Capítulo 43

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Esperaron un rato para subir, los francotiradores de la calle estaban haciendo su trabajo, era la única manera que tenían de poder llegar hasta Ilya

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Esperaron un rato para subir, los francotiradores de la calle estaban haciendo su trabajo, era la única manera que tenían de poder llegar hasta Ilya. Unos momentos después, dejaron de oír el ruido de los disparos en el piso superior y corrieron escaleras arriba, irrumpiendo en el último piso de aquella casa. Muchas de las personas que habían estado allí yacían ya tiradas en el suelo, muertas o, al menos, casi. Pero muchas otras seguían en pie. Esperaban que hubiese menos gente viva en el piso superior y el hecho de que los francotiradores hubiesen dejado de disparar tan pronto era algo que ninguno de ellos se explicaba, pero no tenían tiempo de darle muchas vueltas a aquello puesto que sólo eran nueve y arriba aún quedaban al menos una docena de personas en pie.

Al fondo de la habitación se encontraba Ilya, que les miraba a todos con una mirada divertida, sabiendo que tenía la batalla ganada, puesto que estaban en clara desventaja. Aun así, observó atentamente la batalla que se desarrollaba ante él. Todos sabían que nadie podía matar a Arisha, ella era suya, pero los demás... Los demás podrían ir cayendo sin ningún problema.

Y, efectivamente, así estaba siendo. Arisha y los suyos eran rápidos, pero no eran capaces de poder con todos, aún eran demasiadas personas y el espacio no era demasiado grande, de manera que rápidamente optaron por no usar las armas de fuego y empezar a luchar cuerpo a cuerpo. Ahí cogieron algo de ventaja, puesto que contaban con la daga implacable de Arisha, rápida y letal, que consiguió segar varias vidas en poco tiempo.

Poco después, en aquella habitación tan sólo quedaban nueve personas. Cuatro del bando de Ilya y cinco de Arisha. Se colocaron cada bando en un lado de la habitación y se miraron fijamente. Las cosas habían cambiado, en ese momento eran más del bando de Arisha que del de Ilya, pero éste aún no había quitado la sonrisa. No había intervenido en la batalla anterior, pero sabía que él solo era perfectamente capaz de acabar con la vida de todos los que tenía enfrente.

Arisha, Devlin y Alex, a la cabeza del otro grupo, miraban a Ilya desafiantes. Ya habían llegado hasta allí, tenían delante al hombre con el que querían acabar desde hacía tiempo y, además, estaba en inferioridad numérica, aunque no por eso se confiaron en absoluto. Todos sabían de lo que aquel hombre era capaz y, sobretodo, en el caso de perder, tenían que hacer que no se llevase con él a Arisha con vida o, sino, todo lo que habían hecho habría sido en vano. La joven sufriría la más dura de las torturas con un hombre sin escrúpulos.

—Vaya, vaya. Tiene mérito. Habéis conseguido llegar hasta mí. Todo porque no os esperaba precisamente hoy —Ilya clavó sus ojos en Fyodor durante unos segundos para a continuación hacer una mueca aún más divertida—. Una lástima. Habrá quien pague por esto.

Fyodor se removió inquieto en su sitio, había entendido lo que aquello significaba. Si no conseguían acabar con Ilya, su familia estaría muerta en cuanto aquel hombre saliese de allí, lo que renovó las ganas de Fyodor de acabar con él cuanto antes. A pesar de eso, no se movió, no lo haría hasta que Devlin y Alex hicieran algo.

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