Capitulo 2

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El juego comienza

—¡Ayuda!.

—¡Fuego!.

—¡Auxilio!— chillán desde lejos, gruñó tapándome los oídos con la almohada para no seguir escuchando tanto griterío.

—¡Help!.

Pero al parecer no vale la pena intentarlo, a regañadientes intento a despegarme de la cama pero mala suerte de la mía me enredo con la sábana y terminó cayéndome al suelo.

Boom*

—Auch— me quejo sobando mi cabeza.

Genial, justo en el primer dia en otro país.

Alzo mi mano buscando mi celular, miro la hora 6:15 Am de la mañana se despliega nublando la vista. Coloco mis adorables pantuflas de osito, quitó el seguro de pestillo del dia anterior que lo coloque, no quiero uno de los chicos comienzan a entrar a la regalada gana en mi cuarto. Salgo de mi habitación hecha furia, bajo las escaleras dando zancadas hasta llegar el último escalón.

—¡Cuidado!.

Advierte alguien sintiendo un líquido helado mojarme de pies a cabeza, quitó algunos mechones rebeldes de mi cara para encarar a estos bobos.

Demasiado tarde.

—Se puede saber qué demonios estaban haciendo.

Exclamo irritada y tiroteando del frío, no tengo tanta ropa que me cubra de mi cuerpo recién mojado. Encuentro nada mas y nada menos que con los chicos quienes han dejado un desastre en la cocina, prácticamente quemaron la estufa. Podría observar con facilidad la harina esparcida en el suelo o en el cuerpo de los Idiotas, me miran con terror escondiendo cada utensilios en sus manos, ahora que lo pienso seré la única madura en esta casa.

Si claro.

—Pues... haciendo el desayuno— responde Nat un tanto nervioso.

—No me parece— digo lentamente pasando saliva a mis labios por falta de hidratación.

Por lo menos apagaron el fuego o eso intentaron hacer. Escucho pasos resonar detrás de mi espalda ya me imagino quien es el que se aproxima.

—Buenos... ¿ay que te paso?— pregunta James frunciendo el ceño, señalo con mi dedo a los inútiles presente —¿Qué hicieron?— dijo cruzándose de brazos esperando una buena explicación.

—Pues el desayuno— contesta Luca encogiéndose de hombros.

En respuesta solo arruga la nariz.

—La próxima— negó al instante —Mejor dicho nunca vuelvan a pisar o tocar algo en esta cocina, esta es la cuarta vez que la queman— termina diciendo.

—Lo siento— dicen al unisiado sólo niego divertida.

—Al menos limpie este desastre.

Me alejo de la cocina para darme una buen baño caliente. James sigue en pie ahí regañandolos, camino rápido a mi cueva me adentro cerrando la puerta con pestillo. Me acerco al escritorio donde se encuentra mi cel, lo recojo y me lo llevo al baño para poner música y relajarme con la ducha. Sale en aleatorio la canción comienzo a bailar y relajarme, me enjabono y lavo el pelo ya al terminar me enrollo con una toalla, busco en mi armario un short de tiro alto color conche de vino, una camisa holgada blanca, ropa interior y mis preciados converses negros. Ya cambiada cojo mi skate, cel y los audífonos.

Corro bajando las escaleras importando un bledo, si me regañen o no

—Adiós— gritó saliendo de la casa, no espero que me responda el llamado. Voy rodando con mis skate en el vecindario me fijo en las personas quienes se encuentra acá, casi de todo tipo solo que más de clase alta, ruedo los ojos es lo mismo que le gustaría estar mi madre, ridículo.

Al Filo del DescarrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora