Capítulo 20

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Aquella mañana recibí una carta en la hora del desayuno. No era día de correo, por lo que una carta era motivo de alarma, sobre todo si tenía el nombre completo de mamá escrito en la solapa. Esperé unos segundos para salir del gran comedor. Me levanté, y sin más demora, hice mi camino hacia la salida.

Si quieres que tú madre siga respirando reúnete conmigo en el bosque esta noche. Ven sola y no se te ocurra decírselo a nadie.

La cabeza empezó a darme vueltas.

Mamá, tenían a mamá. No podía permitir que sufriera ningún daño por mi culpa. Mi primer impulso fue correr hacia Dumbledore, pero no podía hacerlo. Todo lo que le ocurriría a mamá a partir de aquel día era mi responsabilidad. Las opciones eran escasas, debía acudir al encuentro. En aquel momento mi seguridad carecía de sentido, solo importaba ella.

— Aquí estás — Suspiró Pansy. Me sobresalté y escondí la carta en el bolsillo de la túnica en un acto reflejo. Mi rostro aún mostraba la conmoción de la impactante nota — ¿Estás bien?, parecías preocupada antes.

— No solo era que... — Tartamudeé mientras buscaba desesperadamente una excusa.

— Mira sé que estás pasando una mala racha, pero...

— No tienes ni idea, así que deja el rol de amiga del alma y olvídame. Te recuerdo que nos odiamos.

Se sorprendió.

— Yo no te odio Jane, quiero ser tú amiga — Me reí en mi fuero interno.

— Yo no puedo ser amiga tuya, no después de... — Comencé antes de poder controlar lo que estaba diciendo.

— ¿De Draco? — Había dado en el clavo, pero jamás lo admitiría, al menos no delante de ella.

— No soy cómo tú, vale Parkinson. Mi mundo entero no se tambalea por ningún chico, y menos por él. No necesito depender del amor espontáneo de nadie. No soy una pánfila loca por la gran farsa que es el amor. El amor es un cuento de hadas acabado con perdices porque lo que viene después no se puede contar.

Sus ojos comenzaron a aguarse, pero no me importó.

— Las mentiras, las traiciones, los abandonos. El amor no es real, es sólo una artimaña que utiliza la gente cruel para hacer daño. Entérate de una vez.

Me alejé lo más rápido que puede, pensando que me seguiría y me vería obligada a echar a correr, pero gracias al cielo no lo hizo. Sabía que había sido dura, no obstante, era mejor así. Quien se acercaba a mí salía mal parado y no estaba dispuesta a tolerar que nadie más sufriera ningún daño por mi culpa. Si me borraban del mapa aquella noche quitaría de problemas a muchos de los que trataban de solucionármelos.

Nadie podía arreglarme.

El tiempo de las clases pasaba mortalmente lento, las horas muertas eran cada vez más pesadas. Me gustaría haberme despedido, no obstante, estaba segura de que eso no haría más que empeorar todo dadas las circunstancias. Había que cortar la situación de cuajo, y ¿qué mejor que lo hiciese la gente que me quería muerta a toda costa? Así ahorraría a alguien el mal trago de escucharme suplicar.

La hora acordada estaba cada vez más cerca y a medida que ésta lo hacía, los nervios incrementaban.

Afortunadamente, Malfoy no había ido a pociones aquel día. Últimamente apenas se dejaba ver por clase. Estaría demasiado ocupado fanfarroneando con sus nuevos ''amigos''. La bilis me recorría la garganta cada vez que recordaba cada beso o caricia. Las miradas vacías y las palabras ilusorias. Ya nada de eso tendría más importancia. Adiós al dolor de corazón. Todo lo sucedido los meses atrás no tendría más sentido si todo concluía aquí, pero supongo que tampoco me importaba.

Till The End [Draco Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora