Parte 11

245 14 1
                                    

<< Estimada Daina:

Soy listo, soy bueno, y tengo mis métodos de espionaje.

Me encanta que me alagues, me hace sentirme orgulloso de mi trabajo.

Veo que te atreves a contactar conmigo. Eres valiente, eso me gusta.

Me caes bien, es una pena no haberte encontrado antes.

Hoy no tengo nada que comentar, no dedico todo el tiempo a espiarte, también tengo una vida, pero espero volverte a ver pronto>>

<< Estimada Daina:

Hace un mes el hijo de Carlps era alguien del que solo habías oído hablar, mientras que ahora se pasa varios días de la semana en tu casa.

Sé que él y Meicel son buenos amigos, además de primos. Les he visto juntos alguna vez antes de que tú le conocieses. Eso me parecía normal, son familia. Igual que las visitas de de su padre a tu casa todas las semanas desde que tengo memoria. Pero hay una cose que me resulta extraño.

¿Por qué el hermano mayor de Carlps nunca ha visitado a su hermana y él lo hace a menudo? Sé que es Una pregunta interesante, quizá tú tengas la respuesta.

Estaré a la espera de que me escribas, ahora que te atreves a responderme>>

Un hombre algo mayor que nunca antes ha estado allí pide una sopa caliente en pleno verano.

La muchacha le trae lo que pide, pero aparte de la sopa le pasa un sobre blanco.

Él le pasa otro sobre junto con el pago de la consumición.

Ella recoge el dinero y se guarda el sobre disimuladamente, mira de reojo a su alrededor esperando que nadie lo haya visto. ¿Y si alguien lo ha visto?, solo es un sobre.

***

Meicel observa a Daina mientras esta sirve la mesa del extraño nuevo cliente. No le ha pasado por alto el intercambio de sobres.

Algún rato más tarde cuando los clientes ya se han ido, la muchacha se encierra en su cuarto a leer la carta.

Meicel intrigado decide intervenir.

-¿Qué haces Daina? –pregunta tras abrir la puerta.

-Nada –responde ella intentando esconder la carta.

-No me engañas Dai, estás leyendo una carta, ¿No?

-No –miente ella.

-Sí, vi cómo ese hombre te daba un sobre, no mientas ¿Es de Mashel o de mi primo?

-De ninguno de los dos –declara ella confirmando así que algo esconde.

-Uh, así que tienes un tercer pretendiente eh –él le dedica una sonrisa pícara.

-No exactamente.

-¿No exactamente? ¿Puedo leer esa carta? –pregunta él algo intrigado.

-No, es privado.

-¿En serio?

El muchacho sonríe, ella le devuelve la sonrisa como retándole.

Él no aguanta su curiosidad y se lanza por la carta. Falla, pero consigue agarrarla del vestido.

Los dos forcejean un rato entre risas por la habitación mientras ella intenta mantener el papel lejos de él. Pero finalmente consigue quitarle la carta y comienza a leer en voz alta:

-Estimada Daina, espero tener la oportunidad de conocerte pronto. ¿Un admirador secreto?, que interesante.

-Devuélvemela – intenta quitarle la carta ella, pero él la empuja haciendo que caiga de espaldas sobre la cama y sigue leyendo mientras ella se sienta molesta.

-Se de buena tinta que mañana irás con su alteza y sus hermanas a montar por la reserva real. Quizá nos veamos, o más bien yo te veré a ti. Recuerda que te estoy vigilando, no lo olvides. ¿Vigilando? ¿Qué es esto Dai?

-Devuélveme esa carta –ella da un pequeño salto y alcanza la carta arrancándosela de la mano.

-¿Te están espiando? ¿Estás recibiendo amenazas? ¿Por qué no dijiste nada? –pregunta el joven nervioso y preocupado.

-Simplemente no quise preocupar a nadie –responde ella con voz de arrepentida a la vez que baja la mirada al suelo.

-Pero es grave, deberías decírselo a Ezla y a Carlps.

-No, Mei por favor, guárdame el secreto.

-No puedo prometerte nada Daina. –Suspira él- ¿Ahora que sé tu secreto puedo ver las demás cartas? ¿Cuántas has recibido? ¿Desde cuándo?

-Eso no es de tu incumbencia. Por favor Meicel, quiero estar sola –le ruega sin mirarle.

-¿No vas a responderme?

-Hoy no, por favor, vete.

-Está bien, pero prométeme que me lo contarás todo.

-Otro día, te lo prometo –responde ella cruzando los dedos en su espalda.

Él sale de la habitación no muy satisfecho, tendrá que buscar las otras cartas cuando ella no esté en casa, podría ser algo grave.



La huerfanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora