Capítulo 43

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Caída

Tristán

—Serás un Hijo de perra, ¡Vuelve aquí!.

Exclamo recordando como se largó apretando a Rose. Lo que más temo es que la lastime, creo que nadie se da cuenta que sigo aquí.

—¡Ayuda!.

Grito moviendo con desesperación, necesito recuperarla.

Minutos pasan y nadie viene a verme donde estaba. Lo que sí me preocupa son los ruidos de los explosivos y balas resuenan en el pasillo, no sé qué demonios está pasando pero no voy a quedarme a esperar sin hacer nada.

Doy una mirada en el gran despacho, recibo una luz brillante cuando encuentro un objeto en el revuelto escritorio hay una especie de estilete, mi tarjeta de salida.

Decidido sostengo mis manos contra la madera, saltó con fuerza hacia arriba destruyendo la silla desplomándose en el suelo de golpe, trato de ejercer mis piernas para inclinarse y levantarse. Al conseguirlo saltó hasta el escritorio, cojo el estilete con la mano derecha, comienzo a desgarrar la soga aflojando y destrozando la cuerda como puedo hago lo mismo de los pies atados.

Guardo el estilete en mi bolsillo del pantalón, desesperado busco entre los cajones si hay otro arma donde pueda utilizar para defenderme si es que me encuentro con alguien. Encuentro un cajón con seguro trato de abrirlo pero esta sellado, maniobró para patearlo con eso lo abro. Me encuentro con una pistola cargada, ahora estoy protegido.

Confiado camino despacio entre los pasillos mirando de un lado a otro buscando la salida. Una silueta de uno de los sujetos que me han metido en el auto corre hacia mi dirección tratando de evitar que me escapé, soy más rápido y lo terminó disparando en el pecho. Corro viendo una salida, no hay nadie en este lugar, solo personas muertas.

Que rayos.

—Aquí estás.

Dice alguien por instinto lo apunto encontrándome con Nick y otras personas más.

—Baja el arma.

Me indica, lo hago mirándolo con desconfianza.

—Que a pasado aquí Nick, si realmente es tu nombre.

—Para empezar rastree la ubicación de Rose y con ello tuve que llamar respaldo.

Indica enseñando a personas desconocidas tipo FBI.

—Ya veo.

Murmuro.

—Y si ese es mi nombre pero en abreviado, mi nombre es Nicolás Bartolo. Por lo que me doy cuenta ya sabes la verdad.

Responde encogiéndose de hombros.

—Si así es, aun así se siente extraño.

Murmuro mirando las personas heridas de los hombres del tal Blake a uno de los autos para arrestarlos.

—No tenemos mucho tiempo, ellos aún no están lejos.

Frunzo el ceño.

—¿De qué hablas?.

—De Rose y Blake, siguen andando ahí.

—Qué hacemos aquí entonces. Vámonos

—Ese es el espíritu.

Dice llevándome aún auto negro, ahí está Nadia y Amelia en unas máquinas viendo el rastreador localizar a Rose.

—No están lejos, la está llevando un sendero cerca de aquí.

Al Filo del DescarrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora