Epílogo

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Habían pasado unas horas desde que Arisha se había enterado de que estaba embarazada

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Habían pasado unas horas desde que Arisha se había enterado de que estaba embarazada. Tras unos instantes sentada en el suelo de baldosas de su baño, se dio cuenta de que necesitaba salir de allí, no podía mantenerse más en aquel lugar. Sin molestarse en coger una chaqueta, salió de la casa a paso rápido, para ir a donde quería ir, no le hacía ninguna falta.

Sus pasos se dirigieron rápidamente al Patriarshy Bridge, uno de los puentes de Moscú que más impresionaba a la joven. Se apoyó en el puente, mirando el río que fluía lento debajo de ella. Nada había cambiado en la ciudad, todo seguía igual, a pesar de ser ya altas horas de la noche, por allí seguía pasando algo de gente, poca, en realidad. La ciudad seguía su curso, la vida seguía su curso, pero su vida se había estancado.

No podía vivir sabiendo todo lo que sabía y sabiendo que estaba sola. No podía ser una buena madre estando como estaba.

Con un ágil movimiento, propio de ella, se subió al puente y se sentó en él, con los pies hacia fuera, hacia el río.

Había llegado el momento. No quería seguir viviendo. Había sufrido demasiado y si seguía viva y con su embarazo, haría desdichado también a su hijo. La joven se miró el vientre y un par de lágrimas cayeron de sus ojos mientras posaba una mano sobre él.

—Donde iremos estaremos mejor, cariño, iremos a ver a tus papis.

La joven cerró los ojos un momento, disfrutando de la brisa que corría por la cercanía del río y recordó una vieja poesía que alguien le enseñó:

Salta, niña, salta ya,

ahora que tu corazón

llora en silencio tu pesar.


Salta, niña, salta ya

Si existe un Dios

no te quiere hablar.


Salta, niña, salta ya

No te queda defensor

Nadie te va a cuidar.


Salta, niña, salta ya,

que nada ni nadie

te devolverá la paz.


Salta, niña,

¿por qué no saltar?

Tu final feliz

no va a llegar.

Cuan ciertas le parecían aquellas palabras en aquel momento. Aquello era totalmente cierto. No lo pensó más, con un suave suspiro se dispuso a saltar cuando algo la mantuvo congelada en su sitio un momento. Una voz se dirigía a ella desde su espalda.

—Arisha, no lo hagas.

La joven se giró hacia la voz y sólo fue capaz de distinguir una suave silueta oscura, pero aquella voz... Aquella voz sí la conocía.

~FIN~

¡Hola! Bueno, pues aquí está el final de esta historia. Han sido dos años con ella y estoy muy orgullosa de cómo ha quedado. ¡Muchas gracias a todos por seguir aquí!

La poesía que se ve aquí no es de nadie conocido, es escrita por mi hermano. Está basada en el origen de sus nombres, puesto que Alexey significa defensor y Devlin significa Dios, de ahí esas estrofas.

Aquí os dejo la página de Facebook del libro y si queréis uniros a un grupo de mis escritos de WhatsApp escribidme por privado :). 

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¿Qué os parece? ¿Os ha gustado? ¡Muchas gracias a todos por acompañarme en esta aventura y os invito a que os paséis por otras de mis historias que comenzarán a ser subidas a partir de mañana seguramente. ¡Espero vuestros comentarios y votos! Os quiero.

Muchísimas gracias también a ABEdiciones por toda la ayuda que me están dando para las imágenes promocionales de esta historia y para su difusión. ¡Están siendo de muchísima ayuda y lo agradezco de corazón!

 Diana

 Diana

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