Junto a Robert me dirigí a la habitación de Ian. En cuanto nos vio, hizo una ligera sonrisa, estaba haciendo un gran esfuerzo por tratar de abrir los ojos, estaba bastante débil, hasta hace unos minutos, había despertado. Me senté en el sillón de la sala, dejando un espacio para que la pudiera sentarse a mi lado. Estuvimos narrando una serie de sucesos, Ian sólo se mantenía asentando la cabeza, para asentar en forma positiva y de lados en forma negativa.
No tardó mucho la enfermera en aparecer con la bandeja de comida. Ian sonrió, inquieto por ya querer probar bocado.
– Por favor, no hagan que se esfuerce mucho- pidió Rosa, con un ligero aire de autoridad.
– No hay problema Rosi, todo bien- ella tenía la tentación de rodear los ojos, sin embargo, se contuvo, apretando la mano- perdón, Rosa, ¿cierto?
– Tampoco se queden mucho tiempo, necesita descansar.
Se pasó mis palabras por alto, mas no iba a enojarme por algo así, era una tontería. Robert se dedicó a darle de comer a Ian, a él le costaba abrir la boca, más lo intentaba con tanto esfuerzo. Cuando terminó, tomó la mano de su primo, mirándolo fijamente.
– No te perdonaré si la descuidas, cuando sea un fantasma te atormentaré si es necesario- Robert comenzó a reírse, Ian intentaba hacerlo. Yo me mantenía callada, observándolos con cautela.
– ¿Pero ¿qué dices? - preguntó él, aún con su risa.
– Ya en serio, yo moriré pronto y es cierto que hace poco que conozco a Azul, sin embargo, todos esos momentos, esas pláticas, son preciadas para mí, por ello, quiero que estés con ella, que nunca la dejes, te la encargo.
Noté que estaba muy nervioso, eso no era nada bueno.
– Ian, no te esfuerces demasiado.
Él me miró, guiñándome un ojo.
– Todo estará bien, no te preocupes por mí.
Robert comenzó a pedirle que ya no hablará, le estaba costando cada palabra, era un dolor constante para él. De la nada, el monitor de los signos, comenzó a hacer sonidos extraños, lo volteé a ver, para después ver a Ian, quien tenía los ojos en blanco ¡no estaba reaccionando!
– ¡No! - grité, llevándome las manos a la boca, con ojos llorosos.
Robert salió corriendo en busca de ayuda. Rosa entró y me pidió que saliera, el doctor no tardó en aparecer, junto con Robert salí de la habitación. No, no, no, ¿Ian estaría bien? Temía que algo ocurriera.
Estuve lo que resto del día en la cama, no podía olvidar las palabras de Ian, "todo estará bien, no te preocupes por mí", ¿por qué dijo eso? ¿Qué pretendía?
– Azul... descuida, él saldrá bien- Fernando trataba de hacer que mi ánimo subiera.
– No digas nada, por favor- me di la media vuelta, para evitar verlo- el doctor me lo dijo, en cualquier momento pasaría, pero... no me sentí preparada para querer aceptar lo que significaban aquellas palabras. El perder a un amigo, siempre es duro.
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Detrás de la enfermedad
Teen FictionAzul es una chica que con tan solo dos meses de edad fue abandonada en un parque. Ella creció siendo cuidada por una mujer de nombre Cristina, la cual le daba una vida normal. Cuando entra a Preparatoria, comienza a tener una serie de extraños dolor...