Capítulo 7

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Hogwarts me estaba consumiendo, tanto física como mentalmente. El tiempo parecía no avanzar, las semanas se hacían interminables. Las noches eran cada vez peores y los pocos momentos en los que lograba quedarme dormida las pesadillas acechaban. Y éstas eran cada vez más duras.

Una vez soñé con Draco.

Supe que era un sueño en cuando nos vi disfrutando de una tranquila y plácida caminata por el bosque. Hablábamos y reíamos, haciendo de lo que pretendía ser la mejor tarde de mi vida. Escuché un ruido a mi derecha. El crujir de unas hojas. Me volteé durante un segundo para examinar a mi alrededor. Estaba todo en silencio y por un momento creí que habían sido imaginaciones mías, hasta que volví mi vista, y mis sospechas dejaron de cobrar importancia. Draco no estaba.

Me encontraba sola, y perdida en medio del bosque mientras la noche encapotaba un cielo sin estrellas. Grité su nombre hasta probar el metálico sabor de mi sangre. Las lágrimas empaparon mi cara y rendida tras horas de búsqueda, caí al suelo. La humedad de las hojas muertas del suelo caló mi ropa. Estaba congelada.

De un momento a otro, el suelo cubierto de hojas secas quedó inundado por una densa niebla. Volví a probar suerte gritando casi sin voz el nombre de Draco, sin recibir respuesta a mis llantos lastimeros. La sangre bobeaba frenética por mis venas y escuchaba mi corazón tamborileando las costillas. El martirio fue disipado por lo que me pareció un rayo de esperanza. Entre la nieva vislumbré las siluetas de dos personas. En concreto dos hombres, uno más robusto que otro.

Diferencié a uno de ellos según se acercaban. Era Draco. A su lado un hombre, cuya cara me resultó bastante familiar.

<<No...>>

Era el hombre de mis pesadillas.

Draco paró, tomando distancia mientras el otro hombre avanzaba hacia mí. Yo, de rodillas, ya había dejado de sentir el frío en mis piernas.

— Poco a poco, lo perderás todo... Todas y cada una de las miserables personas que te importan, acabaran muertas — Habló en un susurro escalofriante mientras andaba a mi alrededor —. Te reservaré a ti para el final. Contemplarás como se desvanece el brillo en los ojos de aquella gente a la que tanto amas.

Draco liberó una carcajada ronca. Se arremangó. Podía escuchar el siseo de una serpiente que Malfoy llevaba tatuada en su brazo. Por un momento, me pareció ver cómo la tinta en su tatuaje cobraba vida. Los escuché reír cuando todo a mi alrededor de desvanecía conmigo, teletransportandome a mí, junto a ellos, a un lugar que no había visto en la vida.

La frágil y lúgubre luz del lugar iluminaba las cuatro paredes de una pequeña sala llena de gente que vestía de negro. Todos contemplaban algo. Un ataúd abierto. Me picaba el cuero cabelludo y me costaba respirar. Temblorosa, me puse en pie y a paso dubitativo, avancé hasta el . Contuve la respiración y sentí como el corazón se me paraba momentáneamente, para después comenzar a latir de nuevo a una velocidad fatigosa.

El sueño llegaba a su fin conmigo dentro de un ataúd blanco, adornado con rosas tan rojas como la misma sangre.

Era un funeral. El mío.

Entre la gente, Draco y el hombre miraban sonrientes, vestidos con un smoking negro, asegurándose de que cumplían su propósito. Verme muerta y enterrada.

Sueños así me martirizaban día tras día. Tenía que actuar, debería acudir a alguien, pero ¿a quién?

***

Llegaba tarde a defensa contra las artes oscuras. Mis zancadas resonaban por todos y cada uno de los rincones del castillo. Veía la puerta que daba paso al aula donde se impartía la asignatura. De lejos, se podían escuchar los tacones de Umbridge pateándose la clase para adelante y para atrás. Me quedé en el umbral de la puerta, vacilando en entrar. Cuando finalmente me decanté porque no quería escuchar la aguda e irritante voz de Umbridge reclamándome explicaciones, di media vuelta, dispuesta a irme de nuevo a la biblioteca.

Till The End [Draco Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora