Parte 19

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La nieve lo cubre todo.

No puede ver por dónde va.

Las voces suenan en el silencio de la noche. Parecen venir de todas partes y de ninguna en particular.

Una dulce voz de mujer grita aterrada la palabra "corre". Tiene la sensación de haberla oído antes en algún sitio, pero no logra recordar donde.

Él obedece, corre por la nieve sin dejar huella alguna.

No está seguro de si está huyendo de algo o buscando desesperadamente la procedencia de la voz.

-¿Dónde estás? ¿A dónde voy? Guíame, no puedo ver -pide a nadie en particular.

-Foren –le llama otra voz más infantil-, Foren.

-Estoy aquí –grita él como si fuese a servir de algo.

De repente unos hermosos ojos marrones invaden toda la escena. Le resultan familiares, pero no recuerda bien de qué.

-Foren –vuelve a llamarle esa voz infantil que parece proceder de esos brillantes ojos...

El joven se despierta de golpe.

Otra vez ese sueño.

Lo tiene desde que la vio por primera vez.

Está seguro de que tiene algún significado, pero no puede descubrir cuál es.

Solo sabe que algo dentro de él le dice que no es un sueño corriente.

Tiene la sospecha de ser un recuerdo, pero no logra ubicarlo.

***

Pese a que no era la primera vez que se encontraban así, le sorprende verle.

Dush corre directa a Daina y casi la tira al suelo.

Tras ella corre un muchacho pelirrojo de ojos verdes.

-Lo siento mucho, Daina –se disculpa él al llegar junto a la chica- No te veía desde el cumpleaños de mi hermana.

-He estado muy ocupada, alteza. Sin ofender, algunos tenemos un negocio que atender –responde ella mientras intenta mantener las correas de los perros desenredadas.

-Ya veo. Así que para mí estás ocupada, pero para Gabelt no –le recuerda en un tono algo triste pero molesto.

-Oh, nunca pensé que alguien con tantos recursos a su alcance se sintiera celoso de nadie –se ríe ella-. No sé si Gabelt se lo habrá dicho, pero es el sobrino de Ezla, mi madre adoptiva, por lo que es normal que le vea a menudo.

La cara del chico cambia a una expresión seria pero triste, avergonzado.

-Oh, perdóname Daina, no sabía que tus padres habían muerto –se disculpa con voz llorosa.

-Perdonado. No es lo primero que se cuenta cuando conoces a alguien –responde ella dedicándole una sincera sonrisa para calmarle.

El enrojece todavía más avergonzado.

Mientras tanto, Aika se dedica a provocar a Dush. Se siente protegida por su ama y Eiko y le hace ser más imprudente de lo que debería.

Dush se ha tumbado en el suelo y parece totalmente ajena a las provocaciones de la blanca perrita, pero no tiene paciencia eterna.

-Estaba pensando en que tal vez aceptarías venir al palacio mañana –propone él tras un breve silencio.

-¿Mañana? –pregunta ella fingiéndose dubitativa- ¿Por qué no?. Pero tendré que encontrar una excusa para librarme de mis obligaciones.

-Seguro que se te ocurre algo –él le guiña un ojo de forma "inocente"-. Será mejor que continúe con mi paseo, Dush parece a punto de perder la paciencia con tu perrita.

En efecto, la gran perra gris y marrón había empezado a gruñir irritada.

-Hasta mañana entonces –se despide ella intentando no transmitir ninguna emoción en la voz.

-Hasta mañana –responde Mashel tomando la mano de ella y llevándola a sus labios para darle un beso cortés que la hace enrojecer por un instante.

Luego ella tira de la correa de sus mascotas intentando separar a Aika de Dush y, arrastrando casi a la perrita, se aleja por una calle a su izquierda.


La huerfanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora