Parte 40

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PASADO



La tenue luz del anochecer iluminaba la estrecha calle. Las casas dibujaban sus siluetas con largas sombras sobre el frio suelo. No muy lejos de allí se escuchaba el correr del agua del rio. Parecía el lugar perfecto para una emboscada y, Carlps lo sabía.

Al otro lado de la calle se adivinaba una figura. Caminaba hacia él con paso lento y sin prisa. Estuvo tentado de dar media vuelta, pero su trabajo consistía en ser valiente.

—Hola Carlps –le saludó el transeúnte—. Tú y yo tenemos un asunto pendiente.

Él suspiró. Su interlocutor había hablado con un tono tranquilo y sin emoción que no presentía nada bueno.

-Yo no recuerdo ninguno. Si no te importa, Luio, tengo que seguir con mi ronda.

-No lo creo –llevó la mano a la empuñadura de su espada-. Me quitaste a mi amada y, ahora está muerta. Has de pagar por ello.

-Yo no te quité a nadie, Luio. Ella no te pertenecía.

-No mientas. Ya estaba todo hablado con sus padres. Ellos estaban de acuerdo y..., de repente anulan todo para que se case contigo. Ella era mía.

-Ella no te quería. Fue ella la que escogió casarse con otro. No hagas ninguna tontería. No me obligues a tener que arrestarte.

-No podrás hacerlo si estás muerto –sentenció Luio desenvainando la espada.

-Luio, sé razonable. No tiene ningún sentido esto después de casi dos años –intentó hacerle entrar en razón, pero su oponente, antes que escucharle se lanzó contra él y, no le quedó otro remedio que defenderse.

***

Presente


-No sé muy bien que pasó después –continua hablando Ezla-. Inicialmente mi hermano y tu tío se echaban la culpa el uno al otro de lo sucedido. Finalmente Luio reconoció ser el culpable, pero se defendió diciendo calificándolo de accidente. Es cierto, en realidad fue un desafortunado accidente, pero eso no debería haberle exculpado de matar a alguien.

«Tu padre apareció por el callejón, tal vez buscando a Carlps, o tal vez a Luio, o tal vez a los dos. Ambos coinciden en que cuando vio lo que sucedía, quiso pararles. Luio estaba dispuesto a matar a Carlps, nunca lo ha negado, aunque nunca lo ha vuelto a intentar. No se sabe cómo habría terminado aquel enfrentamiento de no intervenir tu padre. Pero te diré una cosa, si Luio hubiese vencido, Carlps estaría muerto, aunque nadie duda de que Carlps podía vencerle sin esfuerzo.

Foren la observa en silencio, analizando sus palaras. ¿Su hermana sabrá estos detalles de la historia? ¿Realmente fue un accidente o su tío mató intencionadamente a su padre? ¿Por qué Carlps lo encubriría convirtiéndose en "Cómplice"? Eso deberá preguntárselo a él. Pero ya lleva mucho fuera de casa y, no quiere que Luio le interrogue sobre su paseo.

-Gracias por todo Ezla –se despide-. Tengo que irme ya.

***

PASADO


Rakel se dejó caer en el sillón que tenía a sus espaldas, al borde del desmallo. Mera se apresuró a agitar su pañuelo sobre el rostro de la mujer ara darle aire, mientras Ezla fue en busca de paños y agua fría.

-¿Cómo sucedió? –preguntó Mera aún alterada.

Carlps procedió a contar lo sucedido en el callejón. Rakel pidió ver el cuerpo, pero al parecer lo habían arrojado al rio. Esa sería la versión oficial: Carlps y Luio habían tenido un altercado en el puente y, Guelio, al intentar detenerlos, había acabado cayendo al agua. Sin cuerpo nadie podría probar que había sido un asesinato.

-¿Qué haré ahora? –pregunto la joven viuda cuando se hubo recuperado del susto.

-No te preocupes Rakel, entre todos te ayudaremos. Encontraremos una solución, ya lo verás –la intentó tranquilizar Mera.

-Si no quieres quedarte aquí sola, puedes venir a vivir con alguno de nosotros.

-Carlps tiene razón. A nosotros no nos importa acogerte en el palacio –propuso su amiga.

-Gracias, pero no puedo aceptarlo. Mi deber es ir a vivir con mi hermano, él es la única familia que me queda.

-Eso no es cierto, tienes a Foren, pronto nacerá tu segundo hijo –le recordó Mera.

-¿Realmente piensas mudarte con él? ¿Después de todo lo que te ha hecho? –preguntó Carlps incrédulo.

-No deja de ser mi hermano, es mi familia.

-Mo es necesario que vayas con él. Puedes vivir sola con los niños, entre todos te ayudaremos, lo sabes. Mira por ejemplo a Ezla. Su marido murió hará un año y, se las arregla muy bien sola con su hijo. O, Carlps, él solo para criar a un niño tan pequeño. Si mudaras con él, entre los dos os las arreglaríais mejor con los tres niños.

-No dudo de las habilidades como madre soltera de Ezla, Mera. Tampoco de que Carlps pueda criar solo a un niño. Pero ellos no son yo. A Ezla hace tiempo que le dejó de importar la opinión de la gente. Y Carlps, es un hombre, la sociedad no le va a juzgar por eso.

-¿Y desde cuando te importa lo que los demás digan?

-No me vais a convencer, Mera. Mañana me mudaré con Luio, es lo correcto.

-Pero él...-intentó argumentar su amiga.

-Déjalo Mera –l cortó Ezla mientras escurría un paño en el cubo de agua-. Lo has intentado, pero si Rakel cree que es lo mejor, debemos respetar su decisión.

- Gracias, Ezla –Rakel suspiró cansada-. Y ya me encuentro algo mejor, no necesito más paños.

Ezla dejó el paño en el cubo y suspiró agotada.

-Voy a ver si los niños necesitan algo –se despide siendo de la habitación.

-Yo me retiro ya, estoy cansada –se despidió Rakel poniéndose dificultosamente de pie por el peso de su hinchada barriga.

-Entonces recogemos a los niños y nos vamos a casa para no molestarte .anunció Mera-. ¿Quieres que nos quedemos alguno?

-No hace falta, no vivo sola en esta casa. Estaré bien.

Dicho eso, Rakel salió del salón dejando atrás a sus preocupados invitados.

La huerfanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora