Capítulo 17

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Parecía que Alex pensaba joderle hasta cuando estaba herido e inconsciente

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Parecía que Alex pensaba joderle hasta cuando estaba herido e inconsciente. Por una vez, desde que se habían separado años atrás, Arisha había estado receptiva a él, era la primera vez desde que había llegado que ella había dejado que se acercase. Pero las convulsiones de Alex les interrumpieron. ¡Maldito sea Alexey!

Tras haber revisado al hombre, después de que terminase de convulsionar, se dio cuenta de que no era nada, sus pulsaciones eran normales y también su respiración segundos después. Arisha se había asustado bastante, pensaba que le estaba pasando algo grave, pero no había sido así. Le sacó más sangre con cuidado a la joven y se la puso a Alexey, necesitaría más trasfusiones. Habían pasado unos minutos de aquello cuando Arisha habló nuevamente.

—Voy a preparar café, creo que espera una larga noche, ¿quieres? —Se había vuelto a cerrar, su voz lo denotaba a la perfección, todo su cuerpo emanaba frialdad.

—Por favor —su voz sonó demasiado dulce para lo que acostumbraba. No sabía si ese "por favor" había sido para pedirle café o para que volviese a abrirse con él, necesitaba que ella se abriese y lo conseguiría tarde o temprano.

La joven fue hacia la cocina y puso la cafetera. Tras ello, se apoyó contra la encimera y cerró los ojos, soltando un fuerte suspiro. Había bajado demasiado la guardia aquella vez y había estado a punto de volver a cometer errores que ya había superado en su pasado, no podía dejar que todo aquello volviese a ocurrir. Mantuvo sus ojos cerrados con fuerza mientras rememoraba aquel último momento que había estado en su memoria demasiado tiempo.

Devlin había entrado en la casa bastante tarde para lo que habituaba. La joven Arisha, mucho más dulce que la actual, le esperaba con la cena encima de la mesa y unas velas en la misma. En cuanto le vio, supo que algo andaba mal, pero no supo qué hasta que él había hablado:

Arisha. Tienes que irte de aquí y tienes que irte ahora.

Su voz sonaba tremendamente fría. ¿Qué había pasado con el Devlin que ella conocía? Él la había sacado del pozo, la había ayudado cuando su abuela había muerto, había permitido que su corazón pudiese volver a sentir.

Pero... ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?

Devlin le dio la espalda y elevó sus hombros con suavidad, evitando mirarla. Lo que no sabía Arisha es que una mirada torturada se había instalado en su rostro y que por eso no quería mirarla. Se recompuso y volvió a mirarla, con una mirada asqueada.

Porque no te quiero aquí. Ni hoy ni nunca más. Así que, por favor, vete de aquí. Y vete lo más rápido posible.

Al día siguiente, la joven se había ido sola de aquella casa para no volver nunca más, sin saber realmente qué era lo que había pasado para que aquel hombre la echase de su vida de aquella manera.

Negó con la cabeza. Años después, aquello había ido perdiendo importancia para ella, pero en el mismo momento que había vuelto por su llamada, todo había vuelto a su cabeza y ahora no lograba quitárselo de la cabeza. ¿Por qué? Era lo único que la joven se preguntaba y era para lo único que no tenía ninguna respuesta. Tampoco quería preguntarle a él, porque no quería que él pensase que le importaba ni lo más mínimo, aunque, realmente, ni ella misma se creía aquello.

Sacudió la cabeza intentando librarse de aquellos pensamientos y cogió dos vasos, donde sirvió café. De manera inconsciente, le echó el azúcar necesario al café de Devlin y al suyo, que sabía perfectamente cuánto era en ambos. Los llevó a la habitación y le tendió uno a Devlin sin mirarlo. Él tomó un sorbo del mismo y sonrió ligeramente, mirándola.

—Veo que aún te acuerdas de cómo me gusta el café —el hombre trataba de entablar una conversación para que ella volviese a abrirse, aunque fuera un poco, hablando con él.

—Devlin —la joven lo miró ligeramente, ahora una mirada dolida se había instalado en sus ojos, después de recordar lo que había pasado—, hay cosas que nunca se van a olvidar.

Evidentemente, aquel comentario no iba sólo por el café, también se refería a aquella última noche y Devlin lo sabía a la perfección. Sabía cuánto daño le había hecho aquel día, sabía que gran parte de lo que era ella hora, era gracias a él, tanto en las cosas buenas como en las cosas malas. Nunca se iba a poder perdonar aquello que le dijo, pero realmente era necesario, no podía quedarse allí, alguien le había avisado de que la perseguían y tenía que irse. Él fue demasiado cobarde como para acompañarla, aunque, paradójicamente, años después había ido al segundo tras una simple llamada de ella. Cuánto podía haberse ahorrado si, en vez de haberse quedado aquel día, hubiese huido con ella. Las cosas habrían sido de otra manera completamente.

—Lo siento, Arisha. Sé que nunca te lo había dicho, pero...

—Cállate, Devlin. No quiero oírte y mucho menos ahora. Mira como está Alex, igual no vuelve a despertar, ¿crees que es el momento? —La mirada asesina de ella se clavó en él.

Devlin cerró los ojos con fuerza. Cuanto más conseguía acercarse a ella, más se encerraba ella en sí misma después. Aquello ya había pasado después de que la encontrase tras la muerte de su abuela, pero en esta ocasión era mucho peor, porque esta vez el malo era él, no una persona desconocida que había matado a su abuela, esta vez él era el culpable de lo que sucedía entre ellos dos.

Los ojos de ambos se mantuvieron en Alexey un buen rato después, mirando cómo respiraba. Cada poco tiempo, Arisha se acercaba a él y le tomaba el pulso, asustada por si acaso le había pasado algo. Tenía que sobrevivir, era su obligación hacerlo.

Cada vez que Devlin se acercaba con la excusa de comprobar como estaba Alexey, Arisha se iba a la otra punta de la habitación, evitando cualquier roce casual que pudiese tener con él, estaba vulnerable en aquel momento y no quería que un nuevo roce con él pudiese hacer que se olvidase de todo lo que se había prometido a sí misma los últimos años. No iba a tirar todo aquello por la borda, le había costado mucho llegar a aquella conclusión.

En uno de esos momentos, cuando Devlin se había apartado de Alexey y ella le había relevado, la mano de Alex se movió ligeramente. Los atentos ojos de Arisha habían captado aquel movimiento y llamó a Devlin rápidamente.

—Dev, Alex acaba de mover la mano, lo juro, lo he visto.

Devlin se acercó rápidamente a ellos, aunque en este caso, Arisha no se apartó, no quería perderse lo que pasase en aquel momento.

—Vigílalo un momento, Ari, ahora mismo vuelvo.

La joven asintió con la cabeza y cogió una de las manos de Alex con las suyas, esperando que esta vez despertara de verdad. Llevaba como seis o siete horas inconsciente y el cielo comenzaba ya a clarear. Antes de que llegase Devlin, una voz, muy ligera, que no se hubiese oído si la casa no estuviese sumida en el más absoluto silencio, hizo a Arisha mirar hacia abajo.

—Hola, rubita —una sombra de sonrisa cansada asomaba los ojos de Alex, aunque mantenía sus ojos cerrados. Arisha sonrió y dio un suave grito. ¡Alex había hablado!

 ¡Alex había hablado!

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MARATÓN 2/3

Bueno, parece que Alex comienza a despertar, ¿qué creéis? ¿Sobrevivirá o se volverá a dormir y morirá? ¡Espero que os haya gustado! Besos.

La voz del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora