Capítulo 18

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Mi corazón latía de forma rápida, mis manos y piernas temblaban, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.

Seguía sin creer que esto me estuviera pasando a mí, de todos los castigos, ¿por qué este?

¿Por qué estar en el salón donde también estaban Robert y Paulina?

Lo que menos quería es estar cerca de aquí, sentía que el aire se me acababa con sólo pensar en entrar, con sólo pensar en estar en el mismo sitio que ellos dos.

Estaba a fuera del salón de 2 "C".

Mi mano estaba en la perilla de la puerta, no tenía fuerza para girarla y entrar.

Decidí que lo mejor antes de entrar a mi pesadilla era aclarar mis ideas, al mismo tiempo que darme motivación a mí misma. Cuando me sentía ya preparada, volví a tomar aire, girando la perilla de una vez por todas.

Abrí la puerta, captando la atención de todos los que estaban ahí, era incomodo que tantas miradas fijarán sus ojos en mí. Era inevitable no dejar de temblar.

Me dirigí a la maestra, explicándole la situación, ella asentó, dándome la bienvenida a su clase.

Sin quererlo, me presenté a todos los que estaban a ahí, por ende, me gané una merecida ola de aplausos falsos que sólo me probaban por en cada instante. La maestra me asignó un lugar, el único lugar disponible, el lugar que no quería, el lugar que estaba justamente a un lado del de Robert.

Cada paso hacia mi lugar era un sufrimiento. En cada pisada, sentía la mirada de molestia de Paulina, la cual estaba al otro lado de salón.

Cuando me puse frente a la silla para tomar asiento, noté que Robert me miraba fijamente, no me miraba particularmente a los ojos, si no a debajo de mi barbilla donde se encontraba el collar, se me había olvidado quitármelo nuevamente, ¡genial esto no podría ir peor!

– Tu nivel de avaricia es asombroso- dijo en el momento que tomé asiento- fuiste capaz de encontrarlo para venderlo, no puedo sentirme más ofendido.

– Lo que yo haga a ti no te debe importar- respondí con la vista hacia enfrente, sin voltearlo a ver.

Todo lo que decía eran lanzas a mi corazón, haciendo cada vez más grande el hueco que tenía ahí.

En toda la clase me estaba centrando para no hacer nada fuera de lugar.

Al momento que por fin tocaron la campana sentí un gran alivio. Tarde un poco en reaccionar, miré a mi alrededor, todos estaban ya guardando sus cosas, al darme cuenta, recordé que mi mochila, que por tanto los nervios y la prisa, la dejé en el salón. Concentré mi vista en la puerta de salida, ahí estaba Paulina junto a dos chicos, quienes le estaban susurrando algo sobre mí, lo sabía porque me miraban fijamente, con gran enojo, al mismo tiempo que me señalaban, debía salir de aquí antes que fuera demasiado tarde. Tomé mis cosas, que sólo se trataban de los libros y de un cuaderno. Todos ahí estaban concentrados en salir ya, así que me tocó adentrarme a la fila de estudiantes que había en la puerta. Los dos chicos, estaban dejando pasar a todos, hasta que llegó mi turno, se interpusieron para impedirme moverme, empujándome a un lado para que los demás pasaran sin problema alguno. Al darme cuenta, el salón terminó completamente vacío.

Escuché los pasos de advertencia de Paulina, quien estaba detrás de mí. Colocó su mano en mi hombro y me tiró al suelo, se colocó cerca, logrando hacer que la volteara a ver, en su rostro se notaba que disfrutaba por completo verme "débil" ante ella. No sabía que estaba planeando, pero era capaz de todo, temía lo que se avecinaba.

Detrás de la enfermedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora