Capítulo 19

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La mirada de Malfoy estaba perdida, y supongo que al igual que yo, no tenía muy claro lo que estaba sucediendo. Se sentó en la cama, apoyando los codos en sus rodillas y escondiendo su rostro entre las manos. Balbuceaba palabras sordas sobre la palma de sus manos. He de admitir que esa no fue la reacción que me esperaba. Me lo imaginaba regodeándose por ser el primero en entregarme, su favorito por haber llevado a cabo el cometido a la perfección.

— No puede ser... —  Murmuró un par de veces, aún cabizbajo entre lo que me parecieron pequeños sollozos. Creí estar perdida en un sueño nuevamente, porque lo que estaba pasando no tenía ningún sentido. ¿Por qué reaccionar así cuando se había tomado tantas molestias para hacerme la vida imposible? Tenía que haber una razón oculta, un motivo más creíble que el discursito barato e improvisado de Malfoy. ¿Sentir algo por mí? Cualquier otra excusa sería más probable que tal fanfarria.

Mi cabeza comenzó a recrear de nuevo la falacia de Draco, y por un segundo, casi me dio pena. Casi.

— Entonces — el silencio fue interrumpido por su temblorosa voz — , la historia era cierta... existe un primogénito.

Me observó de arriba abajo con una angustiosa mirada. Ver su rostro demacrado era algo que, muy a mi pesar, no pude soportar y me obligué a apartar la vista.

— Jane — llamó y lo miré dubitativa. Avanzó cuidadoso hacia mí. Mis pies anclados en el suelo me impedían moverme y pronto descubrí porqué. Estaba exorbitantemente ocupada mirándole directamente a los ojos, esos ojos que me sustraían el aliento. Sujetó mi barbilla, cerciorándose de que no apartaba la vista. El simple tacto de sus dedos me hizo temblar y me quise golpear por ello — No voy a permitir que se acerquen a ti, ¿me has oído? Por encima de mi cadáver.

Abrí la boca para rebatirle. Quería llamarlo mentiroso y falso. Quería que se enterase de que no me creía una sola palabra de lo que estaba diciendo, que solo me parecía un cobarde escondido tras un lujoso apellido, pero justo entonces se abrió la puerta. Cuando Zabini nos vio juntos se aproximó con vivacidad. Me quedé sin aliento cuanto en menos de un segundo, había apartado a Draco de un envite. Aquel empujón no sirvió para tirarlo al suelo, pero si para alejarlo unos pasos.

No supe hasta aquel entonces que Malfoy escondía una bestia en su interior, lo advertí en el momento en el que dirijo esa mirada animal a Blaise, quién me sujetaba de forma protectora.

— Aléjate de ella — Gruñó Draco entre dientes en un tono irreconocible. No sabía con certeza lo que estaba ocurriendo. Me sentía como un gladiador romano, a punto de ser devorado por dos leones enfrentados uno contra otro. Se suele decir que es la fantasía de toda chica, ''dos hombres peleando por conquistar su corazón'', no obstante, eso no fue tal y como lo pintaban. Tan solo quería salir de ahí antes de que la presión terminara de abatirme.

— No te las des de héroe Malfoy, ambos sabemos que estás demasiado lejos de serlo. No empieces algo que no podrás terminar.

En los labios de Draco se delineo su media sonrisa.

— Un buen consejo, uno que tu llevas a raja tabla, ¿no Blaise? — Conocía a Draco lo suficiente como para saber que ya se habría abalanzado contra Zabini, sin embargo, había algo que se lo impedía. Parecía tener una gran lucha interior y por uno segundos deliberó a fondo sus posibilidades. Creo que aún puedo oír cómo le rechinaban los dientes a un Zabini a punto de perder el control. Tenía que sacar a Blaise de allí antes de armar un escándalo y hacer que todo el colegio se enterase de quien era yo en realidad.

Posé la mano sobre el pecho de Zabini. Estaba ardiendo y pude sentir su desenfrenado corazón latiendo contra mi mano.

— Vámonos, Blaise — Rogué desesperada por perder a Draco de vista. En un primer momento creí que no me había escuchado y temía que ambos se enzarzaran en una pelea. Para mi tranquilidad, Blaise accedió y abandonamos el cuarto, dejando a Draco atrás, sintiendo el peso de su mirada en mi nuca.

— Espero por tu bien que no se te ocurra volver a tocarla un pelo — Amenazó Draco en un susurro inquietante. Requerí todo mi autocontrol y mi odio hacia Malfoy para no mirar hacia atrás. Me mordí la parte interior de la mejilla, y tras unos infernales segundos, lo dejamos atrás.

— Jane, espera —  Vociferó Zabini por el pasillo mientras me alejaba de él a paso ligero. Una lágrima traicionera me recorrió la mejilla y me renegué a parar. El tatuaje de Draco se repetía continuamente en mi cabeza. ¿Cómo había podido?

Aun por aquel entonces no lograba comprender como podían existir seres tan horribles y crueles, capaces de desquiciar y torturar a una persona hasta la luz de su último amanecer. Era algo que estaba totalmente fuera de mi comprensión.

— Jane, para — Zabini se interpuso en mi camino — ¿Estás bien?

¿No era obvio que no lo estaba? Lo que había comenzado con una única lágrima se había convertido en un río de desesperación.

— Sí, estoy que no quepo en mi de gozo — puse los ojos en blanco — ¿¡por qué preguntas algo que es evidente?! — Estaba siendo borde, pero bien poco me importaba. Sólo quería desaparecer puesto que no solo mi realidad apestaba, también mi ilusión.

— Tienes que tranquilizarte.

Menudo genio estaba hecho. No sé que hacía estudiando con lo listo que era (nótese el sarcasmo).

—   Tengo que tranquilizarme... He pasado el peor año de mi vida. Primero con la noticia de mi ingreso a Howgarts, después toda la mierda con Parkinson. Después... ¡¡¡DESPUÉS ME JODISTE LA VIDA!!! Me enteré de que tengo un padre loco y malvado que quiere matarme. Me pasé semanas inconsciente y mira que casualidad, que detrás de todos los infortunios estás tú como el foco de todo, ¿¡y quieres que me tranquilice?!

— Yo...

— ¿¡TÚ QUÉ?! —  esperé unos instante antes de continuar bajo la culpable mirada culpable de Zabini — desapareciste después de que despertara. ¿Acaso tenías miedo a lo que pudiera preguntarte? ¿No tenías más bulos que contarme? 

— Lo entiendo, de veras, pero tienes que creerme. No son bulos. Tengo pensado contártelo toda la verdad, pero no ahora... — Bajó la voz — No aquí.

— En que estás pensando Blaise, ¿otra escapadita al bosque? — Dije en una carcajada y por un momento pensé que estaba loca por pasar del llanto a la risa.

— Hablo en serio, Jane.

— Yo también. No sé que es lo que me quieres ocultar, pero te aseguro que lo descubriré.

Y dicho eso me fui.

***

<<Teme a quien te teme, aunque él sea una mosca y tú un elefante>> la frase que me harté de escuchar cuando era pequeña. Mamá me la repetía a todas horas, y nunca le hallé el sentido hasta aquella noche. ¿Por qué querrían eliminarme a toda costa? El causante de todo está embrollo, mi padre, quería deshacerse de mí ¿tal vez por miedo a aquel yo pudiese deshacerme antes de él?

¿Cómo podría lograr vencerlo? No tenía ni el poder ni el conocimiento suficiente para conseguirlo. No hacía falta ser muy listo para adivinar quién vencería en un duelo. Necesitaba ayuda, pero ¿a quién acudir? ¿Quién podría ser lo suficiente hábil? ¿En quién confiaría cuando apenas me fiaba de la persona con la que compartía cuarto?

Till The End [Draco Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora