la cocina, se tropezó con algo y cayó. Cayó sobre un líquido viscoso. Asustada, tocó con las manos a ver con qué había chocado. Era un cuerpo. ¡Joder! ¡Mierda! Un cuerpo...

—Arisha. Arisha, despierta.  —Devlin balanceaba suavemente el cuerpo de la temblorosa joven sobre el sofá. Hacía apenas unos instantes, mientras la observaba, la joven se había puesto a gritar y a llorar desconsoladamente en sueños.- Arisha, está todo bien, despierta.

Despertó de un brinco, abriendo los ojos de par en par, no sin antes haber lanzado el puño al aire, acertando de lleno en la cara de Devlin.

—¿Dev? —Abrió aún más los ojos al ver al chico tocándose la mandíbula con la mano, justo donde ella le había dado—. Joder, Dev, ¿estás bien? ¿Te he hecho daño? —La voz de ella denotaba arrepentimiento, no había querido pegarle, estaba teniendo una pesadilla y él la había asustado, ella solamente había reaccionado.

—Joder. Sigues siendo tan fuerte como siempre, querida —el hombre movió la mandíbula de un lado a otro mientras seguía con su mano puesta sobre ella—. Estoy bien, tranquila.

—¿Quieres un poco de hielo? —Preguntó la joven aún preocupada por él, puesto que le había dado un buen golpe con todas sus fuerzas.

Sin esperar respuesta, se dirigió hacia la cocina, pasando alrededor de la isla situada en el medio de esta, toda de color blanco, los muebles y los electrodomésticos. Fue directa al congelador, donde sacó un par de hielos y los envolvió cuidadosamente en una servilleta que sacó de uno de los cajones. Acto seguido, fue a dirigirse de nuevo al salón, chocando con Devlin que la había seguido sin que ella se diese cuenta. Sorprendida, clavó sus profundos ojos en los de él, que la sujetaba por los hombros para evitar que se cayera debido al choque.

Sin mediar palabra, Arisha puso la servilleta sobre la mandíbula de él, sin que él aún la hubiese soltado aunque estaba perfectamente estabilizada, ya no iba a caerse.

La voz del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora