Era la primera clase, estaba vagando con mi mente por toda la clase. No tenía ganas de prestar atención a lo que decía la profesora, gran error de mi parte. Al percatarme, estaba pasando fila por fila para recoger la tarea del ensayo que pidió la vez pasada.
Claro que me había olvidado por completo. No sabía qué hacer, siempre era muy precavida y hoy fallé rotundamente.
– Srta. Vega, deme su tarea por favor- dijo parándose enfrente de mi banca, sonreí bastante nerviosa. Me quedé en silencio sin saber qué decirle.
Ella abrió la boca, posiblemente para repetirme lo que dijo hace rato, solo que un grito le impidió continuar. Se trataba de París, quien asustada por un supuesto animal, rogaba que la maestra fuera a ayudarla. En cuanto se alejó, sentí que algo cayó en mis piernas, al voltear era el ensayo hecho. Volteé y a la primera que vi, fue a Luz quien me sonreí con un pulgar arriba, enseguida comprendí, ¡amaba a mis amigos!
Cuando la maestra regresó a mi lugar, le entregué los papeles con tanta confianza que hasta fue riesgoso, al fin de cuentas no sospecho nada y pasó al siguiente lugar. Enseguida me relajé, con un gesto le di las gracias a Luz. Cuando terminó de recoger la tarea, se fue al frente del salón, viéndonos a todos.
– Alumnos les tengo que dar un anunció- dijo levantando la voz, tomando aire para poder seguir- la próxima semana va a ver una fiesta de gala, en esta fiesta van a tener la libertad de bailar, divertirse y venir de traje o vestido de fiesta, así que preparen el mejor traje que tengan y vengan muy guapas y guapos- se escucharon unos cuantos suspiros- el evento iniciará a las siete de la noche. Asenté la cabeza un poco sorprendida, ya que está se trataba de un colegio de paga, los directivos hacían este tipo de eventos para "calmar" por la presión de calificaciones, para que al mismo tiempo en contentar a los padres del buen servicio de la escuela. Claro para los demás no había problema en comprar un vestido elegante, para mí si, tenía ropa nueva gracias a Miranda, sin embargo ningún vestido era adecuado para la ocasión.
En el descanso nos reunimos como de costumbre, las chicas hablaban de los posibles vestidos que llevarían a la fiesta, al parecer a todos les había caído bien la idea. Yo quería ser realista, posiblemente no iría por el tema de la vestimenta, pero aún no estaba del todo aferrada a esa idea, así que solo me hacía algunas ilusiones que un vestido elegante me cayera del cielo. Junto con Leo empecé a hablar de lo primero que llegará a nuestras cabezas, él no se ilusionaba con la fiesta, más bien como que le daba igual, así que no me tenía que torturar con mis pensamientos. A lo lejos vi a Robert, quien venía en nuestra dirección a paso veloz, una enorme sonrisa se me hizo al verlo. Sin darme cuenta me levanté para recibirlo.
Nos quedamos viendo fijamente un par de segundos, hasta que él con la cabeza señaló que me sentará, asenté obedeciendo lo que decía.
– ¿Ya estas mejor?- pregunté algo tímida.
– Ah claro, ayer simplemente me limpie la sangre y ya. No fue gran cosa- respondió tranquilizándome. Sonreí, me alegraba escuchar eso.
– ¿Qué pasó?- preguntó Elisa, curiosa. Juré que ella estaba muy metida en el tema de la fiesta, al parecer no tanto.
– Ayer Robert me defendió de un chico y lo golpearon en el rostro- anuncié con cierta extrañeza al recodarlo.
– Es difícil creer que alguien golpeo a Robert, él es muy bueno peleando- respondió pensante. – No lo golpeé porque no quería tener problemas- dijo él intentando parecer inocente.
De repente mis amigos se quedaron viendo entre si, como si pensarán algo que no querían mencionar. – ¿Entonces estaban en una cita?- preguntó Luz lentamente.
– ¡No!- negamos los dos al unísono después de voltearnos a ver.
– Yo solo estaba ahí porque mi hermana insistía que quería renovar su guardarropa y mis papás me ordenaron que la acompañara- respondió él harto de si mismo.
– Y yo estaba ahí, porque Miranda me dijo que me iba a comprar ropa y acepté. Después de aquello, los temas de conversación fueron cambiando entre nosotros tres, ya que Elisa, Luz e incluso París seguían conversando de miles de modelos de vestidos posible. – ¿Robert vendrás al baile?- preguntó Luz de la nada, metiéndolo a él en su conversación- debe haber muchas chicas que quieren verte con traje.
– Puede ser- respondió cortante, él se notaba que tampoco le interesaba mucho el tema- ¿tu vendrás?- me preguntó mirándome fijamente.
– No sé aún- mencioné sin decir algo de más, aún así ellos ya deberían saber que no tengo vestido que usar.
Él asentó la cabeza segundo después.
Minutos después tocaron la campana, me puse en pie yendo al salón de música.
El tiempo pasó, llegué al parque momentos después, estaba algo desanimada referente a la fiesta, no iba a ser tan egoísta como para mencionarle a Cristina, ella quería que yo fuera una chica normal e hiciera ese tipo de cosas de adolescentes, sin embargo trabajaría el triple o cuádruple para ponerme comprar un dichoso vestido de fiesta, no iba a permitir que se cansara más de lo que ya estaba. Al llegar a mi casa, noté a Max quien estaba muy concentrado en unos inútiles pasos de baile que se saco de la manga, me daba risa su intento. Cuando se dio cuenta de mi presencia me guiñó el ojo acercándose.
– ¿Por qué estas así?- se dio cuenta de mi falta de energía, suspiré un par de veces antes de contestar. Le conté toda acerca de la fiesta de gala, enseguida relacionó el dinero con todo..., éramos pobres, así que era algo natural que lo hiciéramos.
– Te compraré un vestido- dijo de la nada, lo vi directo a los ojos, se veía muy honesto- te lo prometo- eso era inútil, no creo que realmente pudiera comprar algo así de costoso, era una promesa sin esperanza, sin embrago apreciaba eso.
Solo mostré una pequeña sonrisa, él se convenció de eso.
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Detrás de la enfermedad
Novela JuvenilAzul es una chica que con tan solo dos meses de edad fue abandonada en un parque. Ella creció siendo cuidada por una mujer de nombre Cristina, la cual le daba una vida normal. Cuando entra a Preparatoria, comienza a tener una serie de extraños dolor...