Por muy sumida en que estuviera en el sueño, sentía a alguien caminando de un lado a otro cerca de mí. Sus suspiros silbaban por la estancia cada vez más inquietos. Escuché varios improperios murmurados, fue entonces cuando decidí que ya era hora de despertar.
Hice frente a la bruma que me acorralaba en la negrura de mi sueño, y poco a poco fui abriendo los párpados. Una fría corriente me erizó la piel, y el olor a humedad iba siendo cada vez más intenso. Los rayos de sol me cegaron momentáneamente. El rey de los astros se escondía tras las majestuosas colinas que lo custodiaban mientras la noche se cernía sobre Hogwarts.
Meneé primero los dedos de los pies que los sentía congelados, y me hormigueaban al mínimo movimiento. Sentí un leve mareo al intentar reincorporarme.
— ¿Dónde estoy? — Balbuceé. La intensa iluminación me impedía distinguir los objetos de mi entorno. Cerré los ojos con fuerza y con una mano me protegí de la luz. Me aventuré a probar de nuevo y echar un vistazo a aquel lugar, cuando me topé con su, y pronto las incógnitas comenzaron a formularse en la cabeza.
Pansy tenía razón, Draco no era el mismo. Había perdido peso, su piel marfileña no brillaba como de costumbre, y dos círculos negros dejaban rastro bajo sus ojos apagados. Quería levantarme y bombardearlo a preguntas, pero su mirada cargada de rabia hizo que las palabras muriesen en la punta de mi lengua. Los pesos de sus ojos grises casi sin brillo me taladraban el pecho.
Las palabras de Zabini hacían eco en mi cabeza, torturándome a cada momento. Casi sentí lástima por él.
— ¿Qué ha pasado? — Inquirí con más seriedad con la que me solía referir a él. Sabía que escondía demasiados secretos bajo esa gélida mirada que me contemplaba.
Los pinchazos que me martirizaban el cerebro rozaban lo insoportable, el frío se me había colado en los huesos y estaba muerta de hambre. Dejé mis lamentos a un lado y contemplé llena de ira el rostro neutro de Malfoy.
— Te he hecho una pregunta.
— No sé lo que ha pasado, esperaba que tú me lo contaras — Se metió las manos en el pantalón de traje negro que llevaba puesto.
Las declaraciones de Zabini la última noche que recuerdo no hacían más que fortificar mi desconfianza hacia Draco. Rumié las palabras de Malfoy, tratando de encontrarlas en mensaje oculto, sin embargo, no hallé nada. Oscuros, y recientes acontecimientos trastornaban la vida de Malfoy, eso era palpable a la distancia.
— Me caí por las escaleras — Aseguré firmemente aferrándome a la versión de Zabini, la única que tenía hasta el momento. Draco entre cerró los ojos en aire pensativo y enseguida supe que mi respuesta no le había contentado del todo, sin embargo, no presionó.
— ¿Qué tal está Potter? — Pronunció su nombre con más repugnancia de la que normalmente solía manifestar en cuanto a Harry se refería — He visto que ahora pasas mucho tiempo con él.
<<¿De verdad?>> La voz irónica de mi mente me hizo gracia. Puede que hubiese estado semanas inconsciente, pero eso no significaba que olvidaría todo de un plumazo. Hubo un momento en el que Harry desconfiaba de mí, lo que me llevó a pensar que seguramente me tendría como una amenaza a la que mejor mantener alejada. Sin embargo, algo lo había hecho volver a mi lado el día que desperté.
No me consideraba una persona demasiado lista pero no podía obviar aquella vocecita que me susurraba que Harry escondía un gran secreto. ¿Dónde encajaba yo en él? Era una cosa que aún quedaba por resolver, pero mientras tanto, mejor mantener a Draco al margen de la situación. Meditándolo fríamente, que Draco pensase que Harry y yo éramos buenos amigos me supondría cierta ventaja y sería la primera vez desde que lo conozco que andaría dos pasos delante de él. De modo que no cambiaría de estrategia.
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Till The End [Draco Y Tú]
FanfictionEl día 2 de mayo de 1998, yo morí. Ahora, donde quiera que sea este sitio en el que estoy, recuerdo los últimos minutos de vida como algo incalculablemente preciado. Nunca habría imaginado que podría haber muerto de aquel modo; con Draco sujetándome...