Estaba que echaba humo porque el plazo de tiempo que nos había dado Slughorn para terminar una poción era exactamente de media hora y apenas habíamos empezado. Neville y yo habíamos tratado de explicarle que resultaba difícil, por no decir imposible, terminar una tarea que se supone que debería de ser de tres personas cuando solo estábamos dos. Obviamente, Katie Bell no tenía la culpa de ello. Según tenía entendido, estaba lo suficiente débil como para no poder salir del hospital.
Cuando el profesor nos dio como contestación una frase tan baladí como ''en esta vida nada es imposible sin nos esforzamos al máximo'' desistimos y empezamos a encajar la baja calificación que nos esperaba.
Entre toda la agitación que había en clase, me di cuenta de que Draco había vuelto a faltar. Habían pasado tres días desde la última vez que hablé con él. Detestaba admitirlo, pero había estado demasiado pendiente de él durante aquellos tres días. Nadie había notado el tremendo bajón que había pegado Draco de un año a otro, y mucho menos conocían la verdad detrás de todo aquello.
Sin embargo, esta vez algo en él se veía diferente. Había perdido mucho peso y el color de su piel era más pálido que nunca. Apostaría la cabeza que estaría al mismo nivel de color que una cebolla.
Además, desde que volvió, apenas hablaba con nadie.
Algo tenía a Draco preocupado.
— No hay manera de acabar esto en media hora — Murmuró Neville releyendo la página del libro señalada por Slughorn.
Miré el reloj de la pared.
— En realidad, solo faltan doce minutos.
— Aceptémoslo, no hay manera de quitaros la mala racha de encima.
<<Ni que lo digas>>
— En fin, sé diferenciar una causa perdida cuando la tengo delante — Cerró el libro y se concentró en mí — Y ahora bien, ¿qué es lo que te preocupa?
— ¿A mí?
— Ni se te ocurra hacerte la loca conmigo, te conozco de sobra y sé que algo te ronda la mente.
La desaparición de mi padre. Las extrañas pesadillas. La estúpida rosa. Las ideas de rebelión que Dumbledore implantaba subliminalmente en mi cabeza para así hacer frente al ser humano que un día puso la semillita para concebirme. Draco y sus cambios repentinos de humor. Astoria y las amenazas verbales. Ginny y medio Hogwarts arrancándome la cabeza en sueños. Sí, desde luego tenía un par de cosillas rondándome la mente.
— No me pasa nada, paranoico — Dije, optando por la vía más sencilla para todos.
— Claro, y ¿por qué tienes cara de estar oliendo a mierda todo el día?
No pude remediar soltar una pequeña risita.
— Es una gran estupidez que me preguntes esto estando en clase de pociones. Por todos es sabido que probablemente es una de las aulas con peor olor del castillo.
— Sí... tal vez sea por la humedad.
— Hum, yo lo achaco más a las colas de rata podridas que hay en esa estantería.
La mueca de Neville al divisar las putrefactas extremidades a las que me refería fue graciosa.
— Dejando a un lado el olor nauseabundo de esta aula, y los ingredientes tóxicos que hay en ella, quiero decirte que si necesitas algo, lo que sea, me tienes aquí. Menos sexo, lo que quieras.
Puse los ojos en blanco. ¿Desde cuándo era Neville tan bromista?
— Genial. Acabas de cargarte el momentazo de ''mejor amigo del alama''.
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Till The End [Draco Y Tú]
Hayran KurguEl día 2 de mayo de 1998, yo morí. Ahora, donde quiera que sea este sitio en el que estoy, recuerdo los últimos minutos de vida como algo incalculablemente preciado. Nunca habría imaginado que podría haber muerto de aquel modo; con Draco sujetándome...