Su presencia me sorprendió, sin embargo, no fue el total causante de mi asombro. Se me cayó el alama a los pies cuando lo inspeccioné por segunda vez, creyendo que se trataba no más que de un producto de mi desesperada imaginación.
No lo era. Draco estaba allí. Era real. Mis pulmones se esforzaban por volver a alimentarse de aire, sin lograr vencer la presión que los exprimía. La imagen que tenía ante mí era desastrosa. Mis temores se habían hecho realidad; Draco no era el mismo.
Su demacrado aspecto sacudió a un lado el odio y el resentimiento que tenía hacia él. Las palabras hirientes, los sucios recuerdos en la sala común... quedaron reducidos a la nada. En mi interior ahora reinaban la compasión y la pena.
Sentí la necesidad de acariciar su rostro, y tal vez de una caricia borrar las arrugas de su ceño. De un beso curar esos labios secos y de un susurro, poder devolverle el color a esa anémica piel. Ansiaba con todas mis fuerzas poder ayudarlo, pero no sabía cómo.
Unas lágrimas cristalizaron mis ojos. ¡Cómo dolía verlo de aquella manera!
— Draco — susurré en un endeble murmuro, pensando que el simple hecho de pronunciarlo me haría más fuerte.
La tensión de sus hombros desapareció y mi reacción pareció aliviarlo. Su mirada ya no era tan dura.
— Pequeña...
Y sin poder remediarlo, me arrojé a sus brazos, escondiendo la cara en su pecho. Él me acogió, estrechándome de un modo casi doloroso. Había fantaseado en secreto con este momento. Después de casi una semana sin poder verlo, me sentía aún más perdida. Incluso me llegué a sermonear a mí misma por haber permitido flaquear, y haberme arrojado de nuevo a la oscuridad, allí dónde me había resignado a guardar mis sentimientos hacia él.
— Estás temblando — Balbuceó sobre mi pelo. Su voz ronca penetró en mi piel y quemó mis venas. Mi vientre cobró vida y palpitaba al compás de su voz.
Salí de mi escondite, solo para darme el lujo de poder perderme en su iris.
— Has estado mucho tiempo fuera.
Besó mi frente con una pausada caricia.
—Sólo han sido seis días.
— A mí se me han hecho eternos.
Su mirada cayó al suelo por unos instantes para después volver a conectar con la mía. Entonces lo vi. La angustia y el sufrimiento que dominaban su alma. El dolor en su mirada.
— Lo siento.
Su frágil disculpa abrió una grieta en mi corazón. Esas dos palabras no solo justificaban su repentina marcha, sino que también englobaban el resto de factores que nos había llevado a los dos por el mismo camino. Sucesos dolorosos y casi imperdonables.
— Siento mucho todo lo que te he...
Negué con la cabeza.
— No quiero hablar de ello... ahora no.
No me encontraba en condiciones físicas para mantener esa conversación, aunque ya sabía que tarde o temprano tendríamos que hacerlo. Unió su frente con la mía y respiró hondo, queriendo perderse en la esencia de mi perfume. Cerré los ojos y cobijé mi cuerpo en el suyo. Las delicadas caricias de sus manos recorriéndome toda la extensión de mi espalda hicieron que me olvidase de dónde y por qué me encontraba allí.
— Tienes la mano herida — De pronto sentí un agudo pinchazo bajo el vendaje.
La embriagadora sensación desapareció. El estómago me dio un vuelco. No quería contarle a nadie lo liberada que me había sentido la noche anterior, y tampoco sentía el suficiente valor para mencionar lo culpable que me sentía por ocultarlo.
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Till The End [Draco Y Tú]
FanfictionEl día 2 de mayo de 1998, yo morí. Ahora, donde quiera que sea este sitio en el que estoy, recuerdo los últimos minutos de vida como algo incalculablemente preciado. Nunca habría imaginado que podría haber muerto de aquel modo; con Draco sujetándome...