Capítulo 30

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Poco después de que terminasen de brindar por su nueva vida, Lena, Arisha, Alexey y Devlin se retiraron

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Poco después de que terminasen de brindar por su nueva vida, Lena, Arisha, Alexey y Devlin se retiraron. Alexey dormiría con Lena, muy a pesar de Arisha, en un colchón hinchable que había encontrado Arisha de hacía muchos años.

La joven rubia se había metido en la cama, con su pijama habitual, unos pantalones cortos grises con una amplia camiseta negra por encima, de manera que cubriese la totalidad de su cicatriz. Había tratado de dormirse, pero al escuchar las risas que se oían en la habitación del otro lado se había desvelado totalmente. ¿Qué demonios le pasaba ahora? ¿Por qué le daba tanta rabia la cercanía de Alexey y Lena?

Devlin dormía plácidamente a su lado cuando se levantó de la cama hecha una furia y durante unos segundos se plantó delante de la habitación de Alex, dudando si entrar en ella a ver qué estaba pasando, pero finalmente suspiró con fuerza y se alejó de la puerta hacia el salón de su casa. Se sirvió un buen vaso de Vodka y se sentó en el blanco sofá pensativa. Trató de pensar en qué iban a hacer a partir de entonces, tras haber decidido atacar ellos primero, pero no fue capaz de pensar en nada más que en Lena y en Alexey. Por Dios, Lena era como su hermana pequeña, ¿por qué estaba así ahora con ella? A ella no le gustaba Alexey.

No. Le. Gustaba.

Evitando nuevamente el tema, clavó su mirada sobre el tatuaje que estaba en su muñeca. La V si la mirabas desde su perspectiva (o la A si la mirabas desde el otro lado), la saludó. Recordaba cuando se había hecho ese tatuaje, parecería una A del nombre de su madre para cualquiera que lo mirase, pero para ella, le recordaba a la V de la venganza que había jurado hacía años.

El sonido de una puerta la sacó de sus pensamientos. No se giró, pensando que había sido Devlin que había salido a comprobar que estaba bien tras no encontrarla en la cama. Su sorpresa fue mayúscula cuando se encontró con unos oscuros ojos azules en el sofá que estaba enfrente de ella.

Puso su mejor cara de indiferencia cuando le vio delante de ella, esperando que realmente pareciese eso, indiferencia.

—¿Qué haces aquí a estas horas, rubita?

La joven bebió un largo trago de su vaso de Vodka y clavó su mirada en la suya. No pudo evitar que algo de reproche se colase en sus siguientes palabras.

—Demasiado ruido para dormir.

El joven soltó una carcajada, sorprendiéndola. Sabía a lo que se refería, había estado hablando con Lena en la habitación y habían dado más ruido a propósito, tratando de ver si Arisha se molestaba. Desde que se habían besado, ya días atrás, la joven no había vuelto a mencionar el tema ni a hacer nada más y él estaba ya desesperado por saber qué pasaba por la cabecita de aquella chica.

—Sólo dos viejos amigos que hablaban del tiempo separado y reían —la miró sonriendo con socarronería—. ¿Estabas celosa?

Arisha abrió los ojos desmesuradamente y los clavó en él, ruborizándose ligeramente. ¿Y si era eso? ¿Y si realmente estaba celosa de Lena? Sonaba ridículo, ya que ella no sentía nada por Alexey. No podía sentir nada por Alexey, sencillamente no podía permitirse aquello. Pero, después de todo, él estaba allí con ella y se iba a quedar para ayudarla a acabar con los malos... A pesar de sus pensamientos, negó repetidas veces con la cabeza, levantándose del sofá donde se encontraba.

—¿Qué? No, para nada, ¿acaso te has vuelto loco?

Lo había dicho todo de carrerilla, hasta a ella le había parecido mentira lo que había dicho. Alex se levantó tras ella y la agarró por los hombros, girándola hacia él y acercándola a su cuerpo. Sus narices casi se tocaban y, entonces, de repente, Arisha comenzó a darle puñetazos con fuerza en el pecho, negando con la cabeza y alzando ligeramente la voz, tratando de que nadie más la oyese pero sin poder controlarse. Arisha Vólkova había perdido el control de sus actos y de sus palabras, aquello sí que era una completa novedad, ella no solía perder el control.

—¡Mierda, Ivanov! ¡Yo era jodidamente feliz sin sentimientos, joder! ¡Y tuviste que volver a mi maldita vida y hacerme a su vez llamar a Devlin! Y vosotros dos habéis hecho que sienta otra vez y, ¡joder! No quiero. ¡Habéis vuelto a poner mi vida patas arriba otra jodida vez! No tuvisteis bastante con una, tenéis que volver y acabar con la calma de mi monótona vida, alejada de personas y sentimientos, ¡era feliz así! ¡Nada podía hacerme daño porque nada me importaba! ¿Qué se supone que voy a hacer ahora? ¿Eh? —Las lágrimas caían rápidamente por las mejillas de la joven, que se las apartaba de manotazos entre golpe y golpe sobre el pecho de Alexey, que la miraba sin atreverse aún a hablar—. ¡Joder! Vamos a ir a luchar contra esa gente, que nos pueden matar en cualquier momento. Yo estaba preparada para morir sola, sólo preocupándome por mí y ahora, ¿qué? Ahora no voy a poder dejar de preocuparme por vosotros, ¡maldita sea! No voy a poder pensar en lo que tengo que hacer yo, sólo en interponerme entre cada puta bala que vaya para vosotros. ¿Te das cuenta de lo que me habéis hecho? ¡Yo no quería esto, joder!

Tras su discurso, dejó caer sus brazos a ambos lados de su cuerpo y bajó la cabeza, haciendo que su pelo ocultase de esa manera su cara. Dejó que las lágrimas corriesen libremente por sus mejillas y respirando entrecortadamente por la vehemencia de su anterior monólogo. Se sorprendió al pensar en todo lo que había dicho, no había querido hacerlo, pero tampoco iba a retirarlo, porque todo lo que había salido de su boca había sido verdad, a pesar de que a ella misma le molestaba esa nueva verdad. Se había esforzado mucho por conseguir que su vida no tuviese a nadie que perder, pero habían llegado ellos y habían dado la vuelta a todo su maldito universo.

Negó con la cabeza y fue a darse la vuelta, pero unas manos la retuvieron y la dejaron donde estaba. Los ojos de Alexey la miraban con rabia contenida y ella no supo entender por qué, aunque tardó poco en enterarse.

—Tú no vas a ponerte en medio de nada por nosotros, ¿entendido? —El hombre había separado claramente las palabras para poner más énfasis en ellas.

Al acabar de hablar, sin esperarlo, estampó sus labios contra los de ella, con fuerza. A ella ya no le quedaban ganas de evitarlo, de manera que abrió ligeramente los labios, dando paso así a la lengua de él, que no tardó en rozar la suya con intensidad.

Las manos de él se posaron sobre su cintura, apretándola con fuerza contra él, como si tuviera miedo de que se arrepintiese de aquello y le apartase y las de ella subieron hasta su cuello para posar sobre el mismo suaves caricias.

Alexey soltó un gruñido desde el fondo de su garganta al sentir los dedos de Arisha e hizo el beso aún más intenso de lo que ya era, haciendo que sus lenguas se pelearan entre ellas durante un largo rato, que no sabía ninguno de los dos si habían sido segundos, minutos u horas, solamente sabían que se sentían bien así, el uno con el otro.

Lo que ninguno de los dos sabía es que dos ojos color gris, los de Devlin, habían visto toda la escena, escuchando también las palabras de Arisha.

Lo que ninguno de los dos sabía es que dos ojos color gris, los de Devlin, habían visto toda la escena, escuchando también las palabras de Arisha

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MARATÓN 2/3

¿Qué os parece? ¿Qué os ha parecido la confesión de Arisha por fin? ¡Contadme, contadme! La imagen es lo más parecido que he encontrado a cómo me imagino yo el tatuaje de Arisha. Besos.

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