Daina se siente observada. Mira de reojo a su alrededor nerviosa, pero no quiere que nadie lo note. Por suerte para ella sus acompañantes achacaron ese nerviosismo a la idea falsa de que nunca antes había montado a caballo.
La reserva real es un lugar hermoso, una amplia parcela del bosque que crece a pocos minutos de la ciudad, repleto de una variedad inimaginable de plantas y animales reservado para su entretenimiento y diversión.
Para alguien que nunca antes había salido del recinto que delimitan las murallas es una visión de ensueño.
El asombro y la admiración no tardan en reflejarse en los ojos de la joven, ocultando sus miedos e inquietudes.
Desde las alturas una sombra les sigue, sabe que ella le busca y disfruta con su inquietud. ¡Qué frágil parece sobre el caballo!, con todos los músculos tensos se huele el miedo a kilómetros. ¿Será porque sabe que él está allí, o por ser una novata como jinete?
Empezó a seguirla porque ella es el camino más rápido hasta Eld. Pero tras todo este tiempo observándola ha surgido en él un incontrolable deseo de conocerla en persona. ¿Sería buena idea? ¿Qué le diría cuando la tuviese delante? ¿Sería capaz de no revelarle quién es? ¿Sería más divertido hacerlo?
A algunos metros por detrás del pequeño grupo va una pequeña comitiva de la guardia real. Es lógico que el Rey no permitiese a sus hijos salir sin protección, pero al parecer no quería que su presencia les agobiase.
A Daina esos hombres no la hacen sentirse segura ni aunque estuvieran a su lado.
El grupo para a la orilla del rio a descansar un rato.
***
A Cali siempre le ha gustado picar a su hermana mayor y el rio le ofrece una excelente forma de diversión.
Con un poco de arte de hermana pequeña, consigue que Daya la siga hasta allí y comienzan una divertida persecución por el agua.
Daina y Mashel observan la escena desde la distancia sin poder evitar sonreír.
-¿Te está gustando el paseo? –pregunta el muchacho rompiendo el silencio.
-Reconozco que está siendo agradable –responde ella casi por compromiso.
-Me alegro. No he podido evitar ver que estabas algo tensa y pensé que..., bueno que estabas incomoda.
-Reconozco que un poco incómoda sí que estoy. Nunca había montado a caballo antes -miente.
Cuando era pequeña Carlps llevaba a veces su caballo a casa de su hermana para diversión de su sobrino y su protegida, pero lo cierto era que lo máximo que habían hecho era marear al pobre animal calle arriba, calle abajo, nunca más lejos.
Por tanto su confesión es en parte cierta, pero sabe que ese no es el principal motivo de su inquietud.
Él parece aceptar la explicación porque lo deja pasar alagandola.
-Pues se te da bien, es como si hubieses nacido para ello.
Ella deja escapar una tenue sonrisa debido al inesperado cumplido, pero enseguida recupera un rostro sin expresión aparente.
-Me complace mucho, alteza. Pero si me disculpa tengo asuntos que atender –responde guiñandole un ojo.
Sin dejarle tiempo a darle una respuesta la muchacha le pasa las riendas, baja del caballo y echa a andar hacia el río. Aprovechando la distracción de las princesas empapa a Cali salpicado por la espalda.
La princesa le sonríe y decide cambiar de objetivo, olvidándose de su hermana comienza a perseguir a Daina. Mientras que Mashel no puede evitar reír al contemplarlas, seco y a salvo, desde la orilla.
***
<<Te ví muy nerviosa en tu paseo de ayer. Pero al final parece que lo disfrutaste.
Espero que no pillases ningún resfriado.
AL final hasta Mashel acabó en el agua.
¿Te divertiste?
Espero no haberte arruinado el día. Pero ya sabes. , he de cumplir con mi trabajo. >>
Quién fuese que estaba detrás de esas cartas, ¿no tenía nada mejor que hacer? La joven se empieza a preguntar si está obsesionado con ella o con el personaje con el que la relaciona. Sea lo que sea, hasta ahora lo único que ha conseguido es irritarla.
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La huerfana
Teen FictionDaina ha crecido en la pobreza, valiente y temeraria. Foren ha crecido en el mundo de apariencia que es la corte, siempre ocultando su verdadero yo. Sus caminos no debían cruzarse, pero el destino a veces guarda sorpresas inesperadas. Un...