Capítulo 5

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Aquella noche fui a mi cama, cerré las cortinas y me escondí bajo las sábanas. El rostro de Blaise me acechaba tras la oscuridad de mis parpados. Su lasciva voz retumbaba por mi cabeza y durante unos días no pude escuchar más que eso. Pensé en contárselo a alguien, pero nadie iba a creerme; era su palabra contra la mía, y aunque lo hicieran, eso solo lo provocaría más, por no mencionar el revuelo que surgiría en el colegio. Preferí guardármelo para mí, a pesar de haber tanteado la opción de que él no lo habría hecho.

No, era demasiado estúpido, incluso para él.

Falté a clase durante dos días, y por suerte, nadie estuvo allí para juzgarlo, ni siquiera Pansy, que al parecer se había tomado unos días para ir a casa. No pude remediar el miedo que me obligaba a quedarme encerrada en el cuarto. La sola idea de verle la cara me revolvía las tripas, pero no podía retrasar lo inevitable. Tendría que acabar pasando. Levantaría muchas sospechas si faltaba un día más. Tenía que hacerlo y para ello, me mentalicé de que no podría hacerme nada en público.

Hice lo imposible por ocultar moratones y marcas que dejaban al descubierto su hazaña, sin embargo, no conseguí más que disimularlas un poco con una bufanda para los hematomas que me rodeaban el cuello y mi propio pelo para cubrir los rasguños en mi cara. En cuanto a las muñecas... creí que nadie se fijaría lo suficiente en mí como para notarlo.

Una vez completamente segura que nadie sospecharía nada comencé a lo que pretendía hacer de ello un día normal.

***

La primera clase; Herbología, asignatura que no compartía con Zabini, pero si con Draco. No era una de mis mayores preocupaciones en ese momento, ni siquiera había pensado en él con todo lo sucedido.

Entre en la clase, lo que en realidad era un enorme invernadero, con una larga mesa rodeada de sillas. Me senté en una de las esquinas, lo más apartada posible. A mí lado una simpática Ravenclaw me miraba sonriente.

La gente terminaba de tomar asiento cuando él entró por la puerta. El murmullo concluyó. Nadie, tan siquiera la profesora, se atrevía a mirarlo mientras caminaba hacia aquí. Lo que me dio a pensar en las veces que había humillado a cada uno de los presentes.

Tal vez tomaría siento al lado de Millicent Bulstrode... no, pasó de largo. Justo dos asientos más allá estaba Nott, asique... no, tampoco.

Su mirada se topó con la mía y pronto supe no estaba contento. ¡Oh, maldición! Se dirigía hacia aquí. No podía ser, no había sitio. Tendría que dar la vuelta.

El rubio engreído se acercó a la Ravenclaw sentada a mi lado. Dio dos ligeros sobre su hombro. No le hizo falta hablar, su mirada ya dejaba claro su mensaje; fuera de aquí. Fingí una suma concentración por el artículo sobre el Geranio Comilludo de mi libro mientras sentía el peso de su mirada en mi espalda. Draco seguia mirándome cuando la chica que recordaba como Annie, recogió sus bártulos. Su hombro rozó contra el mío cuando de sentó, lo que para mí supuso mera coincidencia. Me picaba el cuero cabelludo, estaba nerviosa.

— Hola — hablaba dando la espalda a la clase. La profesora lo vio, pero no dijo nada y la insulté en mi fuero interno. ¿Qué pasa, que el rey de Slytherin que tenía inmunidad absoluta con todos os profesores o que?

— Hola — Mi voz sonaba estable, dentro de lo posible. Eran avances, se mirase por donde se mirase.

— ¿Dónde has estado estos días?

Incómoda, traté de buscar una respuesta que no provocara demasiadas dudas y difícil de rebatir.

— Estuve enferma — Concluí con un tono de voz que daba el tema por zanjado. Pero él no desistió.

Till The End [Draco Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora