Capítulo 25

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Sin siquiera pensar en voltearme para atestiguar que aquella voz era de Draco, me levanté de la cama y prácticamente me abalancé contra las cortinas, corriéndolas en un solo movimiento. La vaga luz de la noche se filtró en el cuarto, proporcionando al la estancia un ambiente gélido y tenebroso. Aún con el corazón a mil me armé de valor para enfrentar cara a cara a Draco. 

El tenue rastro de una sonrisa iluminó su rostro.

— ¿Qué narices haces aquí? — Hablé algo más alto de lo normal teniendo en cuanta las horas que eran. Miré por encima de su hombro para comprobar que tal y como cuando me acosté la cama de Pansy seguía vacía.

— He venido a ver qué hacías — Su tono despreocupado hizo que me hirviese la sangre.

— ¿Qué te parece que puede estar haciendo una persona normal a las —mire el reloj en la mesilla — dos de la madrugada?

A juzgar la manera en la que se sonrió supe que nuestros pensamientos tomaban rumbos diferentes.

Cada palpitación suponía un pinchazo doloroso en mi pecho. Me llevé la mano a la llama latente y traté de respirar con normalidad.

— Joder, me has dado un susto de muerte. Te tomaba por otra persona — Su rostro divino se puso repentinamente serio.

— ¿Esperabas a alguien más?

De hecho sí, a mi padre ávido de sangre. Me estrujé las meninges en busca de una escusa. Pasar por la vergüenza de tener que admitir que volvía a tener pesadillas lo veía innecesario, además de estúpido.

— ¿Qué has estado hablando esta mañana con Potter? — Inquirió de pronto. No tenía planeado contarle a nadie la disculpa de Harry ni tampoco lo sospechosa que esta resultaba, y mucho menos a Draco.

— Eso no es de tu incumbencia — Espeté con los brazos en jarras. Un lado de su boca se elevó en media sonrisa.

El aire estaba cargado de tensión y rabia mutua. Cuando dejé el cabreo que sentía a un lado me centré en él y caí en la cuenta de que estaba sin camiseta, con las sábanas (mis sábanas) hasta las caderas. Dios sabe que escondía debajo...

Por muy enfadada que estuviera con él jamás me privaría de las vistas tan espectaculares que su cuerpo siempre me brindaba. La tersa y suave piel de su torso se amoldaba a sus músculos de una manera colosal, marcando cada movimiento a la perfección. Y sus brazos... esos atléticos brazos que susurraban mi nombre y me tetaban a acurrucarme entre ellos...

— ¿Ves algo que te guste? — Sus ojos se mofaban de mí. Me ardía la cara y el rubor de mis mejillas me llegaba hasta el cuello. Di lo mejor de mí para parecer indiferente, pero entre todas las cosas que podría haber hecho, comencé a tartamudear. Su sonrisa cargada de prepotencia me recordó a la misma sonrisa que tenía la primera vez que lo conocí. Esa sonrisa que me sacaba de mis casillas.

— Cretino.

Fingió estar dolido y se llevó la mano al pecho.

— No pagues conmigo tus frustraciones, no es culpa mía que Potter te haya dejado plantada.

Me quedé de piedra por unos instantes. ¿Qué le había llevado a pensar que lo esperaba precisamente a él? Fuera como fuese era preferible que pensase de ese modo y no que supiera que tenía más de una razón para desconfiar de Harry.

La falta de respuestas (más bien insultos) por mi parte llevó a Malfoy por un camino del todo incorrecto, creyendo así que no había hecho más que confirmar lo evidente. O al menos, lo evidente para él. 

Till The End [Draco Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora