Capítulo 16

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Los brazos de Arisha presionaban con fuerza la herida de Alex mientras los otros dos trataban de pensar qué hacer con él

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Los brazos de Arisha presionaban con fuerza la herida de Alex mientras los otros dos trataban de pensar qué hacer con él. Evidentemente, no lo podían llevar al hospital, harían demasiadas preguntas, tenía una maldita herida de bala en el pecho.

Arisha los presionó sin demasiado tacto, como era normal en ella, nada nuevo, de manera que ninguno de los dos se sorprendió.

—¡Joder! ¿Qué coño hacéis ahí parados? ¡Hay que llevarle a algún maldito sitio! ¡Está a punto de morirse, joder, vamos! —La voz de Ari sonaba brusca, pero sobretodo, sonaba demasiado asustada. No quería que muriese por su culpa, le debía una e iba a salvar su vida por ello.

Cuando la joven acabó de hablar, Devlin ya había desaparecido, para aparecer al cabo de sólo unos minutos con un coche al lado de ellas. Por fortuna, no había nadie en la calle a aquellas horas. Devlin cargó a Alexey en el coche, sin que Arisha separase las manos de su herida, a pesar de que poco estaba haciendo, estaban ya ambos llenos de sangre y la joven temía que ya hubiese perdido demasiada.

Con un acelerón, Devlin se dirigió al piso de Arisha, después de que Olya se montase en el asiento delantero del coche. Hacía ya bastante rato que Alexey se había quedado inconsciente y la palidez de su rostro era extrema.

Tras llegar al piso, rápidamente subieron a Alex y lo llevaron a su habitación. Devlin se quitó la chaqueta y se arremangó la camiseta que llevaba debajo mientras Ari lo miraba sin entender. Fue rápido a la habitación de Arisha a por una bolsa que tenía allí, que siempre llevaba con él. Luego volvió y miro a las dos jóvenes que lo miraban confundidas.

—Digamos que tengo ciertas nociones de medicina y ya que no lo podemos llevar a un hospital, tendréis que conformaros conmigo —se encogió de hombros mientras se situaba junto a Arisha, poniendo las manos en sus hombros para apartarla del lado de Alexey.

Respiró hondo un par de veces y se puso unos guantes que guardaba en aquella bolsa. Acercó sus manos a la herida de Alex mientras las dos mujeres lo miraban con curiosidad. Por algún motivo, en vez de simplemente hacerlo, las fue diciendo que hacía.

—Lo primero es comprobar que la bala tenga orificio de entrada y salida, sino habría que sacarla. Lo normal es que con un disparo como este haya ambos orificios —levantó un poco la espalda de Alexey para comprobar si por detrás había herida y, efectivamente, la había—. La bala era de un calibre bastante grande pero la parte positiva es que le ha dado en el costado izquierdo, de manera que es posible que no tenga ningún órgano afectado —mientras hablaba, miraba con detenimiento la herida.

Lo único que podía hacer era coserle y soñar con que alguno de ellos pudiese darle sangre. Sacó la aguja y el hilo y los acercó a su piel, mientras una ligera gota de sudor caía de su frente. Cabían muchas posibilidades negativas, podría tener una infección, podría tener cualquier órgano afectado, pero sin un hospital y sin poder hacerle ningún tipo de prueba, no podía hacer más. Frunció levemente el ceño mientras atravesaba la piel de él con la aguja, concentrándose en cerrar la herida delantera, aunque luego tendría que limpiar también la que la bala había dejado en su espalda.

La voz del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora