Abrí los ojos presa del pánico. Pronto sentiría la almohada bajo mi mejilla y el pelo todo enmarañado. Sería ahí cuando me reiría de mí misma por haber tenido un sueño tan ridículo como aquel; ¿yo maga?
Me incorpore cuando una luz mucho más intensa que la de mi cuarto abrasaba mis retinas. Tardé unos segundos en acostumbrarme a la nueva iluminación, y cuando lo hice, las ganas mortales de darme un pellizco en el brazo me asaltaron. ¿Dónde estaba mi lámpara de flores, mis paredes amarillas viejas y mi poster de Harry Styles favorito? En vez de verme rodeada por mis cosas, lo estaba por completos desconocidos. Aunque, a decir verdad, ya los había conocido en mi sueño. Porque era un sueño ¿verdad?
Seguía en el compartimento. Tenía la cara húmeda y pequeños mechones de pelo empapados pegados a mis pómulos. La chica rubia de pelo hasta la cintura sujetaba un vaso vacío y me miraba expectante.
Busqué a Ginny con la mirada. Estaba junto a Neville y ambos compartían la misma expresión neutra. Sus rostros marfileños se podían camuflar con facilidad con las paredes claras del habitáculo.
— Siento lo del agua. No había manera de despertarte — explicó Luna.
— ¿Estás bien? ¡Dios, me has dado un susto de muerte! ¿Necesitas que llamemos a alguien? Si quieres podemos...
— Estoy bien, Ginny — me apresure a contestar mientras me ponía en pie con una mueca lastimera —, no te preocupes.
— ¿Qué acaba de pasar? — La voz de Neville sonaba estrangulada. Era una buena pregunta. Divagué entre mis opciones por unos momentos. No quería empezar el curso con comentarios cómo <<La nueva que oye voces se va cayendo por las esquinas>>
— Sera un bajón de azúcar — le resté importancia — También... ya sabes, los nervios.
Sabía que no había sido un simple bajón de azúcar, pero tampoco tenía muy claro que acababa de suceder. En ese preciso instante el irritante sonido de las ruedas de un carrito ocupo el tajante silencio.
— Aguarda un segundo — murmuró Neville. Miró en el bolsillo de sus pantalones con el entrecejo fruncido. Relajó los hombros cuando sacó cuatro monedas doradas.
>> ¡Espere! Deme unas ranas de chocolate, por favor — La anciana asomó su diminuta cabeza por la puerta, y entrego a Neville lo solicitado.
— Muy bien cielo, esto haría un total de un galeón — Concluyó la mujer posando una furtiva mirada en mí —. ¿Te encuentras bien, cielo?
— Sí, solo es... un bajón de azúcar.
***
Con las túnicas puestas parecíamos recién salidos de una secta, ''Los defensores de la luz cósmica''. El tren volvió a emitir ese cargante pitido después de una brusca frenada. Del andén nos desplazamos hacia unas carrozas en las que montamos nosotros cuatro y otros dos chicos que ninguno de nosotros parecía conocer.
El viaje se me hizo corto, seguramente gracias a que la mayor parte de la travesía me la pasé alucinada. Cuando finalmente asimilé que los carruajes tenían vida propia, alcé la vista al frente.
<<Joder>>
A escasos cien metros, un inmenso castillo se postraba ante nuestros ojos. La construcción estaba formada por diversas torres, cada una con diferentes alturas, pero todas ellas imponentes por igual. En la puerta del castillo, un señor mayor nos esperaba con su gato. El hombre sujetaba un pequeño farolillo, con el que a duras penas se veía algo.
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Till The End [Draco Y Tú]
Hayran KurguEl día 2 de mayo de 1998, yo morí. Ahora, donde quiera que sea este sitio en el que estoy, recuerdo los últimos minutos de vida como algo incalculablemente preciado. Nunca habría imaginado que podría haber muerto de aquel modo; con Draco sujetándome...