Capítulo 21

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Estaba en mi cama, en mi cuarto, en mi casa.

Me sentía confundida, me había desmayado en la escuela, ¿Cómo había llegado hasta acá?

Esa duda se resolvió en el momento que sentí un hormigueo en mis piernas, haciéndome mirar la parte inferior de la cama. No estaba sola en el cuarto, Fernando también se encontraba ahí, dormido al borde de la cama.

Escuchaba su respiración pausada, estaba a mi lado.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro, extrañaba tanto verlo así. Pensé que en verdad lo perdería, esa idea me aterraba por completo.

Mi mano estaba agarrada a la de él. Una lagrima rodeó mi mejilla, me sentía feliz en ese momento. Sentía tanta calidez, tanto cariño, tanto de todo.

Sin previo aviso, despertó.

Se sentó en la silla que estaba al lado y se quedó procesando la escena, viéndome con los ojos entrecerrado, cuando poco a poco volvió en sí, me miró un poco serio.

– ¿Cómo te sientes? - preguntó después de un par de segundos, soltando mi mano.

– Estoy perfecta, nuevamente me siento completa.

Sin poder evitarlo mis ojos se volvieron cristalinos, él acaricio mi mejilla, con un poco de remordimiento.

– Lamentó todo lo que ocurrió, me siento tan mala persona- susurró, volviendo a tomar mi mano con fuerza- creo que al final de cuentas me di cuenta que sin ti no soy nada, soy yo el que te necesita para poder seguir.

Mordí mi labio.

– Ambos nos necesitamos mutuamente- él rio mínimamente.

Sin decir más, me abrazó, sentí su preocupación de nueva cuenta, su ternura.

– ¿Podrías perdonarme?

Me separé de él, para poder verlo a los ojos, asentí.

– Sin remordimientos- coloqué mi mano sobre la suya, con una sonrisa de oreja a oreja. – Sin remordimientos- repitió, pasando el mechón de cabello suelto que tenía, con la mano sobrante, detrás de mi oreja.

Sin más, pasó a explicarme lo que había ocurrido, él cambió en su actitud, su enojo, todo.

– ¿Recuerdas que te conté de mi prima? Que ella se suicidó- asenté, él suspiró para comenzar- la causante de todo eso, es una chica, la cuál fue mi primer amor y alguien a quien quería más que nada, era mi novia. Esa misma chica se cambió a nuestra escuela, cuando la vi me fue imposible no enojarme, no quererme desquitar con todos por culpa suya. Sentí que no tenía control de mis impulsos, de mis palabras, de mis acciones, el simple hecho de verla me ponía mal- apretó el puño, arrugando la frente- Eran muy unidas, no sé realmente que ocurrió en su relación. Mi prima siempre estaba con ella, sé sentía segura a su lado, mi prima entró a la misma escuela que nosotros, era acosada por sus compañeros antiguamente, así que quería respirar tranquila, creía que conmigo las cosas mejorarían. Al principio fue así, pero después Karen (mi novia) empezó a portarse extraña- al decir ese nombre, abrí los ojos de la impresión- mi prima se sentía extraña con sólo verla. Al final, la noche en la que mi prima se quitó la vida lo supe, todo fue culpa de la persona que creía amar, de Karen. Ella provocó miedo en Melissa, mi prima, ella pagó para que abusaran de Melissa, ella fue la causante de sus traumas y ¡todo por tenerlo celos a mi prima! No tiene lógica, me costó aceptarlo al principio, pero al final me resigné, Karen es ese tipo de persona, no se debe confiar.

Detrás de la enfermedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora