Parte 15

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Cuando Daina llega a casa Meicel la está esperando. En su mano derecha sostiene un puñado de sobres blancos y, la observa con rostro serio.

-Tenemos que hablar –declara secamente.

-¿Ahora? Es tarde –intenta escabullirse ella temerosa de lo que pueda saber.

-Este es tan buen momento como cualquier otro. Esto es serio Dai. He leído las cartas, es muy serio. Alguien te sigue, te vigila y te amenaza, deberíamos contarlo.

-No, no deberíamos, les preocuparíamos sin sentido. ¿Has entrado en mi habitación a escondidas? –pregunta molesta al recordar que esa es la única explicación a que él tenga los sobres.

-Si... -reconoce él dubitativo, pero enseguida recupera el control-. Es que es preocupante Daina ¡Te están amenazando! –Pregunta él casi gritando.

-Meicel baja la voz que vas a despertar a Ezla –susurra ella inquieta.

-Bueno, pues así se enteraría.

-No seas tonto. Créeme, es mejor que no digas nada.

-No seas tonta tú. No sabes nada sobre quien ha escrito estas cartas, ¿Y si es peligroso?

-Solo son amenazas vanas. Si quisiese hacerme daño ya lo habría hecho, seguro que oportunidades no le han faltado.

-No dudo de que eres valiente, pero a veces es mejor ser prudente. ¿Desde cuándo recibes las cartas?

-Desde mi primera visita al palacio, más o menos.

-Ya han pasado casi tres meses desde entonces –vuelve a subir la voz, pero enseguida se controla-. creo que ya ha pasado suficiente tiempo y deberíamos actuar.

-No, Confía en mi Mei, guárdame el secreto.

-Sabes que no puedo hacerlo, es por tu seguridad. Sé que puedes cuidarte sola, pero nunca menosprecies la ayuda de otros.

-No menosprecio tu ayuda Mei, pero creo que es mejor no contarlo aún. De todas formas estoy cansada y empieza a ser tarde. ¿Podemos hablarlo mejor por la mañana?

-Está bien, -se rinde- pero prométeme que se lo contarás a Ezla, sino se lo contaré yo.

-Te lo prometo, se lo diré –sentencia cruzando los dedos disimuladamente a la espalda.

***

Daina no logra dormir. No deja de pensar en las palabras que le dijo el joven de ojos de miel. "No olvides que te tengo vigilada" ¿Qué querría decir con eso? Parece conocerla bien, saber más de lo que aparenta. Oculta algo, seguro.

Intentando conciliar el sueño, le da vueltas a una idea. ¿Y si es él? ¿Podría serlo?

Siempre se había imaginado a su acosador como un hombre mayor, seguramente de la misma edad de Eld. Un viejo enemigo suyo que ha visto una posibilidad de venganza. O, tal vez, un hombre aburrido con ganas de acción, seguramente de los peores barrios de la ciudad. ¿Pero podría ser un muchacho?, un chico poco mayor que ella, de familia noble y con buena posición social, no era precisamente lo que más hubiese esperado.

También podría tratarse de otra persona diferente a la que escribía las cartas. ¿Pero interesado en el mismo tema y espiándola también? No, no es una casualidad.

Por otra parte había claras señales de que su vigilante tenía alguna relación con la corte. ¿Cómo sino podría enterarse de cosas que alguien ajeno al palacio no tendría por qué saber? Pero podría tratarse de un sirviente, o alguien que conociese a un sirviente.

El joven desea saber lo mismo que su "admirador". No puede ser una casualidad. Además está interesado en ella desde lo de las infantas, otra coincidencia a tener en cuenta. Está claro, hay muchas pruebas a favor de que sea él. ¿Pero también podría ser una marioneta en manos de otra persona, no?, incluso aunque resultase ser el autor de las cartas.

Necesita respuestas. Ese joven sabe mucho, la ha amenazado y, parece peligroso.

Pero ahora tiene otro problema que solucionar. Meicel está al corriente de lo de las cartas e insiste en contárselo a Ezla y Carlps. Ha de convencerle de que es mejor no involucrarles por el momento. Necesita poder confiar en alguien, todo se está complicando y él tiene razón, por muy valiente que sea a veces no viene mal algo de ayuda.


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