''Jane... Jane, sabes quién eres, sabes que me perteneces, tarde o temprano te encontraré...''
De un pequeño brinco me desperté de la pesadilla que últimamente tanto había perturbado mi sueño. La sangre latía en mis sienes. Me senté en el borde de la cama y traté de mantener la calma.
Gotitas de sudor perlaban mi frente. Temblores incontrolables me atizaron el cuerpo durante unos instantes. Mis manos entumecidas agarraban en puños la ropa de la cama hasta sentir pequeños pinchazos en la yema de los dedos. Aquel dolor era lo único que me recordaba que tan solo había sido un sueño. Lo único que me mantenía anclada a la realidad.
Ni siquiera intenté volver a dormirme. No estaba del todo segura de si podría soportar de nuevo aquella horrible visión...
***
Por aquel entonces tenía una vida de lo más normal, me atrevería a decir que rozaba lo aburrido. Los días eran grises y monótonos, y mientras que las horas parecían no pasar, tenía que resignarme a observar como mis padres se dedicaban vivir una vida totalmente paralela a la realidad en la que en verdad se cernía nuestra existencia.
Tenía que tragarme su perfecta actuación, no solo de cara al público, si no que también de puertas para dentro, y eso hacía a un más pesada mi único propósito: limitarme a existir.
Era miércoles, cuando después de una tarde entera dedicada a los deberes, me dispuse a volver a casa. Mamá y papá llegarían tarde, lo que significaba que sería otra noche que añadiría a la lista de ''días enteros sin ellos''.
El diluvio se había apoderado una noche más de todas la callejuelas londinenses. ¡Dios, como odiaba la lluvia! Justamente llegaba Phil Brown (mi vecino, el chico del que estaba secretamente enamorada) cuando resbalé. Sin pararme a comprobar siquiera si Phil había sido testigo de mi patético intento por manter el equilibrio, abrí la puerta y entre en casa.
Me dirigí a la cocina y como de costumbre, revisé mi móvil en busca de algún mensaje de texto. No tenía ninguno, ¡Qué sorpresa! cómo bien os lo podéis imaginar, mi vida social se resumía en una palabra; nula.
Bebía un vaso de agua mientras contemplaba las gotas de lluvia hacer recorridos en los cristales y rememoraba los momentos tan vergonzosos a los que mi particular ángel de la guarda me había expuesto de una forma tan gratuita.
<<No eres una amargada, Jan. Sólo es la puñetera adolescencia. Ya pasará... Espero>> me repetí.
— ¿Jane? ¿Eres tú, cariño? — Reconocí esa voz al instante. Mamá, lo que significaba que si mamá había llegado, también lo había hecho papá. Resultó chocante ver a mis padres en casa tan pronto. Normalmente un miércoles no habrían llegado hasta las once, como muy pronto.
Enseguida llegué a la conclusión de que mi profesora había sacado cinco minutos de su preciado tiempo para telefonear a mis padres, e informarles de mi caída en picado de la escala de empollones de la clase.
Entré con vacilación al salón. Ambos estaban sentados en el sofá.
— ¿Cómo vosotros aquí tan pronto? — Pregunté como por casualidad.
— Jane, cielo... tu padre y yo... Tenemos que decirte algo...
— ¿Y no puede esperar? Tengo un trabajo de historia pendiente y...
— Por favor, Jane, no hay tiempo.
— Te dije que teníamos que habernos mudado — reprochó mi padre en un débil murmuro.
— Ahora no, Brad.
Se retaron mutuamente con la mirada, una actitud jamás vista en mis padres, y mucho menos, entre ellos. Se suponía que eran el matrimonio perfecto, pero las paredes que mantenían a raya sus verdaderos pensamientos empezaron a resquebrajarse, y todos los reproches y quejas mudas comenzaron a brillar en sus miradas.
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Till The End [Draco Y Tú]
FanfictionEl día 2 de mayo de 1998, yo morí. Ahora, donde quiera que sea este sitio en el que estoy, recuerdo los últimos minutos de vida como algo incalculablemente preciado. Nunca habría imaginado que podría haber muerto de aquel modo; con Draco sujetándome...