Foren pasa los dedos por la librería concentrado en la textura de los lomos en las yemas. No recuerda si está buscando alguno en concreto, pues su mente está muy lejos de allí.
Un hombre de unos cincuenta años, pelo castaño descolorido por las ya evidentes canas y unos inexpresivos ojos marrones. Va elegantemente vestido, como si fuese a la más importante de las fiestas, aunque en realidad no ha salido aún de casa.
-¿No deberías estar viendo que hace el nuevo juguete del príncipe? -pregunta fríamente al muchacho refiriéndose a Daina despectivamente, a propósito.
-Es una persona, no un objeto –la defiende él sin mirarle-. La verdad es que tengo más cosas que hacer que seguirla veinticuatro horas.
-En realidad no. Esa es tu máxima prioridad, y lo sabes.
-¿Y mi futuro qué? Creo que debería estar estudiando y no siguiendo a una chiquilla –se atreve a confesar mirando fijamente algún punto en la librería.
-Vigilar a esa mocosa es tan importante para el futuro como tus estudios. No deberías cuestionar mis decisiones. Y mírame cuando te hablo –Conforme va hablando su tono va ascendiendo hasta casi gritar la última frase.
Foren se vuelve tomando primero el libro más cercano.
-No entiendo por qué tengo que vigilarla yo. ¿No podrías simplemente contratar un espía? -pregunta mirándole al fin, pero su voz suena insegura y débil.
-No. Así es más sencillo. -responde el hombre con excesiva tranquilidad-. Ahora dame ese libro y ve a ver qué está haciendo. Tal vez nos hayamos perdido algo importante.
El muchacho sale de la habitación cabizbaja, le entrega el libro al salir y desaparece por el pasillo. Lo cierto que no entiende la obsesión de su padre por Daina. Él le dijo que era cuestión de un asunto familiar con un tal Eld y que la chica era su única pista de momento para encontrar a ese hombre y hacerle pagar por el daño que le había causado. Pero nunca le ha contado que había hecho ese tal Eld para que le odiase tanto.
***
-Toc, Toc -dice Meicel asomando por la puerta abierta de la habitación de ella.
-Echo de menos mi tranquila vida -se queja Daina tirada en su cama con la mirada perdida en el techo.
-¿Tanta atención te resulta agotadora? -pregunta él acechando se y sentándose en la cama a su lado.
-Muchísimo más que ocuparme de mis tareas domésticas -reconoce ella sentándose más cómodamente.
-La verdad, quién diría que meterte en problemas te haría tener tanta vida social -bromea él.
-La verdad que Daya y Cali son muy simpáticas. Es agradable tener amigas con las que pasar un rato divertido. Y a tu prima apenas la conozco, pero me cae bien.
-Estoy seguro que con haberla visto un par de veces ya conoces a Alxa mejor que yo -comenta Meicel con un tono algo apagado en la voz -Ya sabes que mi madre no se habla con su hermano mayor. Él es más prejuicios que Carlps y nunca aceptó el matrimonio de mamá.
-Oh, no me di cuenta de que nunca has visto a tu prima. No he intercambiado más que un par de palabras con ella, pero podría intentar que os conocieras si quieres.
-No hay necesidad Dai, tranquila. No me importa no conocer a Alxa.
-Respeto tu decisión, si eres feliz así... Pero no logro entender como tu tío y su familia no hacen por retomar el contacto. A mí me hubiese gustado poder conocer a mis padres y mi hermano, pero es imposible porque murieron -comenta la joven con tristeza. Perdió a su familia cuando aún era muy pequeña como para recordarlos y desde entonces ha vivido allí.
-Lo siento, yo tampoco he caído en eso. Pero no estés triste, recuerda que si tienes una familia. Para mí siempre serás cómo la hermana que nunca tuve y lo sabes.
Él deja pasar unos minutos de silencio antes de volver a hablar. Daina es como su hermana pequeña y ese un momento íntimo de hermanos del que disfrutar antes de que se rompa la magia.
-¿Y qué se siente al tener la atención de tantos pretendientes? -pregunta al fin rompiendo el silencio.
-No son tantos y no sé si llamarlos pretendientes -se defiende ella recobrando la sonrisa.
-Oh, venga ya. Ahora me negarás que el príncipe Mashel no está interesado en ti.
-Si te soy sincera yo creo que para él soy más como la novedad. No creo que realmente esté interesado en algo serio con una chica de la calle.
-No te subestimes, no eres una cualquiera.
-Oh, cierto. Me olvidaba que soy la loca heroína que rescató a las princesas hace casi cuatro meses.
Él no puede evitar reír.
-Una heroína sí que es una opción para alguien de tan alto estatus.
-No puedo rebatir eso -sonríe ella.
-¿Y de mi primo qué opinas?
-¿Realmente tengo que contestar?
-Reconoce que os habéis hecho grandes amigos.
-Tanto como grandes amigos no sé si sería. Pero supongo que como Carlps me ha hablado tanto de él, es como si le conociese desde siempre.
-Y tengo entendido que tienes otro pretendiente, ¿no?
-¿Te refieres a Foren?
-Sí. Gabelt me ha dicho que te ha visto coquetear con él y es obvio que está interesado en ti.
-Supongo que te habrá dicho también que es un mujeriego.
-Sí, me lo ha comentado.
-Pues sí, es cierto que coquetea conmigo, pero no estoy interesada en él. ¿Te puedo contar un secreto?
-Claro, en mí puedes confiar.
-Pero promete no decírselo a nadie -dice ella poniéndose seria.
-Puedes confiar en mí. Ni le he contado a nadie lo de las amenazas, y eso que es algo grave y serio.
-Lo sé, y en realidad tiene que ver con eso.
-¿Qué es lo que ha pasado? Deberías contárselo a mi madre o a mi tío, o a ambos y lo sabes.
-Lo sé, y lo haré, lo prometo.
-Está bien. Cuéntame tu secreto y no se lo diré a nadie.
-Foren escribió las cartas -suelta ella de carrerilla.
-¿Qué? -grita él dando un respingo en la cama.
-Por eso le hago caso y eso. Así me puedo acercar a él y averiguar sus intenciones.
-¿Sabes que puede ser peligroso?, ¿no?
-Lo sé, pero prometiste no contarlo.
-Y mantendré la promesa. Pero no puedes ocultarlo eternamente. Sé que eres valiente, pero no dejes que se te vaya de las manos. En realidad es más grave que perseguir a carteristas por el mercado. Con el rescate a las princesas tuviste suerte. Que sepas blandir una espada no te hace inmune al peligro.
Ella no responde, sabe que tiene razón. Él se levanta y se dirige a la puerta.
-Te espero abajo –dice antes de salir de la habitación.
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La huerfana
Teen FictionDaina ha crecido en la pobreza, valiente y temeraria. Foren ha crecido en el mundo de apariencia que es la corte, siempre ocultando su verdadero yo. Sus caminos no debían cruzarse, pero el destino a veces guarda sorpresas inesperadas. Un...