Capítulo 6

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Fernando abogó por mi, logrando convencer a todo mundo que decía la verdad, les contó el

arduo trabajo que hacía para poder tener un poco de pan, no sé si sentirme agradecida o

rara, ya que en pocas palabras mencionaba que no tenía nada de dinero, sin embargo destacaba que era alguien con valores.

El niño me devolvió la comida, para después irse corriendo, realmente no quería que las cosas terminaran así, podía darle un poco, no tenía que huir, no lo odiaba.

Al poco rato, todos regresaron al mercado. Me quedé en pie, estaba mojada de pies a cabeza, de mi cabello caía las gotas de agua para después caer sobre mis zapatos. Sentí una chamarra caer sobre mi cabeza haciendo que me tapará un poco de la lluvia.

– Vámonos, necesitas cambiarte, estas muy mojada- me susurró Fernando con una voz tierna.

Lo volteé a ver, dejándome llevar por él hasta el parque, la lluvia paró un poco, entonces me metí a mi casa, me cambié de ropa y salí para calentar la comida, sorprendentemente había dejado de llover. Volteé a todos lados, al parecer Fernando ya se había ido a su departamento.

Puse los sándwiches en la estufa, acomodándolos en uno de los recipientes limpios, ya que la caja estaba asquerosamente sucia.

Cristina y Max salieron un rato después, pusimos cartones en el pasto mojado y nos sentamos a comer, Cristina me preguntó cómo me fue en la fiesta, le dijo todo, excepto lo de Robert.

Cuando habíamos terminamos, vi entrar a Fernando al parque, a pesar de la distancia distinguí que tenía un moretón en la cara, no lo tenía cuando estaba en el mercado, entonces le tuvo que haber pasado algo hace poco.

– Creo que te busca- mencionó Cristina señalando con la cabeza.

Asenté poniéndome en pie, conforme iba acercándome, lo notaba extraño, tenía una expresión que no me gustaba para nada. Al llegar a donde estaba, iba a hablar, pero antes me abrazó sin aviso previo, ¿acaso estaba bien?, me estaba asustando un poco su comportamiento.

– ¿Estas bien?- pregunté preocupada.

No me respondió, solo sentí como me apretaba cada vez más fuerte, esto no estaba bien, algo le había ocurrido, por algo vino conmigo.

– Necesito hablar contigo- dijo por fin, soltándome.

Asenté la cabeza, llevándolo a mi casa.

Me senté en la cama, observándolo, estaba perdido mirando a la nada, como si intentara recordar bien cada detalles.  

– ¿Qué pasó?- en cuanto hice la pregunta, noté como derramó una lágrima.

– Me golpeó e igual a mi madre, no sé qué voy a hacer- susurró apretando el puño, se estaba forzando mucho a si mismo.

– ¿Quién te golpeó?

– Mi padre, descubrió donde vivíamos- nuevamente derramó otra lágrima, comenzando a temblar- llegué del mercado, estaba ahí, golpeando a mi madre, me enojé y me interpuse, no podía creer que fuera tan cobarde para hacer eso, mi mamá pudo huir- hizo una pausa tomando aire, esto era difícil para él- logré tranquilizarlo, después lo corrí.

No sabía que decirle, estaba asombrada por lo que había escuchado. Lo comprendí, nuevamente comprendí, Fernando me estaba confiando muchas cosas que le costaban mencionar, sin embargo vino a mi, para contarme esto, para poder desahogarse con alguien, bien sabía lo que se sentía en no poder contarle a nadie, en guardarte los sentimientos.

No dije nada, sólo lo abracé nuevamente, eso era lo que él necesitaba en estos momentos, alguien quien le diera cariño, que lo escucharan, él estaba solo y posiblemente yo era la única persona quien podía estar a su lado.

Detrás de la enfermedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora